Bienvenidas a un nuevo resumen de episodio de Sueños de Libertad, esa serie en la que un día te peleas con tu novia y a la siguiente compras un pisito para las dos porque eres más bollo que un Mafin. La semana nos habíamos quedado con Marta y Fina peleadas, porque a Fina le ha dado un brote de sinceridad y le ha salido del armario a su padre y a Marta le ha dado un infartito o dos.
Esta semana la empezamos con Marta dándolo todo en la empresa, porque tiene una idea que puede revolucionar el mercado. Hacer lotes más pequeñitos que la gente con menos dinero pueda comprar y de esa manera expandir su cuota de mercado y ganar más dineritos, que últimamente se le va la pasta en hotelitos de Madrid.
El nuevo producto se va a llamar «Anhelos de Mujer» porque Marta está convencida de que hasta ahora le han vendido a las mujeres lo que necesitaban, pero ahora les van a vender lo que anhelan.
tMarta: La mayoría de mujeres de hoy solo pueden desear. Soñar con ser libre, con hacer realmente lo que quieren sin que nadie les juzgue.
Jesús: Como si no lo hicieran ya ¿eh padre?
Marta: No, aunque no te lo creas no pueden. Pero algún día lo harán. Y cuando ese día llegue, los hombres como tú se van a llevar una sorpresa.
Puede que Marta no salga del armario, pero desde luego, su relación con Fina también le está haciendo replantearse muchos de sus sueños y anhelos. Pero sobre todo la «imposibilidad de cumplirlos».
Y hablando de Fina, la pobre se acerca al bar con la intención de intentar hablar con su padre. Pero Isidro sigue enfadadísimo, así que de plano no le contesta. Fina insiste y se sienta con él en la mesa para tratar de hacer las paces.
Fina: ¿Por qué me hace esto? Lo que le conté no cambia nada lo que yo siento por usted y espero que tampoco cambie lo que usted siente por mi. ¿Qué? No va a decir nada? No sabe como me arrepiento de haberle dicho al verdad. Debería haberme callado como llevo haciendo desde hace tanto tiempo.
Isidro no le dice ni una palabra, solo se levanta, tira la servilleta en la mesa y la deja sola en la mesa. Gaspar intenta mediar con Fina diciéndole que tiene que poner un poquito de su parte, pero claro, él piensa que Fina está saliendo con un hombre casado. Pero Fina está hasta donde yo les platiqué después de la escenita de su padre, así que básicamente le grita a Gaspar que ese hombre no existe y que se deje de meter en lo que no le importa.
Cuando llega a la tienda a trabajar otra vez, Fina está claramente afectada y Marta se da cuenta, así que le pregunta qué le pasa. Fina intenta de primeras esquivar la conversación, pero Marta insiste y termina confesándole que le contó a su padre.
Obviamente, a Marta le da un infarto o dos, porque si ya le preocupaba que Carmen lo supiera, que el padre de Fina esté enterado es infinitamente peor, a pesar de que Fina le asegura que no le dijo que la mujer era ella. Y aquí tengo que hacer un pequeño inciso porque, la razón que le da Fina a Marta para hablar con su padre es que su padre pensaba algo peor. «Que ella salía con un hombre casado». Y yo me reí mucho en mis adentros, porque para Fina lo de salir con un hombre es peor pecado.
Pero volviendo al drama, la discusión sube de tono porque Marta está muy estresada con la situación.
Marta: No sé en que estás pensando ¡pero es que pareces tonta!
Fina : No me insultes ¿eh?
Marta: Perdona pero es que no lo entiendo, primero Carmen, ahora tu padre ¿luego quién? ¿No te das cuenta de que cualquiera podría arruinarnos la vida?
Fina insiste en que su padre no es cualquiera, sino la persona más importante de su vida. Pero Marta le recuerda que un hombre de su edad seguramente piensa que es pecado capital lo que están haciendo. Fina le responde que ella no conoce a su padre y Marta le devuelve el golpe preguntándole si ahora le habla. ¡Auch! La De la Reina intenta explicarle que sus padres no lo entenderán jamás y le pregunta por qué insiste en intentarlo.
Fina: ¡Porque estoy cansada de vivir así Marta! De no poder ser quien soy, de tener que mentirle a la gente que quiero.
