Tras una primera parte que nos contaba los inicios del movimiento de liberación LGBT+, volvemos a When We Risecon ganas de seguir conociendo cómo se forjó todo. Es ya 1977 y Roma está comprometidísima con el movimiento de mujeres una vez ha salido del armario… aunque con quien todavía ni se lo plantea es con su familia. Está allí pasando una temporada y contándoles todo el bien que hará el nuevo centro de mujeres que están a punto de inaugurar. Luego, su madre la pilla por banda y le dice que ella lo sabía. ¿El qué? Pues que era lesbiana.

Cuando tu madre te hace un outing
Roma se queda con esta cara de circunstancias y no es para menos con lo que le suelta su querida madre.
Mamá de Roma: Fuiste feliz, ¿verdad? De niña.
Roma: Por supuesto. ¿Por qué?
Mamá de Roma: Lo supe. Mucho antes de que tu padre empezase a sospechar. Todo lo que siempre he querido es que mis hijas fuesen más felices que yo y la verdad es que no sé si eso es posible con esta vida.
¡Cállese, señora! Iba bien pero terminó usted diciendo una tontería, madre mía… Supongo que Roma era lo que temía cuando no quería salir del armario por miedo a su gran familia católica.
Pero mejor cambiamos a buenas noticias porque ahora en The Castro (el barrio gay de San Francisco) se han organizado para luchar contra la violencia y reclamar ese territorio como suyo, así que cuando uno se ve amenazado por una pandillita de machitos homófobos hace sonar un silbato y otros gays de la zona que lo escuchen van a ayudar. ¡Es superefectivo! Cleve está, obviamente, a la cabeza de estos grupos de autodefensa y da gusto verlo.

«Nadie pasa de esta esquina, aquí mandan Las Divinas»
Pero en The Castro no es todo ideal, ya que Ken, por ejemplo, tiene que sufrir en sus carnes el racismo de algunos propietarios de bares de ambiente. Su nuevo amiguito Gilbert le invita a formar parte de un Comité de Diversidad, pero él no está muy por la labor. ¿Y os acordáis de Richard? Pues es su pareja pero en secreto, porque por su trabajo con niños no puede permitirse lo de salir del armario ya que lo despedirían (sí, como lo oís, estamos en 1977 y ugh…) Así que en casa se tienen montada una tapadera con su esposa, que sabe perfectamente que su marido es gay pero ha accedido a seguir casada con él apoyándolo en su relación con Ken por estabilidad económica y para que de cara al exterior puedan mantener las apariencias. Y viven los tres juntitos. ¡Es la beard original!
En el resumen anterior habíamos terminado con la llegada de Diane, que amenazaba con desbaratar la relación entre Roma y June, pero no, parece que sigue en pie y viven las tres en el centro de mujeres apoyándose mutuamente.

Ahora Roma ya se besa por la calle y todo. You go, Roma!
Estas dos parecen muy felices, pero Roma y Diane no dejan de echarse miraditas cuando esta última anuncia en la reunión con el resto de mujeres que le gustaría tener un hijo/a que criar allí mismo.
Más tarde mientras están en un bar lésbico, Roma le echa en cara a Diane que quiera tener dicho hijo de repente, pero ella ve absolutamente revolucionario que una lesbiana quiera tener uno. De repente, Cleve aparece por allí para pedir el apoyo de Roma y su grupo a Harvey Milk, pero ella le dice que si apoyan a alguien será a otra candidata que se presenta. Como se trata de un lugar vetado a hombres, enseguida lo echan de allí, pero no sin antes intercambiar unas palabras con Roma en plan discusión amistosa. Me gusta ver que todavía se siguen llevando bien.
En este momento de la historia es cuando sale la proposición 8 en campaña, que tendría como efecto el despido inmediato de todo el profesorado que se conozca que apoye al colectivo LGBT+, no digamos ya si se descubre que el propio profesor pertenece a él.

«No me pongas ojitos, Diane, por favor te lo pido»
En el centro de mujeres esto genera un drama porque ven que también puede afectar a todos sus derechos reproductivos y sienten que es algo contra lo que tienen que luchar. Así que Roma ve a Diane con los ojos llorositos y le dice que la apoyará en su decisión y que es su derecho. Toca enfrentarse a la proposición. Si es que… no nos engañas, Roma. Estás coladita. Esto implica que tendrán que votar a Harvey Milk porque es el único que tiene apoyos suficientes para ganar.
Al que también le picó lo de la proposición 8 es a Ken, que finalmente termina entrando a formar parte del Comité de Diversidad al que lo ha sugerido su amigo Gilbert. Como ya habíamos dicho, Roma va a visitar a Cleve para ofrecerle su apoyo y poco después vemos que en las elecciones sale elegido Harvey Milk, el primer supervisor gay en entrar a formar parte de la Junta de la ciudad, junto a otras minorías, pero también hay otros muy conservadores, por lo que la lucha contra la proposición 8 pinta ardua. Como ahora todos están trabajando unidos para derrocarla, las chicas del centro de mujeres están ayudando a Diane a elegir a un potencial padre entre los chicos gays presentes.

