¿Te imaginas un mundo donde las villanas manden? No hay que hacer mucho esfuerzo porque este mundo en el que vivimos tiene mucho de eso y es precisamente en esas situaciones en las que se basa I Care A Lot (Descuida, yo te cuido,).

¿Hay algo peor que aprovecharse de un anciano indefenso? Pues esa es precisamente la profesión de Marla (Rosamund Pike), una estafadora disfrazada de ángel de la guarda que tiene toda una máquina bien engrasada para dejar sin dinero a los más vulnerables.

Marla y su novia Fran (Eiza González) son la cabeza del entramado. Primero una doctora va eligiendo entre sus pacientes de la tercer edad aquellos que son viables para que «el estado se ocupe de ellos». Alguien que empieza a mostrar signos de demencia y ya no puede cuidar de sí mismo por ejemplo. En base a ese informe ficticio un juez firma una orden nombrándola incapaz y le asigna una tutora legal que siempre resulta ser Marla. Ella le explica la situación a la persona que se queda como ¿ein? pero si yo estoy bien pero a la que no le queda otra que acompañarla. Luego le meten en una institución que también está en el ajo y venden todas sus propiedades. Ah y Marla se paga a sí misma con ellas porque de eso vive.

Es el plan perfecto pero verlo ejecutado hace que te den ganas de llorar y salir corriendo. Porque no nos engañemos, Marla y Fran son villanas. Son más malas que la paella que le venden a los turistas en las ramblas que ya es decir. En las propias palabras de nuestra protagonista:

Jugar limpio es un invento de la gente rica para mantenernos a los demás pobres.

Marla es terriblemente carismática y tiene un conocimiento del sistema que hace que su «negocio» sea básicamente infalible. Una vez que un anciano entra en su rueda de molino, lo único que puede hacer que salga es la muerte. El problema con los grandes negocios es no saber cuando parar y ese es precisamente el dilema al que se enfrenta nuestra protagonista cuando encuentra una «cereza». O lo que es lo mismo, una anciana sin familia y forradísima y decide incluirla en su «colección».

La Señora Peterson parece de primera mano, la víctima perfecta. Lo que Marla no podía saber es que se estaba metiendo con una persona que tiene conexiones misteriosas con la mafia y la va a liar muy parda. Una villana normal se haría de lado y diría: «hay muchos viejitos esperando a ser estafados en el mundo». Pero Marla es una psicópata y como tal, tiene un alto concepto de sí misma y no concibe la posibilidad de perder, así que decide ir a la guerra.

El conflicto que plantea la película desde su tráiler es terriblemente interesante. ¿En una guerra de malos con qué malo irías? ¿Con la carismática estafadora lesbiana que se dedica a exprimir abuelos o con el jefe de la mafia interesado por motivos particulares en salvar a una anciana sin importarle el coste? Créanme cuando les digo, que en esta película no hay buenos, hay gente que te da más y menos asco, pero todos tienen una cola inmensa que les pisen y con ninguno te gustaría encontrarte.

La primera parte de la película me enganchó muchísimo. Es horrible ver en acción esa maquinaria de destrucción y el regusto que se te queda es amargo, pero al mismo tiempo el concepto es interesante y diferente a lo típico que solemos ver así que mantiene tu atención. Para mi gusto, la película se desinfla en la segunda mitad. Básicamente porque convierten a Marla en una especie de superheroína que puede hacer cosas que, si intentas ver la película «dándole credibilidad», son bastante imposibles de creer. Eso sumado a un final bastante regulero hace que la cinta pierda fuelle.

En cuanto a la relación lésbica, si dejamos de lado su «ocupación», Marla y Fran tienen una relación bastante buena. De hecho parece que lo único que les importa realmente a ambas es la otra. Digamos que su amor por la otra es lo único que las hace humanas. Las dos se quieren y las dos son malas, así que se nutren mutuamente para seguir avanzando en sus maldades. Eso es lo que las hace tan buenas. Cada una tiene habilidades únicas que se complementan.

De este aspecto, lo que más me gustó es que por fin tenemos una historia de una pareja de lesbianas cuya trama no gira alrededor de su romance. Sí, las dos están enamoradas, pero la historia no es precisamente esa. Me gusta esa diversidad.

I Care a Lot me entretuvo, pero confieso que le veía mucho más potencial. Es una de esas películas lésbicas que me gustó ver pero que no se quedará en mi listado de clásicos. Entretenida para una tarde domingo y además tendrás clara las razones por las que han nominado al Globo de Oro a Rosamund Pike. Pero no será la película de tu vida.

En la mayor parte del mundo se puede ver en Netflix, pero en España la puedes ver en Amazon Prime.