Marta le dice que mentir es para protegerse a ella y los que la quieren, pero Fina piensa que su padre lo entenderá con el tiempo y tiene claro que su padre no la va a denunciar. Pero Marta no tiene tan claro que el padre no hable con la policía y terminen las dos en la cárcel.
Fina: Mi padre me quiere y terminará entendiéndolo. No todos los padres son iguales digo yo. Tu padre será lo que tú quieras, pero el mío…
Marta: ¿Tu padre qué?
Fina: Mi padre conoce el pecado pero no el pecador. Así que tu vida perfecta y tu intachable reputación están a salvo. No te preocupes.
Insisto en que, si hay algo que me encanta de la relación de estas dos, es que incluso cuando se pelean las entiendo a ambas. Porque sí, Marta se mueve por miedo, pero ese miedo está fundado. Los peligros de los que habla son reales y los tienen ahí a la vuelta de la esquina. Así que ha metido la pata porque no ha sabido frenar el pánico y preocuparse por las emociones de Fina antes de reprenderla, pero es entendible.
Por otro lado, Fina es la lesbiana que yo hubiera querido ser al salir del armario. La amo porque tiene claro lo que siente y quiere y está hartísima de no poder vivir de manera normal. Y sí, eso la pone en peligro, pero gracias a lesbianas como ella estamos hoy aquí. Porque alguien tiene que dar el paso y cambiar las cosas.
Por cierto, me encanta el detalle actoral de Marta Belmonte haciendo un pequeño gesto cuando Fina se va y la cámara se queda en ella que nos dice muchísimo sobre lo que está pensando Marta. Vamos, que siente que se pasó de frenada y se arrepiente de algunas de las cosas que dijo.
En otro orden de las cosas, el padre de Fina decide, que lo mejor que puede hacer es hablar con el cura del pueblo. ¡Yo lo mato! Sin comentarle directamente que la pecadora en cuestión es Fina, le habla sobre su preocupación sobre esa tendencia moral de enamorarse de gente de su mismo sexo. El sacerdote, obviamente le dice que es pecado de los gordos y que a esos desviados hay que darle la oportunidad de redimirse y si no lo hacen fustigarlos con el látigo de la vergüenza. El sacerdote le dice que los mandan a colonias agrícolas para que los curta el trabajo duro, así que Isidro se da cuenta que está hablando de hombres y le pregunta por las mujeres.
El sacerdote le responde que son las peores porque ellas se apartan del camino solo por el placer carnal. El sacerdote le pregunta si es alguien de la colonia y él le responde que ni al caso, que lo vio de camino a Madrid. Así que en cierta manera cubre a Fina por lo menos un poco.
En fin que odie la decisión de Isidro, pero ¿para qué vamos a engañarnos? Es bastante realista. De hecho, eso fue lo primero que hicieron mis padres cuando yo salí del armario.
Marta y Fina episodio 47 de Sueños de Libertad
Lo siguiente que vemos es a Fina intentando hablar con su padre una vez más. Fina le dice que ella es la misma persona de siempre y él le responde que eso es lo que más le duele porque lo ha estado engañando.
Fina: Yo solo le he ocultado una parte mía, que le aseguro que me ha hecho más daño a mi que a nadie.
Isidro: Nadie te ha obligado a ser así.
Fina: ¡Tampoco yo lo he escogido! Mi error ha sido contárselo. Yo pensaba que podía apoyarme, que podría entenderme. Y padre, de verdad que yo le sigo necesitando igual que siempre.
Isidro: Yo a ti no. A mi no me hace ningún bien tenerte cerca.
Isidro le dice a Fina que ya no puede verla como su hija. Que su madre se moriría de vergüenza si estuviera viva.
Fina: ¡Basta ya padre! ¡Basta ya! Que he venido para arreglar las cosas y ya me estoy arrepintiendo.
Las cosas empiezan a salírsele de las manos y como Isidro se pone muy nervioso, Fina propone dejarlo ahí porque ve que su padre no la va a entender. Él está de acuerdo, pero le deja recadito diciéndole qué su enfermedad no tiene remedio pero la de ella sí. Si ella quisiera. Pero que en su lugar ha decidido arruinarle los días que le quedan de vida.
