plantas39

Escrito por: Arcadia:

«Soy de ideas fijas. Vivo en la meseta norte española. Llegaré muy pronto a la cuarentena, así que me voy resignando. Estoy felizmente casada, después de muchos años de vida en común, y que vaya tan felizmente como hasta ahora. Me encanta el cine (sobre todo el clásico), la buena literatura y las historias bien contadas.»

Maca y Esther 18x05-01

Aparece Maca por el vestíbulo del hospital para nuestro alivio y deleite, porque esto supone que ha vuelto (¡Al fin! ¡Cuánto la hemos echado de menos!). Ganas me quedan de ponerle la alfombra roja. Viene del brazo con una mujer que resulta ser su madre y detrás de ellas camina a remolque su padre, que es un señor adosado de forma perpetua a un teléfono móvil.

Héctor sale a recibirles y Maca le explica que su madre (que atiende al nombre de Rocío) lleva un buen tiempo con fatiga y dolor precordial y que se la ha traído a Madrid porque en el hospital de Jerez no dan con lo que tiene. Tras esto e inmediatamente, porque nuestra Maca es así de cariñosa, pregunta por Esther. Rocío hace un gesto de desagrado que nos la encuadra de modo automático en el papel de suegra malota (no sabemos si simplemente es que no traga a su nuera o si se opone también a la relación entre las chicas). Esther se encuentra rellenando papeles en el mostrador de recepción, que suponemos importantísimos informes, historiales y demás documentación, cuando de súbito entra Raquel que ya de paso que venía a trabajar se ha traído consigo a una paciente que ha sufrido un desmayo en la calle. Raquel está muy activa esta temporada, tanto que la tarde anterior se fue a denunciar a la prensa la desorganización y falta de medios del hospital. Lógicamente se ha montado un buen follón, se ha perdido la buena imagen del hospital y ahora no la encuentran. Al rescate acude Javier Sotomayor que sigue siendo Capullus pero ahora ha perdido el apellido Directivus. Sin él, no puede usar sus superpoderes de jefazo, necesarios para salvar al hospital. Héctor se pone manos a la obra con la mamá de Maca. No hay nada como trabajar en un hospital para que traten bien a tus familiares: semanas y semanas en Jerez y se vienen sin diagnóstico; aquí no hacen más que entrar y ya tenemos indicios: el electro revela una alteración de las ondas P, lo que parece determinar un crecimiento de la aurícula derecha. Hasta ahí, todo aclarado. Pero sin más pruebas Héctor no puede explicar el porqué de la fatiga y, por tanto, tampoco aventurar un diagnóstico probable.

Esther sigue entregada a su laboral actividad, cuando Gimeno la pilla por banda para expresar lo muchísimo que le ha gustado su última creación lúdico-literaria: el Cuento de la Serpiente y el Topo. Más que cuentos, Esther escribe fábulas porque sus relatos están cargados de contenido simbólico y llevan incluida una moraleja, que es lo que más gusta al lector-fan Gimeno. No atina a finalizar sus manifestaciones de entusiasmo, pues la dama de sus sueños aparece en ese preciso momento.

Maca y Esther 18x05-02

Algo demudado explica por qué le gustó el cuento: los topos son ciegos pero no sordos, así que el topo protagonista libró de los intentos de mordisco de la serpiente porque ésta era de cascabel y, claro, hacía ruido con el idem. Y se larga de improviso. Yo no lo acabo de entender, debo ser de luces limitadas, pero al lado de esta formulación las de Kant son las más sencillas que he visto en la vida.

Claudia se queda con Esther y se ofrece para poner al día a Maca de lo que se perdió por no aparecer en el capítulo anterior. Pero la jefa de Enfermería no es partidaria de cargar más a su mujer emocionalmente con tonterías como que tenga unos lagunones de memoria del tamaño de un piano. Esther lo hace con toda su buena intención, esa es la verdad: bastante tiene la pobre Maca con la no-sabemos-qué patología de su madre. Preocuparla ahora con la posibilidad de que su pareja pueda olvidarse incluso de ella misma (porque las pérdidas de memoria son selectivas y sólo se encuadran en Maca), es altamente improcedente. Esther le hace una visita a su suegra. El recibimiento no sólo es frío, es hostil. Y el suegro se sale de la habitación tras de su móvil, al que sigue pegado cual lapa. A este hombre no le quitamos el teléfono ni apagándole un cigarro en la mano con que lo sostiene.

