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Escrito por: Arcadia:

«Soy de ideas fijas. Vivo en la meseta norte española. Llegaré muy pronto a la cuarentena, así que me voy resignando. Vivo en pareja desde hace un buen montón de años, y que vaya tan felizmente como hasta ahora. Me encanta el cine (sobre todo el clásico), la buena literatura y las historias bien contadas.»

Nuestro episodio comienza precisamente con el objeto de estos comentarios: el tema lesbicanario. Esther y Maca hacen planes para compaginar vida laboral y familiar, y la enfermera queda encargada de recoger a los niños y llevarlos al cole. Maca sugiere otro planazo: que luego Esther vuelva de nuevo a su casa y tirarse ambas en el sofá. ¿Para ver la tele? ¿Para echar una siesta? ¿Para jugar un poco a la play, quizá leer un rato? ¿Para consultar las novedades lesbicanarias por el Internet del portátil? No lo sabemos, pero Esther aclara que sufre de agotamiento insuperable por tener dos casas a la vez. Marcharse a vivir juntas es la opción obvia, y efectivamente sale el tema.

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Estamos enteradas gracias a TLW de cuál es la moraleja del chiste de la primera cita de dos lesbianas: que se mudan a vivir juntas a la primera oportunidad y aunque no venga a cuento. Pues aquí andan Maca y Esther, rozando el tópico. La Jefa de Enfermería está, según palabras propias, “deseando” irse a vivir con su Ex – Ex (porque ahora es “Ex” de haber sido antes su “Ex”). Atentas al detalle, repito, Esther afirma rotundamente que quiere irse a vivir con Maca, recuérdenlo para luego. La pediatra responde, con gesto ambiguo: “Pues ten cuidado con lo que deseas, que se puede hacer realidad”. La que avisa, no es traidora.
Maca sale hacia el pasillo tras sonoro beso (muac) y no sin antes dirigir una sonrisa de despedida a su novia (me encanta el detalle). Como está tan trajeada, se agencia un cumplido de Gimeno y de paso justifica la indumentaria: va con Sotomayor a un Congreso Médico. Gimeno sugiere que la asistencia de Maca al mencionado evento tiene un objetivo puramente promocional, Sotomayor la lleva como “imagen” del hospital. La pediatra se mosquea un poco, ¿La ve quizás como una “mujer-florero”? (esto era una canción, ¿no?) y Gimeno espeta “No, como mujer-florero no. Si acaso, como Directora de Urgencias-florero”. Ha quedado claro su valor ornamental.

En el famoso Congreso aparece una sujeta con un cuadro clínico de ninfomanía aguda. Maca conoce el caso de la tal Silvia (representante de material quirúrgico y reputada fiera sexual) y comenta: “Javier, por favor, que todos conocemos a Silvia. Hasta casi yo, si me descuido”. Está claro que aquí el verbo “conocer” está referido a su connotación bíblica. Lo que Maca quiere decir es que la tal Silvia no puede ser ya más hetero, y sin embargo, si te descuidas también te hace un favor. De hecho, le lanza un largo vistazo a Maca escaneándola de abajo a arriba, y comentando lo guapa que está. El siguiente movimiento es meterle un viaje a la entrepierna de Sotomayor. Yo creo que el diagnóstico de esta chica está claro (viciositis colosal), y hay que ser bestia para hacerse una hernia de disco teniendo sexo, por mucho que la práctica del mismo haya sido en los servicios. Vamos, que encima de zorra, torpe.

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Lo de Javier Sotomayor es de juzgado de guardia. Yo es que a este tío no lo puedo sufrir de lo puro imbécil que es. Rezuma idiotez por toda la epidermis. Es el típico jefe-capullo de pura raza porcina, de la especie animal generalmente conocida como “Capullus Directivus”, por lo que en adelante por tal nombre me referiré a este sujeto. Vale que Fuenteovejuna haya usado de modo indebido un quirófano cerrado, vale que haya que darle un escarmiento a Fuenteovejuna y le abra un expediente a Fuenteovejuna, pero es que no se trata de una acción aislada, es simplemente que Capullus Directivus no aparece en una sola escena en que no haga algo reprobable, indigno, antipático o simplemente estúpido.

Tras pedir ambulancia para la herniada, Maca vuelve al hospital y ya no deja el móvil de lado durante el resto de su jornada laboral. Percibimos que existe un secreto, una sorpresa que quiere dar a Esther. Las dos únicas pistas son: 1ª: Es algo que podría molestar a los vecinos y 2ª: Es para toda la vida. Menuda incógnita.

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Cuando la Jefa de Enfermería aterriza por casa, descubre la sorpresa. Maca le ha organizado la mudanza, y ya está todo embaladito y preparado para el traslado. Todo el género humano que se haya cambiado de casa sabe lo rollo que es, así que a mí me parece todo un detallazo de lo más super-lovely. Pues a Esther no, a Esther le sienta como un tiro, “Yo la mato”- dice.

Esta chica no es de este planeta, a mí me hubiera encantado no tener que trabajar. Cuando Maca llega, se la encuentra furiosa desempaquetándolo todo. Por la cara que tiene, deduce hábilmente que se ha enfadado (yo más bien diría que está cabreadísima), se pone a explicar la bondad de sus razones y sólo consigue que Esther explote.

A continuación, pequeño análisis de la bronca:

Maca: A ver, cariño, lo único que quería era dártelo todo hecho, y que tú no te preocuparas de nada.
Esther: Ese es tu problema, Maca, que tú siempre quieres llevar las riendas de todo. Nunca cuentas con nadie. Tú, a tu bola.

No sé si os pasó a vosotras, pero yo sentí un Déjà Vu. Me recordó muchísimo a una escena de TLW en que Bette le pregunta a Tina por qué es difícil tener una relación con ella y Tina le contesta que es una “control freak”. Aquí también lo que se echa en cara es esa obsesión por el control, por tenerlo todo organizado y el reproche se resume en que impone su criterio siempre en las decisiones de pareja. Para muestra, el siguiente botón, con el que continúa la pelea:

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Maca: No, perdóname pero eso no es así. Yo cuento contigo.
Esther: Sí, ¿En qué momento me has preguntado si me quería mudar a tu casa? Tú has tomado la decisión.
Maca: Bueno, es que mi casa es más grande. Y somos cinco. Creo que lo más importante es que estemos juntas, ¿no?
Esther: Que estemos juntas no significa que dejemos de respetar el espacio de cada una.

Esther, guapa, ¿Tú te has acordado de tomarte hoy la medicación?. Si tanto quieres irte a vivir con tu novia (véase comienzo del capítulo), estarás deseando precisamente eso: irte a vivir con tu novia. ¿Qué no entiendes del concepto “vivir juntas”? Y, por otro lado, irse a la casa más grande siendo cinco no parece tampoco un disparate.

Maca: Por supuesto. Perdona si me equivocado, pero no lo he hecho para joderte. Pensaba que te iba a hacer ilusión.

Encima la pobre sigue disculpándose. Pero Esther no recupera la cordura, ya no atiende a razones y cada vez está más rabiosa. Pone unas miradas furibundas que miedo me dan. Maca se va dando un portazo, toda triste.

¿Veis lo que pasa? Esto es por quejarme de que se ponía aburrido de puro normal. Esperemos que sólo sea una trifulca sin importancia y que la próxima semana nos den alegrías lesbicanarias.