Nomeolvides
Yo quería tener un detalle contigo, y lo mejor que se me ocurrió fue regalarte la primavera, para que no me olvides.
Un beso al cielo
Eres como un mantra sagrado que se asemeja a una manta colorida y mullida, tejida para el invierno; más que taparte con ella, prefieres abrazarla. Eres un puñado de cositas lindas que surgen a la vida a través de tu mirada, regadas con tus lágrimas, amaneciendo por sí solas.
La conclusión que saco al contemplarte es que, aunque el cielo se apague para siempre, siempre me iluminará la media luna de tus labios. Labios como los míos, que cada noche envuelven un beso y se lo entregan al firmamento, para que los vientos norteños y la más brillante de las estrellas te lo hagan llegar a la velocidad de la luz.
Recuerdo olvidado
Cada noche miro al cielo y te recuerdo…
Suma oscuridad amándome en tu lugar.
La luna menguante sonríe turbia al enjugar
profundas lágrimas que vuelven loco al cuerdo.
Cada noche mi llanto abraza a la lluvia,
como sombra y lámpara alumbrando mudos.
Disimulo entre su penumbra estos versos desnudos,
tragedia es recordarte y no verte mientras diluvia.