¡Y estamos de vuelta! Una vez más, volvemos con nuestra serie favorita. Warrior Nun, una serie capaz de que a todas, sin importar quien seas, nos interese un poquito más la religión.
Habiéndonos quedado con Ava Silva teniendo la revelación del siglo de terminar finalmente con las muertes de cientos de hermanas guerreras; nos encontramos al inicio de este capítulo con Ava y las hermanas guerreras en el Vaticano. El Papa ha muerto y con Duretti de camino a ser; estas deben de ir por los huesos del Ángel y, para ello, toca momento infiltración. Toca jugar a ser Monja, por lo que ayudada con Beatrice, a Ava le toca llevar un poco el hábito.
De verdad, Ava y sus chistes de juegos de palabras, vestida de monja; mientras se infiltra junto con las hermanas en el mismísimo Vaticano debe de ser oficialmente uno de mis momentos favorito de toda la serie. Aunque para favoritos ese cruce de miradas con Beatrice. Se tuvo que decir y se dijo.
Sin embargo, las hermanas junto con Ava no son las únicas infiltradas ese día. La Madre Superiora también está en el Vaticano… Esto si que se va a poner interesante.
Viviendo uno de los momentos más al estilo James Bond, las hermanas, gracias al poder de Ava consiguen ingresar en la parte prohibida del Vaticano. Eso sí, teniendo además un momento de desvelo de traje de superheroína de diez. Esa cámara lenta y el empoderamiento de las monjas, ese caminar; diez sobre diez. ¿Por qué no decirlo?
Y si os habíais quedado con más ganas de ver a las monjas en acción, este es vuestro capítulo. Ya sea dejando caos a los guardias noqueándolos o con la hermana Camila infiltrándose en la sala de seguridad del Vaticano, es que no hay nada que estas monjas guerreras no sepan hacer. Bueno, las hermanas, porque Ava, intentando ser de más ayuda, le pide a Mary que le deje actuar en vez de a ella. Aunque eso las lleva a que Ava falle en su cometido y casi hace que los guardias se escapen para alertar de la presencia de las hermanas. Sin embargo, no hay mal que por bien no venga y, este momento, nos da un intercambio entre Ava y Beatrice que nos hace recordar por qué se convierten en nuestra pareja favorita.
Beatrice regañando a Ava por no seguir las pautas del plan, Ava pidiendo perdón porque solo quería ser de un poco más de ayuda. La pelea de llevar casadas ya por años y años. No hay nada que no se ame en esa pelea. Sobre todo, la manera en la que Beatrice le recuerda de nuevo que ahora, ya no está sola en el mundo.
Aunque la que por el momento está sola, o se siente sola, es la hermana Lilith que ha sido dejada en las instalaciones de la doctora Salvius mientras se recupera. Sin embargo, ya hemos visto que Lilith es una chica de deber y sintiendo que su trabajo es de estar con las demás; estas dos discuten. Aunque para no hacerlo, Salvius está ya avisada de que Lilith tiene algo extraño en ella desde el momento en el que ve en las cámaras de seguridad como desaparece de la misma forma en la que aparecía y desaparecía el Tarasca.
Sin hablar de las extrañas escamas que deja Lilith a causa de las que se forman en su herida y las cuales, parece ser que se auto regeneran ¿Es a aso Lilith uno ahora? ¿A caso otro peligro al que se deban enfrentar las hermanas? Puede ser, cuando de repente, después de ver este aspecto de Lilith, Jilian corre al ver que Lilith ha ido a ver a Michael, el hijo de la doctora. Sin embargo, tras un momento de tensión, Lilith simplemente desaparece con su nuevo don. ¿Es a aso ahora un demonio?
¿Qué diablos pasa con Lilith? ¿Es acaso peligrosa? ¿se ha pasado al lado oscuro?
Peligrosa o no, ahora el peligro para las hermanas realmente reside en el Vaticano.
Dividiéndose en pequeños grupos, Mary queda al encargo de tocar las campanas que ocultarían su entrada en las catacumbas. Aunque lo que realmente Mary quiere es cargarse a Duretti cuando su camino se cruza brevemente con el de él en el Vaticano. Desde luego, ella y cualquiera lo haría porque Duretti, no es que esté allí simplemente para votar para ser el próximo papa. Está también con las monjas rechazadas, entre ellas, Crimson que tiene como misión una cosa: matar a Ava. Mary debía de matarlo, sin embargo, hay que ceñirse al plan y, quedándose con las ganas, Mary también queda en posición.
Ava, el padre Vicente y Beatrice finalmente bajan hasta la zona más cercana a las catacumbas, último piso para llegar finalmente a la necrópolis cuando de repente, las rechazadas atacan: Ava está en peligro. Es hora de luchar, al menos, para Beatrice y el Padre Vicente. Ava debe de permanecer con vida y sin utilizar el Halo el máximo tiempo posible. Así que, mientras Beatrice y el padre reparten algunas ostias, nunca mejor dicho, Ava corre a salvarse de Crimson que, llegados a este punto, nos empieza ya a molestar un poco la chica.
Con el arma dispuesta, Crimson se prepara cuando ¡Sorpresa! La Madre Superiora entra en escena. Está aquí para enseñar quien manda y de paso, enseñarle una lección a la chica. La Hermana Superiora sabe pelear, pero Crimson de nuevo le supera, hasta que es Beatrice la que consigue salvar de nuevo la situación. De verdad, ¿hay algo que la Hermana Beatrice no sepa hacer?
