Después de haber puesto por las alturas el número 1 de Poison Ivy, tengo que admitir que tenía un poquito de miedo de que el segundo número no me gustara tanto. Pero ¡alegría señoras! El segundo número es tan bueno como el primero y de momento esta se esta convirtiendo en una de mis historias favoritas de Hiedra Venenosa.
Esta historia comienza con Poison Ivy explicando que ella no odia el mundo. Más bien ama solo dos cosas. La primera es Harley y la segunda el mundo. El problema es que todo lo que hay en medio tiene que pasar a mejor vida si quiere de alguna manera salvar el verde, así que mal asunto.
Este número profundiza aún más en la psique de Pam. Por ejemplo, ya sabíamos que pretende cargarse a todos los humanos, pero ¿los considera inferiores? ¿Un cero a la izquierda? Aquí vemos a Poison Ivy sentarse a desayunar en un pequeño restaurante de carretera. Su misión es infectar a todos los que llegan para que, al marcharse, infecten a más y más personas y su infección sea imparable.
La única manera de salvar el verde de la destrucción total es eliminar el problema. Desafortunadamente, el problema somos nosotros.
Uno de los debates que siempre ha rodeado la historia de Pamela Isles es si es vegetariana o no. En este número G. Willow Willson apuesta por un no rotundo. Pamela está enfadada porque crear la miel de Agave que la gente vegetariana consume los granjeros tienen que usar plantas estériles que no florecen, así que los polinizadores que tenían que comer de esas flores se mueren, el balance se rompe, el suelo es cada vez más árido y las plantas se hacen más débiles.
No, ella es carnívora porque sabe que para que la naturaleza tenga un equilibrio natural tienen que haber depredadores y ella es uno de ellos.
Las cavilaciones y los planes de Poison Ivy se ven interrumpidos por una poeta que se sienta en su mesa y le saca conversación. Es bastante interesante que aparezca básicamente porque obliga a Ivy y a pensar en todas las personas que son buenas y no se merecen morir. Tanto ella, como una familia de vacaciones o el mesero que se preocupa por ella parecen personas decentes y felices y ella está intentando enfermarlas y cargárselas.
Pamela se auto justifica pensando en el «bien común» en lo mucho que esta gente sufriría de todos modos si murieran porque el cambio climático acabara con todos. Por lo menos con sus esporas morirán rápido y felices. Pero me gusta que, a pesar de que Pamela tiene un ideal claro y siente que vale la pena lidiar con las consecuencias de cumplirlo, también se da cuenta de que lo que a lo mejor ella no es quien tiene la calidad moral para decidirlo.
Sea como sea, Jenny la poeta la distrae con un extraño símbolo y de repente la policía entra en el restaurante. Pamela piensa inmediatamente que van a por ella, pero no, van a por Jenny que por lo visto ha cometido un pequeño fraude. En un primer momento Pamela piensa en marcharse, pero al final le puede el buen rollito y ¿para qué mentir? El coqueteo ligero de Jenny, así que decide ayudarla.
No estoy segura de que toda la gente en el restaurante se han infectado. No tuve suficiente tiempo. Y para decir la verdad, hay una parte de mi que se alegra. No debería intervenir, debería estar en el aparcamiento intentando infectar a tanta gente como puedo. Pero ya me conoces, no me puedo resistir a las criminales lindas de ojos azules.
Ivy termina matando a los policías con sus esporas mientras Jenny escapa y se va tan contenta. Eso sí, al salir descubre el mismo símbolo que le enseñó Jenny pintado en la pared y eso la pone nerviosa. Alguien la está siguiendo y tiene que alterar sus planes. ¿Pero es verdad o Pamela está empezando a delirar? Recordemos que cada vez está más enferma.
Entonces vemos un recuerdo del pasado en el que vemos a Pamela hablando con La Jardinera. La jardinera le advierte que infectarse a sí misma con el rollito de las esporas terminará matándola. También le espeta que todo su plan de acabar con la humanidad tiene más que ver con su cabreo que con salvar al verde.
La Jardinera no puede entender que Poison Ivy no pueda tolerar el no ser «Queen Ivy», sobre todo porque al perder todos esos poderes volvió a ser ella misma, la Ivy original.
Poison Ivy: Porque todavía recuerdo lo que se sentía ser una diosa.
Interesante conversación, sobre todo porque nos habla sobre ese lado más oscuro y egoísta de Ivy que a veces ni si quiera ella puede ver. Si, durante todo este tiempo se ha estado autoconvenciendo de que toda esta destrucción es por el bien común pero ¿es verdad o es solo su manera de lidiar con el hecho de que le han arrebatado la opción de ser uno de los seres más poderosos del universo?
Y ahí nos quedamos en Poison Ivy 2. La historia no ha avanzado muchísimo, pero me ha gustado mucho este número porque nos hace entender mejor las motivaciones de Pamela. Además que abre muchas incógnitas. ¡Nos vemos aquí para hablar sobre el próximo número!