«Ese parece un buen jamelgo»
¡Como la vida misma! Roma les riñe diciendo que es fundamental el anonimato, así que se va a buscar a una amiga que sí sabe guardar un secreto para que haga de intermediaria. Mejor así.
Desde su nueva posición en el Comité de Diversidad, Ken está intentando organizar una marcha de protesta por el Día de la Libertad y explica que necesitan un símbolo. Hemos hablado del nuevo amigo de Ken, de nombre Gilbert, ¿verdad? Pues es nada más y nada menos que Gilbert Baker, el diseñador de la bandera LGBT, así que aquí tenéis el origen de todo, lesbicanarias. Pero claro, que Ken esté tan comprometido políticamente, genera un cierto conflicto en su pareja con Richard, que sigue manteniendo las apariencias de cara al público colegueando con políticos homófobos, así que Ken estalla un poco y trata de explicar que eso ya no se trata sólo de ellos dos, sino de toda una comunidad. ¡Qué bonito! Cleve y Roma han decidido que de cara a la votación contra la proposición irán puerta por puerta y pueblo por pueblo para recabar apoyos, con muchos portazos de por medio. De vuelta a casa Roma está en modo emotivo recordando Togo y, como Diane está al lado, tienen un momento y SE BESAN.

OS PARECERÁ BONITO
¡Para nada nos lo esperábamos! Con todo esto, una vez ambas llegan a casa están que no saben dónde meterse. Jean está tope feliz con el tema de ayudar a Diane en su embarazo y le empieza a hablar de temas de ovulación y tal y cual. La verdad es que es bonito que se apoyen tanto incluso conociendo el pasado que comparten, NO ME DIGÁIS QUE NO. No hay celos aquí. El problema es que a Diane se le nota en la cara que ha pasado algo, Roma no sabe qué decir y Jean capta rápidamente que ocurre algo porque hay una tensión demasiado awkward. En la siguiente escena con Diane, vemos que le llega el esperma a casa en un bote dentro de un calcetín. UN CALCETÍN. Métodos rudimentarios, ya veis, pero mientras valga…
Rápidamente llega el gran día que Gilbert y Ken estaban esperando: el del Orgullo! Bueno, en este momento todavía no se llamaba Orgullo, pero vosotras me entendéis. Es un momento muy preciosísimo con la canción Changes de fondo.

* Se lleva la mano al pecho sobre el corazón *
Tanto que a Ken le sube la bilirrubina y decide poner su nombre en un cartelito frente a las cámaras de televisión. ¡Veremos qué supone esto en su relación con Richard! También otros personajes como Sally, Cleve o Roma están allí.
Con todo esto llega finalmente el día de la votación para la proposición 8 y Diane no encuentra mejor momento que ese para contarle a Roma que está embarazada y quiere criar al hijo con ella. Es que de verdad, muchacha, podías hacerlo en otro momento y no allí en medio y medio en semejante instante de tensión. Roma no sabe cómo procesar eso porque está Jean y las otras mujeres del centro y… bueno, que no sabe qué excusa poner ya. Diane está convencidísima y le explica que es con ella y sólo con ella cómo quiere tener ese hijo, si está por la labor, claro. En ese momento anuncian que la proposición 8 está muerta en California, así que Roma no sabe qué hacer con tantas emociones en ese momento. Diane le cuenta que no se preocupe, que puede criarlo sola, pero lo que no puede es estar viviendo con Jean y Roma al mismo tiempo. Normal, a mí ya me parecía todo muy happy yupi para que no saltase por los aires tarde o temprano. Eso sí, hay que reconocer que Roma tiene todo el derecho a quedarse así de traspuesta teniendo en cuenta que no son pareja y que Diane en principio decidió ser madre ella sola y ahora le salta con estas.

