Un nuevo estudio holandés ha concluido que las personas en relaciones del mismo sexo (y en particular las parejas lésbicas) tienen redes sociales más grandes que las personas en relaciones de diferentes sexos.
El estudio me resultó bastante interesante, porque en la comunidad LGBTQ solemos hablar mucho de «la familia escogida». Al menos yo he tenido esa conversación muchas veces con amigos y amigas que forman parte de esta comunidad. Posiblemente porque en mi generación todavía era muy común que la familia tuviera problemas contigo y te dejaran de lado, así que poco a poco ibas haciéndote una familia propia con tus amigos y amigas con los que puedes contar.
La gracia es que este estudio refleja precisamente eso. Que las parejas del mismo sexo tenemos redes sociales más grandes que las que están en parejas del mismo sexo. Pero además, estas relaciones están compuestas por más amigos que familiares de origen. Es decir, que «los grupos marginados emplean estrategias de resiliencia para contrarrestar la exclusión que sufren por su familia«.
La verdad es que vale la pena leer toda la investigación (son solo 23 páginas así que es bastante digerible), pero lo que más me impactó fue una de las conclusiones. Básicamente por que es muy real pero también muy triste:
He demostrado que las diferencias en las redes sociales de las personas en relaciones del mismo sexo y de diferente sexo son detectables en lugares tan tolerantes como puede ser Holanda. Esto nos demuestra que la tolerancia no es igual que la verdadera aceptación.
Igual a mí siempre me gusta quedarme siempre con el lado positivo de las cosas. Que frente a la adversidad, aún si no tenemos el apoyo de nuestras familias, podemos encontrar apoyo los unos en los otros y formar una familia escogida. Una que te apoyará igual o más que una familia de sangre.