Su abuela acaba de morir y Clara se sume en un profundo pozo de tristeza. Era su única familia, ella la crio, a falta de madre (fallecida al poco de nacer ella) y de padre (de ese mejor no hablar). Para colmo, debe abandonar la que ha sido siempre su casa porque el contrato de alquiler estaba a nombre de la abuela y el casero puede echarla impunemente.

Hay teorías que defienden que hasta de las desgracias pueden sacarse aspectos positivos y en este caso es así. A Clara se le viene el mundo encima cuando tiene que recoger sus cosas y tirar todo lo que no puede llevarse. Sólo conservará las fotografías y lo que estrictamente sea un recuerdo íntimo de su abuela. Entonces, se fija en una foto enmarcada que cuelga de la pared. Muestra un momento entrañable entre ambas. Decide, por supuesto, llevársela como parte del bagaje de la memoria de su vida juntas. Está firmemente pegada y debe desprenderla. Cuando lo logra, descubre que estaba tapando un agujero en el que reposa un cofre. Intenta abrirlo, pero no es fácil: está cerrado con un potente candado. Es hora de echar mano de los amigos.

Bernat acude a su llamada. Es un tipo curioso, con una afición nada común: colecciona baldosas. Eso sí, no son baldosas corrientes. Se trata de auténticas obras de arte, datadas en el siglo XIX y principios del XX. Las busca y recolecta por toda Barcelona y posee ya una importante cantidad de ellas de calidad reseñable. Bernat trata de abrir el candado, pero sin éxito. No hay forma, al menos sin dañar la madera. Y sería una pena destrozar una pieza labrada, con ese acabado tan hermoso.

Se les ocurre emplear una radial, cortando el gancho del candado. Pero ninguno de los dos tiene una radial. Toca llamar a Felipe, amigo de ambos, un poco desastroso con su vida pero de buen corazón y lealtad a toda prueba. Por fin, Felipe consigue el objetivo. El candado está roto y el cofre descubre lo que estaba guardado en su interior.

Bernat no cabe en sí de alegría. Envuelta entre paños para su protección, hay una baldosa hidráulica con la imagen de un dragón. Clara está perpleja, ¿por qué habría su abuela escondido con tanto esmero un objeto como ése? Pero olvida que en esa casa vivieron antes bisabuelas y, antes de ellos, sus tatarabuelos. Puede que no fuera ella quien ocultara la baldosa del dragón. En cualquier caso, está segura de que el hallazgo es importante y es necesario descubrir qué hay detrás de ello.

Los tres amigos se lanzan a la investigación y van poco a poco encontrando datos, noticias y documentación que arroja un poco de luz sobre la historia de la baldosa. Y se encontrarán con algo mucho más sorprendente si cabe: la baldosa es la clave de un misterio. Forma parte de un puzzle que deberán reconstruir, encontrando el resto de las piezas que lo conforman. Una vez completado el rompecabezas, podrán resolver el acertijo y encontrar el tesoro que el tatarabuelo de Clara escondió en algún lugar, preservándolo para su familia del futuro.

“Un tesoro en el olvido” es un relato de aventura. Clara se lanzará a la búsqueda del tesoro, con la colaboración de sus amigos y en ese devenir no sólo irá descubriendo pistas y se irá acercando al objetivo, también se topará con Gisela. Ese encuentro será determinante. Gisela y Clara pronto se darán cuenta de que entre ellas puede haber algo más que una buena amistad.

La novela es ágil, tiene una trama entretenida y se lee con gusto. Como punto a su favor hay que destacar que trata de un tema bastante desconocido (por lo menos para mí) y que tiene mucho interés. Jamás pensé que el mundo del mosaico hidráulico fuera tan complejo, tanto a nivel artístico como histórico. Y mucho menos sospechaba que un narrador eminente como Carlos Ruiz Zafón fuera un aficionado y estudioso de la materia, hasta el punto de haber escrito un libro sobre el asunto (uno de los que lee Clara en el transcurso de su investigación).

Si queréis daros un paseo por la Barcelona modernista, esta es una buena oportunidad. Y si, además, os gusta la aventura y las historias de tesoros escondidos, con más razón debéis leer “Un tesoro en el olvido”.

Que la disfrutéis, si os apetece.

Un tesoro en el olvido
  • Garzón de Albiol, Virginia (Autor)