Marta y Fina episodio 48 de Sueños de Libertad
El episodio 48 de Sueños de Libertad comienza con una operación de espionaje protagonizada por Marta de la Reina. Nuestra jefaza favorita se pasa por el bar a tomar un café y ahí escucha de fondo al sacerdote preguntándole a a Gaspar si ha visto algún «desviado» en el bar. Gaspar le dice que de ninguna manera, que en la colonia no hay nadie. El sacerdote dice que esa gente es como el cáncer y se va extendiendo y ahí a Marta le sale lo de la Reina y le pregunta si piensa que la homosexualidad se contagia.
Él se siente en su mesa y le dice que está buscando al pecador para meterlo en cintura porque hay comportamientos que hay que corregir antes de que vayan a más. Marta entonces aprovecha su poder y le dice que entiende lo que está intentando, pero que en SU colonia no hay homosexuales.
Marta: ¡Lo van a dejar aquí! Porque mi familia tiene cosas más importantes de las que ocuparse.
Fina: ¿Más importantes que tener una oveja negra correteando por aquí y haciendo a saber que?
Marta: Voy a ser clara. ¡De ningún modo quiero que por su culpa se extienda un rumor que comprometa el honor de mi familia y la empresa! ¿Le queda claro?
Borrado: ¡Ay que ver lo sexy que es Marta cuando le sale ese puntillo borde de «aquí la jefa soy yo y tú te callas»! Sobre todo porque sabemos que lo esta haciendo por defender a Fina y si es necesario va a sacar las uñas por ella. Con esto parece que el señor don sacerdote queda apaciguado, pero algo me dice que no es de los que se dan por vencidos.
Lo siguiente que vemos es a Fina intentar hablar una vez más con su padre. Esta vez es porque es el aniversario de la muerte de su madre y siempre van juntos al cementerio. Así que la morena se pasa por ahí para preguntarle a qué hora se va a pasar a recogerla. Él le dice que ella puede ir a la hora que se le de la gana, que ya que ella ha elegido hacer de su vida lo que quiere, no tendrá problema en ir sola al cementerio.
Fina: ¿Qué se cree? ¿Qué yo he decidido ser así? ¿Qué es un capricho?
Isidro: Creo que te has quedado con una parte de ti que no es buena y que no estás dispuesta a cambiar.
Fina: ¡Que no se puede cambiar!
Fina intenta explicarle que ella es así desde que nació y que está en su naturaleza, que no es un antojo, pero el le responde con la clásica pregunta de «¿Qué hicimos mal para que salieras así?». Le dice que ellos le otorgaron todo lo que tenían, que lo hicieron todo bien y ella se los paga siendo una invertida. Desde luego la conversación no va por buen rumbo.
Fina: Yo sabía que iba a ser difícil que usted lo entendiera. Pero jamás, ¡jamás! pensé que fuera imposible. ¿Y sabe qué? Lo que dijo de mi madre no es verdad. Porque ella jamás me hubiera dado la espalda como está haciendo usted.
Isidro: Tu madre se sentiría una desgraciada como me estoy sintiendo yo.
Fina: A mi madre se le hubiera roto el alma si supiera que su hija va a ir sola al cementerio porque su padre la odia.
Isidro le dice que no la odia, pero que no puede ir a ver a su esposa como ella. Fina le recuerda, que es también su madre y que ella también la extraña y necesita.
Fina: Sé que está muy decepcionado conmigo, pero no tiene nada que ver con la decepción que yo me he llevado con usted.
Cada vez que veo una escena de estas se me rompe el corazón por Fina, porque sé exactamente lo que está sintiendo. Y lo difícil que es para alguien que siempre ha tenido una buena relación con sus padres que esta se rompa por algo que ella no puede cambiar. Pero también me siento TAN ORGULLOSA de Fina. Y de como expresa sus sentimientos y no permite que le pasen por encima, ni si quiera su padre. Y me gusta como ha hablado sobre la decepción que le provoca todo lo que le ha dicho su papá. Lo dicho, yo quiero ser Fina cuando sea grande.
