Los Mitchells contras las máquinas ha sido una película de esas que te topas sin querer y terminas amando porque ¡te encanta! Hace un par de días Genix y yo estábamos buscando algo nuevo que ver en Netflix y decidimos darle una oportunidad y además de pasar un rato genial ¡nos topamos con una protagonista lesbiana! A eso le llamo yo ganar en la vida señoras. ¿Listas para ganar con nosotras?
Nuestra historia comienza en medio de una familia absolutamente normal. Vamos, que podríamos ser tú y yo sentadas a las mesas con nuestros padres o nuestros hijos, dependiendo de en qué lado de la moneda te encuentres. La protagonista es Katie Mitchell una chica lesbiana que sueña con hacer películas y que ha conseguido entrar en la escuela de cine de sus sueños. Katie tiene un don, es imaginativa, creativa y divertida y eso se nota en sus vídeos que tienen un montón de éxito en las redes.
¿Su único problema? Pues a su padre no le interesa en lo más mínimo la tecnología. Él es más de convivir con la naturaleza y crear las cosas con tus propias manos, así que los dos chocan de manera continua aunque se quieren un montón. ¡Los pleitos en la familia son épicos! Así que en un intento de arreglar la familia antes de que Katie se vaya a la universidad deciden hacer el viaje para llevarla en familia. Lo que no esperaban es que en medio de ese viaje se desatara el fin del mundo.
Sí, los robots comandados por PAL, una inteligencia artificial cabreada, han decidido que los humanos somos bastante molestos y quieren crear un nuevo mundo organizado por ellos en el que abunde el wifi y escaseen los humanos. Para conseguirlo están atrapando a todo el mundo en una especie de cápsulas que recopilan en una nave gigantesca para enviarnos a freír espárragos en el espacio exterior. ¡Miedo!
Nos vendría bien una Mujer Maravilla o una Capitana Marvel para salvarnos, pero me temo que están muy ocupadas así que los únicos héroes que tenemos a mano son ¡Los Mitchells! Un niño obsesionado con los dinosaurios y que ama a su hermana mayor con todo su ser, una mamá optimista hasta la médula pero que no encuentra como unir a su familia, una joven lesbiana que se siente incomprendida y un padre que odia la tecnología, no usa teléfono y no entiende internet.
Lo mejor de Los Mitchells contra las máquinas para mi es el sentido del humor. No les miento si les digo que me encontré riéndome hasta las lágrimas un par de veces en la película. No nos va a enseñar nada nuevo, esta estructura ya la hemos visto muchas veces. Ya saben, familia que se rompe contra el mundo aprende a reencontrarse gracias a las vicisitudes con las que se encuentra. Pero es precisamente el colorido y el humor de la cinta lo que la hacen destacar.
A mi me gustó especialmente que, puedes entender perfectamente el punto de vista de todos los personajes y cada uno de ellos tiene razón en ciertas partes de su discurso. Vamos, que como todo en esta vida, hay que aprender a negociar y no enrocarnos en nuestras posiciones para ver al otro lado y salir todos ganando.
Como esta es una película de supervivencia el tema del romance se toca más bien poco. Pero aún así me ha encantado la manera en la que han manejado el hecho de que Katie sea lesbiana. Ninguno de los problemas de Katie nace de su homosexualidad. De hecho, forma parte de la trama porque forma parte de Katie, pero nada más.
Katie se siente insegura sí y poco aceptada, pero por su elección de carrera. Porque siente que padre no reconoce sus méritos. Pero cuando se trata de hablar de la chica que le gusta o de aceptarse a sí misma, lo tiene muy claro. Además, toda su familia lo tiene aceptadísimo y lo dicho, no tienen ningún problema con echarle carrilla con la chica que le gusta.
Tan naturalizado está este hecho en la cinta, que en ninguna parte de la promoción de la película en medios se hizo énfasis en ese aspecto. Ya les digo que yo me la topé por casualidad el fin de semana pasado. Vamos, que le han dado la misma importancia que al hecho de que el hermanito sea hetero. Y yo lo agradezco.
Creo que la mejor recomendación que puedo hacerles es decirles que yo ya he visto Los Mitchells contra las máquinas dos veces. Y más que la voy a ver porque es la típica película que te guardas para ver en momentos aburridos o cuando quieres reírte un ratito porque son amenas y te gusta repetir. ¡Les recomiendo mucho que le den una oportunidad!