El caso es que hay que proteger a Ava y ahora, le toca a la Madre Superiora ayudar. Así que, siguiendo el camino hasta que los demás se hayan ocupado de las hermanas locas, lo que ocurre es que Ava descubre un secreto que no vimos venir: la Madre Superiora era una Monja Guerrera. Sí, igual que Shannon, igual que lo es Ava ahora. Una Monja Guerrera, una Warrior Nun. Al parecer, el Halo la rechazo y por eso su desprecio a Ava, al ser la elegida supuestamente. Se sentía dolida por ello, pero ahora, se ve que la fe la ha recuperado y después de ese momento de corazón a corazón y volverse a encontrar con Beatrice y Vicente, vemos que la Madre Superiora, está al cien por cien con Ava en la lucha.
Todo está entonces preparado: Camila con la vigilancia, Mary ocultando el ruido de las explosiones, el Padre Vicente y la Madre Superiora vigilando la retaguardia. Solo quedan Beatrice y Ava que entren en la tumba de Adriel para tomar los huesos. Eso le toca a Beatrice que se encarga de los explosivos… que son demasiados, como ve Ava.
¿Acaso Beatrice no confía en ella?
Ava incluso se lo deja caer cuando entran en la Necrópolis finalmente. Me encanta la forma en la que Ava se ve hasta dolida porque Beatrice no confíe en ella. Sin embargo, es que siendo tan dulces como son ambas, nos enseñan que a veces, la comunicación es lo mejor en las relaciones. Y con Ava y Beatrice, tenemos el ejemplo más claro. Ava está en esto y lo demuestra.
Con todo listo, Ava y Beatrice consiguen encontrar la tumba finalmente del ángel mientras los demás quedan en posición… y Lilith llega. Porque sí, Lilith aparece de repente en medio de los túneles ante la perpleja mirada de la Madre Superiora y el Padre. Sin embargo, también de Crimson y si creíais que ya estabais cansada de ella y que vosotras mismas os ocupabais de ella… Lilith lo hace por vosotras. Crimson la ataca y haciendo un momento sacado de Juego de Tronos, con sus nuevas uñas de demonio, Lilith rebana el cuello de la hermana. Nuestra reacción es la del Padre y la Madre Superiora. ¿Qué demonios, nunca mejor dicho, está pasando? Lilith no dice nada, sigue su camino hasta Ava y Beatrice.
Ava quiere ir directamente y atravesar el muro, es parada por Beatrice que necesita hacer las cosas bien, medir la profundidad de campo… tener un momento con Ava. Porque sí, lo tiene y, si antes Ava le recordaba que está en la lucha, ahora es Beatrice que, como le prometió, está a su lado.
Toca entrar entonces y, tras ese momento Avatrice que nos derrite, Ava está a punto de entrar cuando Lilith lo impide.
De repente, no quiere que entre el Halo en la tumba. ¿Por qué no debía de entrar si era la misión? Lilith no es Lilith y se nota de la manera en la que lucha con las hermanas. No es hasta que Mary, que aparece en el último momento y consigue calmarla, que vemos que Lilith… vive realmente algo raro en ella. ¿A caso es por culpa del ataque? ¿Se está convirtiendo en un demonio? Después de todo, parece que volvió del Infierno la pobre hermana.
Pasándole lo que le pasara a Lilith, por fin contenida; Ava es finalmente capaz de entrar en la odisea de pasar los siete metros o así de muro que las separa de los huesos del ángel Adriel. Asique, guiada en todo momento por Beatrice, Ava se adentra en la odisea cuando descubren algo peculiar: un tarasca hecho de Divinium incrustado en la pared. ¿Cómo podía haber llegado hasta allí? ¿Quería llegar hasta los huesos del ángel? Sea lo que sea, está en medio del camino y Ava necesita continuar. Lo rodea, lo que hace que pierda la transmisión con Beatrice.
Mal asunto.
Sin embargo, Ava lo a dicho. Lo iba a hacer y lo hace. Así que, siguiendo el camino sin la ayuda de Beatrice… lo consigue. Ava finalmente consigue entrar a duras penas en la tumba. Ahora solo tiene que esperar que el Halo se recupere, destruir los huesos y a casa… ¿Simple, verdad?
Bueno, ¿quién dijo que la vida es simple? Allí no hay huesos… ni cuerpo, ni divinium ni nada. ¿Qué pasa entonces?
Pues lo que pasa es que, en medio de la oscuridad, asustándonos un poco, la verdad; aparece… El Ángel Adriel, vivo.
Que no está muerto…
Ahora si que esto, no me lo había visto venir.
¿No estaba supuestamente muerto tras darle su Halo a la Monja Guerrera de aquel tiempo, la hermana Areala de Córdoba? ¿Qué hacía entonces, casi más de mil años después, viviendo entre los mortales?
¿Es acaso un demonio? ¿Es falso, algo para matar a Ava y conseguir su Halo?
Sea lo que sea, estamos aquí para descubrir qué está pasando. ¿Será Duretti el nuevo Papa? ¿Sabrá que Adriel entonces está vivo? ¿Qué le pasará ahora a Ava que está a solas con Adriel y sin comunicación con las hermanas? ¿Podrá salvarla Beatrice que ha traído explosivos de sobra?
Sea lo que sea, lo descubriremos en el siguiente capítulo y final de temporada de La Monja Guerrera.