Más tarde, en la tienda, Fina se acerca a colocar un perfume al lado de donde está Marta que de inmediato se aleja. Algo que al a morena le toca mucho la moral, porque ya viene calentita del tema discusión con su padre.
Fina: No sé que le pasa a todo el mundo conmigo, parece que tengo la lepra, nadie quiere estar cerca de mi.
Marta le dice que sabe que no es así, y que al menos por su parte la distancia está marcada por otras cosas. Fina le cuenta que es el aniversario de la muerte de su madre, pero Marta ya lo sabía, porque siempre la escucha y se quedó con la información guardada cuando Fina lo mencionó la última vez.
A la morena por un lado le gusta darse cuenta de que Marta le pone atención a todo lo que dice, pero por otro le hace sentir mal saber que tenía la información y no le ha dicho nada de nada. Marta le pide perdón pero le dice que está muy preocupada porque su padre ha hablado de mas y el cura anda en búsqueda de pecadoras por el mundo.
Fina se cabrea consigo misma porque no entiende por qué le están pasando tantas cosas malas. Marta le pide que no se fustigue, pero sí que propone que se mantengan alejadas porque viendo el panorama el peligro es inminente. Fina la mira con carita de ¿tampoco en el hotelito? y Marta le confirma con tristeza que sí, que ahora mismo tiene que permanecer a tres metros de distancia de cara al público.
Fina le dice que ella quería pedirle que la acompañara al cementerio y Marta le dice que eso sería una locura porque si su padre las viera juntas de inmediato ataría cabos. Fina le contesta que se lo quería pedir porque su padre no quiere ir con una «invertida» al cementerio. La carita que se le queda a Marta es un poema a todo lo que siente y no puede demostrar, porque en ese momento hay clientas en la tienda. Así que solo le queda decirle a Fina que, si pudiera le daría el abrazo más fuerte del mundo.
Fina: Si yo sé que él no quiere que sufra, el tema es que no sabe hacerlo mejor. No debería habérselo contado Marta.
Marta: Ya es tarde para pensar en eso. Ahora lo único que podemos hacer es mantener la distancia.
Fina: ¿Eso qué significa?
Marta: Que por el momento es mejor que no nos veamos.
Fina: ¿Hasta cuando?… ¿Hasta cuando?
Marta no le contesta y se vuelve a atender a los clientes. Pero me gustó mucho de esta conversación que, aunque Marta le dice a Fina que no se pueden ver más, tu entiendes por sus gestos que está haciendo algo que no quiere hacer. Que si fuera por ella las cosas serían absolutamente diferentes. Pero además, que con esta decisión está protegiendo a Fina. Igual yo creo que ya podemos dar por inaugurado el hashtag #SUFROCOMOFINA ¿no?
Marta y Fina episodio 49 de Sueños de Libertad
El episodio 49 de Sueños de Libertad lo empezamos con Marta entrando en acción. Porque eso de quedarse solo mirando a su chica sufrir a Marta la pone de los nervios. Así que literalmente agarra a Isidro del brazo y se lo lleva al rincón a hablar para recordarle lo maravillosa que es su hija.
Marta le dice que ella siempre ha admirado la relación que tienen Fina y él, que ellos siempre han compartido una compresión y un respeto que a ella le daba envidia porque su relación con su padre es totalmente distinta. Que a ella le hubiera gustado que su padre le diera alguna vez un abrazo de esos.
Isidro le dice que su papá la quiere y que igual su método es mejor porque la disciplina es el camino a la virtud y ella es muy recta. ¡Ay don Isidro! Si supiera… En fin, que Marta le pide que no dude de sí mismo y su educación.
Marta: Cuando veo a Fina, veo una chica excelente, trabajadora, amable, con muchas virtudes. Al final el resultado ha sido igual de bueno, incluso podría decirle que creo que mejor.
Isidro: Quizá exagera un poquito.
Marta: ¡No! Cuando la contraté tenía mis dudas. Pero viéndola trabajar día a día lo único que hago es reafirmarme en que acerté con mi decisión. Tiene que estar muy orgulloso de ella Isidro, MUY ORGULLOSO. Le ha dado una educación excelente. Fina es una mujer extraordinaria.
Isidro: Gracias doña Marta.