Maca y Esther 18x05-03

La señora es bastante impertinente, no lo vamos a negar. Esther se interesa por su salud y ella dice que sólo está algo cansada y que su hija es una exagerada. Cuando su nuera (que lo es, aunque la fastidie) responde que por algo será y que se fíe un poco de Maca y su criterio médico, la suegra decide plantar sus reales: “¡Es una exagerada! ¡Si lo sabré yo mejor!”. Ésta es la típica actitud de la tópica suegra difícil que compite con el/la cónyuge de su hijo/a para dejar claro que ella y sólo ella conoce mejor que nadie a su cachorro/a. Esther se pica, pero no está dispuesta a que se le note y darle una satisfacción a la borde de Rocío. Así que le devuelve una larga cambiada: le dice que sí que tiene buen aspecto. Como la hosca suegra lo único que quiere es quedar por encima, ataca sin pensar contra el criterio de Esther, que no tiene derecho a opinar eso porque “ni siquiera” es médico. “Soy jefa de enfermeras, y ya voy teniendo ojo”, contraataca Esther. Aquí la situación dialéctica es interesante, porque ¿Qué responde ahora la suegra impertinente?

Opción A: “Sí, pero sigues sin ser médico y sólo me fío de un docto galeno como Dios manda. Fuera de mi vista, vulgar enfermerucha”. Esta opción tiene el inconveniente de que su propia hija es médico, y sin embargo ella no da mucho crédito a sus opiniones. Como vimos, Maca es a su juicio una exagerada. Y hemos quedado en que ella conoce a su hija mejor que su propia pareja, que para eso es su Madre (con M de Madre Mayúscula).

Opción B: “Efectivamente, no me pasa nada. Pero tú no te metas, que nadie te ha dado vela en este entierro porque no eres de la familia”. Aquí la borde quedaría moralmente fatal: estaría fingiendo tener un problema para preocupar cruelmente a su hija, que se la ha traído a Madrid atravesando media península. Significaría que es una farsante egoísta y encima reconocerlo.

Como ninguna de las respuestas la cuadra, Rocío cierra el pico en régimen de total frustración y rabia mal disimulada. Cambio de tercio: “Me gustaría ver a los niños”, añade. Esther no se los va a traer volando, que están en el colegio. Como si oye campanas, la suegra insiste en que quiere que le traigan a sus nietos y se apoya en un argumento tan tonto como que les ha traído regalos. ¡Como si los regalos fueran perecederos y se fueran a pudrir o autodestruir justo antes de la terminación de la jornada escolar! De entre los regalos, Rocío proclama un disfraz de Sheriff del Oeste, con pistola incluida. Como Esther se molesta por ser anti-belicista en el asunto juguetes, la suegra se escandaliza de que su nieto aún no haya conocido revólver. Probablemente piense: a este niño me lo van a volver maricón.

Maca y Esther 18x05-04

A estas alturas ya sabíamos que Maca no es tonta, así que no nos sorprende que comente con Claudia que sus padres “no paran de darle cera a Esther”. Es una curiosa forma de expresar la hosquedad con que la tratan, pero lo entendemos perfectamente. En el transcurso de la conversación, nos enteramos de dos cosas:

  1. Claudia ronca y no quiere reconocerlo (eso les pasa a todas las que roncan).
  2. Maca lo sabía porque Claudia ha dormido en su cama la tira de veces (atención, chicas: fin de las esperanzas. Si pasando la noche en la cama de Maca, Claudia no se ha cruzado ya de acera, es que es una firme heteroconvencida y no hay nada que hacer).

Maca y Esther 18x05-05

Esther entra en la sala de médicos con cara de circunstancias y una carpetita en la mano. La susodicha carpetita contiene el ecocardiograma practicado a su suegra. Maca lo examina y Gimeno también: ya tenemos diagnóstico y no es nada bueno. Rocío padece una hipertensión pulmonar muy severa. La única solución es un trasplante y por vía de urgencia, porque los pulmones de la señora ya funcionan a duras penas. Con todo el disgusto encima, Maca ni hace caso de las condolencias de Esther. Lo que ahora focaliza su voluntad es informar a su padre.