¿Abrazo de despedida?
Total, Diane la pilla en un abrazo con Roma todavía un poco sin saber qué decir, le da la enhorabuena y todo queda ahí por el momento. Que sí, que sabemos que los feels están a flor de piel con estas dos, que se besaron en el bus de vuelta y todo, pero el momento yo creo que no es el más adecuado. Llamadme loca. Tanto es así que cuando Cleve se pone en plan “ey Roma, ganamos, viva la vida” y están todos en modo party hard, Roma en cambio está con una bajona terrible. Después se abrazan mientras piensan en lo mucho que les queda por luchar durante su vida como buenos activistas que son.
La felicidad les dura exactamente 20 días, hasta que Harvey Milk es asesinado, así que se monta una criminal en las calles con manifestaciones y disturbios a lo largo de San Francisco. Cleve, por supuesto, está en medio de todo el percal y le suelta a Roma un discurso de “ganamos en las urnas y nos asesinan, así que vamos a luchar con nuestras vidas por nuestro hogar!!!!!!!” QUE SE ME PONE LA PIEL DE GALLINA. A TOPE CON ESTO. FUEGOOOOOOOOOOOOO. LEÑAAAA A LA POLIIIIII.

«HASTA LA VICTORIA SIEMPRE»
De esto saltamos a 1981, donde todo parece que va encarrilado a una legislación que proteja al colectivo LGBT+ porque la resistencia que surgió del asesinato de Harvey Milk parece haber surgido algo de efecto. Además, Diane ya ha tenido su bebita y todas las lesbianas del centro de mujeres están allí visitándola, incluida Roma, a la que sólo falta ponerse un babero. ¡Que se te nota mucho, chiqui! Diane les está muy agradecida, pero explica a Roma que tiene que protegerse porque cuando ellas vienen, Roma viene y… le hace pupita. Porque está enamorada, es que la entiendo un montón, mi niña. Así que Roma se queda con cara de ok, no vuelvo más, pero casi sale de allí llorando. Muy bien esto, no habléis las cosas, QUE ES UNA PENA.
Ken ahora trabaja en un comedor social y a él acude la activista Cecilia Chung, aunque no se presenta por su nombre en este momento y Ken asume que es un chico gay. Ella enseguida le corrige porque es una mujer trans. De repente hay un chico heroinómano que se desmaya allí mismo y a quien tienen que llevar al hospital, donde les dicen que aquellos síntomas no deberían aparecer en alguien tan joven. Esto también le pasa a un amigo de Cleve, empiezan a aparecer enfermedades que se supone que no deberían aparecer en gente joven con un sistema inmunológico sano. ¿Veis por dónde van los tiros? Ken también. Empiezan a surgir estudios sobre alta mortalidad entre la comunidad gay, pero no se sabe nah y todo es confusión y miedo.

«Algo raro está pasando…»
Diane trabaja de enfermera en ese hospital y empieza a ver cómo se acumulan los casos. Como no saben de dónde sale, los medios comienzan a decir que es una enfermedad gay y la etiquetan como tal, ya sabéis lo bien qué le vino esto en su día a los homófobos. El tema es que esta situación amenaza con llevarse todo el progreso de esos años por delante al ser la excusa perfecta para atacar a la comunidad LGBT+ y Pat Norman (el personaje interpretado por Whoopi Goldberg y que trabaja en el departamento de salud de la ciudad) no quiere dar la voz de alarma precisamente porque teme que se extienda ese mito. Cree que necesitan saber algo seguro antes de compartirlo. Lo que parece que está claro es que es algo inmune y que la gente está muriendo. Al compartirlo con sus compañeras del centro de mujeres les intenta explicar que si resulta que es una cuestión sexual, también las mujeres están en peligro, que es una cuestión de toda la comunidad.
Cuando están en los baños públicos, los dueños del lugar descubren que uno de los amiguis de Cleve está francamente mal con todo el cuerpo cubierto de ronchas así que lo arrastran fuera de allí. Cleve y los demás se quedan un poco picuetos, además hace nada un chico estaba por allí haciendo preguntas. A la salida Cleve se enfrenta con él y resulta que no es un representante del gobierno como pensaba, si no parte de una investigación que se está llevando a cabo para conocer los factores de riesgo de la enfermedad.
Volviendo a Diane, como ella ve todo lo que está pasando en el hospital, llega al centro de mujeres a intentar convencer a las demás de que ayuden con lo que puedan. Roma explica que no tienen recursos para desviar y que eso implicaría cortar otros programas del centro. Bueno, a ver, sí… pero está muriendo gente. GET YOUR SHIT TOGETHER.