Ella ha hecho lo que ha podido y le ha recordado a Isidro todas las cosas por las que ama a Fina. Otro poco le pone un altar. A él igual le entra por una lado y le sale por el otro. En cuanto puede le pide a Digna que lo acompañe porque no va a ir con Fina. Pero Digna le dice que no, porque tiene que recordarle que no sabe cuanto tiempo le queda y no debería pasarlo alejado de Fina. Que tiene que arreglar las cosas con ella porque Fina lo quiere y ha renunciado a su vida en París para quedarse con él, que haría bien en no olvidarlo. Vamos, que a Isidro le están dando por todos lados.
Por la noche, Fina vuelva a intentar a hablar con Isidro, porque se da cuenta de que no fue al cementerio porque no le dejó flores a su madre. Él insiste en que no puede ir a faltarle al respeto hablándole de lo que es ella. Además le grita que no entiende como ha podido ir ella.
Fina: ¡Basta ya padre! ¡Basta! ¿Qué es que no se da cuenta del daño tan terrible que me está haciendo? Sigo siendo yo, Fina, su hija, no una apestada. Isidro: ¡Tú también me has destrozado hija! Me has partido el corazón en dos. No sé, si al menos me dijeras que se te ha pasado o que estabas confundida.
Fina: ¿Qué se me ha pasado?
Isidro: Sí, que te arrepientes de verdad, quizá así podríamos volver a lo de antes.
Fina: ¿Cómo quiere que me arrepienta de algo que es inevitable? ¿Qué me está pidiendo? ¿Qué sea otra persona?
Isidro: No que seas mi hija, la de antes.
Fina: Pero es que su hija la de antes siempre ha sido así. Es lo que estoy intentando hacerle entender de una santa vez.
Él da la conversación por concluida porque ve que ella «no se quiere arrepentir» y Fina con lágrimas en los ojos le dice que lo siente, pero elige ser fiel a sí misma antes que estar a bien con él.
Fina: Pues no padre, porque yo no voy a negarme a mi misma, por mucho que le quiera o por mucho que le extrañe no lo voy a hacer.
La pobre de Fina está a punto de entrar en depresión total, al menos hasta que Isidro le grita que no se merece que una de la Reina hable bien de ella. Fina le pregunta quién habló bien de ella. Isidro le confirma que fue doña Marta que le ha hablado de todas sus virtudes y aunque él sigue con la vergüenza, todo en lo que Fina puede pensar es que, aun con todo lo que está pasando, Marta ha intentado ayudarla y defenderla.
Por la noche las cosas están un poquito más relajadas, porque Fina, Claudia y Carmen se ponen a brindar por la felicidad de Carmen en su futura boda. En esas andan cuando aparece Marta para darle un regalo a Carmen por su boda. Las chicas la invitan a quedarse celebrado con ellas, y yo ya estaba más feliz que una lombriz porque así Marta y Fina tenían una excusa para estar juntas. Pero Marta es más fuerte que yo y decide continuar con su separación involuntaria. ¡Triste vida la nuestra!
Al otro día por la mañana, Fina y Marta se quedan un rato en la tienda a solas y la morena aprovecha para pedir permiso para acercarse tirando de ironía un poco. Fina le agradece a Marta que mediara con su padre, aunque no sirviera de mucho y terminara yendo al cementerio sola.
Marta iba a empezar otra vez con la retahíla de has metido la pata contándole, pero como ve que Fina está afectada más bien le pide disculpas y le dice que no se lo a volver a echar en cara porque no quiere que le coja manía. Fina le cuenta lo que le dijo su padre ya la manera en la que eso la está afectando.
Fina: Mira a mi que me rechace alguien que no me conoce ya me parece absurdo e inhumano. ¿Pero mi propio padre? Él dice que no me conoce, pero soy yo la que no lo conoce a él.
Marta: Tienes razón, es muy injusto, pero no eres la primera ni vamos a ser las últimas en sufrir por esto. Las cosas son así.
Fina: ¿Y nos tenemos que conformar?
Marta: Si queremos vivir esto va a tener que ser en secreto. En secreto de verdad.
Fina: Pero si no puedo compartir lo más bonito que me ha pasado en la vida con él… Marta es que me siento muy sola.
Marta: Pero tú no estás sola. No lo vas a estar nunca.
Marta intenta consolarla en alguna medida, pero claro, es difícil que Fina no se sienta sola cuando su padre no le habla y su novia no se puede acercar a menos de tres metros de ella.
Más adelante vemos a Marta liada con el inventario cuando Fina se acerca por detrás y después de darle un vistazo detallado aprovechando que nadie la mira, le ofrece su ayuda.
Fina aprovecha que Marta no ha salido corriendo para decirle que está contenta porque le ha dado la sensación de que ya no está tan enfadada con ella. Marta le responde que enfadarse mucho tiempo con ella es superior a sus fuerzas.
Marta: De hecho la que tendría que estar enfadada conmigo eres tú, por no haberte acompañado al cementerio.
Fina: No Marta, no, yo no tendría que habértelo pedido. Pero es que me empeño en que nuestra relación sea normal porque es lo que más me gustaría en esta vida.
Marta: Pero yo te he fallado.
Fina: Y yo he tensado demasiado la cuerda. De verdad es que no sé que me está pasando, yo estoy perdiendo el sentido de la realidad ya.
Marta: Vamos, que ninguna de las dos ha hecho las cosas demasiado bien.
¡Una discusión en la que ambas personas acepten sus errores! ¿Qué demonios es esto! Ais que bonito ver una pareja que puede hablar de sus problemas y solucionarlos entendiéndose mutuamente en lugar de los dramas habituales. Que ya penas tenemos por otro lado para dar y regalar.
Las dos hablan sobre lo difícil que es no poder actuar y compartir todo lo que sienten y cómo las afecta eso. Así que las dos deciden que entre ellas dos se pondrán las cosas lo más fáciles posible. Serán honestas, se ayudarán mutuamente, se encubrirán, lo que sea necesario.
Marta sorprende a Fina dándole un regalo, las llaves del apartamento que acaba de rentar en Madrid para que las dos puedan irse a esa ciudad en las que no las conoce ni Dios y puedan disfrutar de momentos a solas y sin tener que preocuparse de las miradas ajenas. Eso si, Marta le pide casi de rodillas que esto sí se quede en secreto para que las dos puedan disfrutarlo sin miedos.
Las dos se quedan con el subidón y la alegría de que van a poder estar juntas en algún momento y es solo aguantar el chaparrón. Casi que están deseando poder estrenar ya el departamento del amor, pero el padre de Marta la llama y le pide que vaya de urgencia a la casa, así que se pospone el momento celebración.
Pero que conste en actas que amé ese momento en el que Fina la agarra de la cara y la besa varias veces de la felicidad. Fue un subidón.
El padre de Marta la llama para pedirle que compre un regalo para Tasio y Carmen de parte de la empresa y Marta aprovecha para decirle que se ha rentado un departamento en Madrid para sus viajes porque le sale a cuento. Su padre se enfada porque le parece que es un gasto tondo y ella le dice que a sus hermanos no les hubiera dicho eso, pero que da igual porque ella lo paga con su dinero.
Marta se quiere ir pero su padre la sigue reteniendo y ella no entiende nada, entonces le dice que se gire y ¡sorpresa! El capitán pescanova, digo su marido está ahí, feliz de verla y sorprenderla. La cara de Marta es un poema, menos mal que lleva años de entrenamiento en fingir porque en ese momento lo único que quiere es salir corriendo. Eso sí, lo primero que le pregunta es cuando se va. Él la intenta besar y ella le hace una mini cobra, eso sí, con una gran sonrisa para disimular. ¡Ay se viene el drama niñas! Y así termina el episodio 50 de Sueños de Libertad. ¡Preparen los corazones porque toca otra semanita de drama!
Vídeos de las escenas de Mafin en los episodios 46 al 50
El tweet Mafin de la semana
Mi última locura, qué pasaría si las #Mafin estuvieran destinadas a encontrarse en todas las épocas. Trailer de su película ? pic.twitter.com/HAg7IoM56L
— Clara (@claraedits2) April 28, 2024
?Video completo y con subs: https://t.co/zuCzst15iG
he sentido cosas #mafin pic.twitter.com/CaX3w7m6Rj
— nur ?? (@holdmemimi) April 26, 2024
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