Cuando te riñe tu novia-no novia y no sabes dónde meterte
Todo esto viene a que Ken ha visto cómo moría el chico que llevó al hospital y ha terminado suplicando a Diane porque se trata de una situación de crisis. En el comedor social, Cecilia lo ve bastante bajoneado y quiere ofrecerle apoyo, así que Ken termina ofreciéndole un puesto de trabajo allí mismo.
A Roma lo que le dijo Diane parece que le cuajó, así que decide perseguirla al trabajo (esto no hacía falta ¿?) muy enfadada porque, según ella, todo aquello vino de las “mierdas sin resolver” que hay en su relación. Así que de repente se ponen a hablar de ello en el ascensor, cual Anatomía de Grey.
Roma: No me devolvías ninguna de mis llamadas. Te escribí cartas tras Togo, Diane. Cartas de amor. Y nunca me contestaste. Entendí que eso quería decir que habías seguido adelante, así que yo seguí adelante también.
Diane: ¿Cartas de amor? Eran extrañas y detalladas actualizaciones sobre tu estatus profesional. “Hola, Diane, hoy tuve una entrevista con NOW, me compraron una ensalada césar”.
Roma: Bueno, claramente ahora estamos en dos lugares muy diferentes.
Diane: Sí, yo estoy en el infierno. Tú estás en planeta narcisismo.

Espabilad y besaos, que se van a abrir las puertas!!
Well, that escalated quickly. Roma está encaprichada con hablar sobre ello para aliviar la tensión entre ellas y Diane está muy hasta el coño de que piense eso, así que le viene a decir que se dé una vuelta por la planta para ver a los enfermos, a ver si después sigue pensando que su petición de ayuda es por sus sentimientos sin resolver. SLAAAAAY. Y claro, al darse un paseo por allí se le cae el alma a los pies. Si es que… estabas mejor calladita.
Finalmente, se celebra la reunión en la que se darán los resultados de la investigación que se ha llevado a cabo sobre la enfermedad. Diane va por allí y le entrega su diario a Roma para que vea “lo que es una carta de amor”. Uyuyuyuy, que se calientan las cosas. Los resultados son bastante claros en que 1. aquello es ya una epidemia y 2. se trata de una enfermedad de transmisión sexual que afecta mayormente a hombres que la contraen a través de otros hombres. La información compartida afecta a todos los allí presentes. Lo malo es que los rumores en la población también alimentan la homofobia y a Cleve le terminan metiendo una paliza que lo manda al hospital. Cuando se despierta, lo primero que le dicen es que su amigo Marvin está en las últimas, así que se levanta y va a darle mimitos 🙁

No deja de morir gente 🙁
La cosa está en un momento de la historia dificilísimo, pero las distintas investigaciones que se están llevando a cabo hacen que por fin lo etiqueten con el nombre por el que todas lo conoceréis: SIDA. No obstante, aunque la palabra gay se hubiese quitado de la ecuación, para la gente hetero conservadora aquella seguía siendo “la enfermedad que mataba maricones”, en palabras de Ken.
Sin embargo, entre el dolor y la muerte también hay sitio para que siga surgiendo el romance, como cuando Cleve conoce durante su estancia en el hospital a un chico la mar de guapete con el que parece hacer migas. También hay lugar para el reencuentro porque Roma se lee el diario de Diane y tiene una epifanía, así que va a buscar a Diane a la puerta del hospital tipo escena de Love Actually.
Roma: Estábamos enamoradas. El tipo de amor que hace que la gente atraviese océanos, tenga bebés y envejezca junta. Y si fuésemos heteros, hubiésemos diseñado nuestras vidas en torno a ello, pero dos mujeres… en ese momento… No teníamos palabras para ello, ningún paradigma, nada. Y tienes razón, es mi falta de perspectiva lo que me está impidiendo tener esto, una familia.
Diane: Roma…
Roma: Sé que te he hecho daño. Sé que he convertido todo esto en un gran desastre y el mundo está destruyéndose a nuestro alrededor y desenredándose. Puede que sea imposible pero la verdad es que lo nuestro todavía no está acabado.

Que esta sea la definitiva, anda, dejad de marear la perdiz
Es que si después de esa declaración no se besan, yo ya no sé.
Tras todo lo que pasó con la epidemia de SIDA, organizan una marcha nocturna muy emotiva. Cleve los anima a escribir todos los nombres de las personas muertas en el edificio federal del gobierno y no sé vosotras, pero yo he llorado lo que no está escrito con este capítulo. Todo el mundo ha perdido a alguien, es muy duro. Este momento es el inicio del famoso edredón creado para homenajear a las víctimas del SIDA, algo a lo que el activista Cleve Jones dedicó una parte importante de su vida, pero esto lo veremos en los episodios siguientes.
¿Qué tal lleváis la serie? ¿Le habéis dado ya una oportunidad?