¿Dónde está el padre de Maca y qué está haciendo en estos momentos? Adivinen. ¡Hablando por el móvil! Lo de este hombre ya es de estudio clínico. Por lo menos cuelga cuando su hija llega a su altura y escucha lo que tiene que decirle: “Mamá está grave. Necesita un trasplante de pulmón cuanto antes. Papá, yo no te voy a mentir, es muy difícil conseguir un órgano”. Pero poco duró su sensatez: el teléfono vuelve a sonar y el tipo hace ademán de responder. Maca ya pierde la paciencia: “La vida de mamá está pendiente de un hilo y seguimos hablando de tu puñetero teléfono”. Aquí el papá se derrumba y, arrepentido de su adicción movilopática, declara su imposibilidad de seguir en este mundo mortal si su cónyuge palma.

Maca y Esther 18x05-06

Juntos, padre e hija, entran en la habitación de la paciente y Maca apechuga con el trago de decirle a su madre lo malita que está. Rocío pesca rápido los preocupantes matices de su situación y entre lágrimas pide de nuevo ver a sus nietos. Como Esther ha ido a por ellos, poco va a esperar. Su esposo, ahora devotamente rendido y con el móvil apagado, le estampa un húmedo beso a pesar de que a ella le da vergüenza delante de “la niña”. La “niña” es Maca, claro. El papá sensatamente señala que no hay motivo de escándalo: “Esta ya sabe latín”, dice refiriéndose a la dilatada experiencia sexual y afectiva de su hija. Y aclarado el concepto, sigue besando a su mujer.

Sotomayor lleva todo el episodio intentando recuperar su “Directivus”, para así curar al hospital de la acefalia que sufre. Por lo visto, es el único de entre la plantilla que puede asumir la jefatura del cotarro y poner un poco de orden. Pero el Gerente le amenaza con no darle el cargo si Raquel no se retracta de sus declaraciones a la prensa y de paso privatizar el hospital y ponerla a ella de patitas en la calle (todo en el mismo lote). Raquel no da su brazo a torcer tan fácilmente, pero al final los titánicos esfuerzos de Javier para convencerla se ven recompensados y la rebelde médico rectifica y se disculpa. Sotomayor toma el mando y vuelve a ser, pues, “Capullus Directivus”.

A continuación paso a comentar algo que no tiene absolutamente nada que ver con las chicas, pero son exigencias de mi esposa, porque le encantan los perros. ¡Todo sea por la paz conyugal! El perro de Gimeno se llama Greta y por esa razón todos pensábamos que era fémina. Pues bien, a Greta le ha atropellado un coche y hay que intervenirle quirúrgicamente. Como no es normal operar canes en hospitales de personas, nadie quiere hincarle el bisturí. Sotomayor ya ha operado perros en anteriores circunstancias, lo que le convierte en el candidato ideal. Pero no quiere, y esta vez tengo que darle la razón, porque si alguien se entera ahora sí que les cierran el negocio.

Gimeno gime y, en su desesperación, pretende que un veterinario le guíe telefónicamente para operar al perro en un quirófano que ha expropiado. Esto no es buena idea. A Sotomayor nos le están ajustando un perfil más simpático (le quitaron el “Directivus” y ahora quieren privarle del “Capullus”). Así que le da un ataque de bondad y se apiada de la mascota y de su dueño y acaba metiéndole el bisturí, salvando la vida del can que, debo reconocerlo, es una peluda preciosidad.

Maca y Esther 18x05-07

Conducidos por Esther, llegan los niños a ver a su abuela. Hay reparto de besos y de regalos. Si no fuera porque la señora está muy malita y hay que consentírselo todo, habría que reseñar lo sexista de la elección de algunos de los regalos: pistola para el niño, escobas para las niñas. Así me gusta, aprendiendo desde chiquitines dónde está el sitio de cada uno/a en la vida.

Esther descubre que le gusta jugar a vaqueros a pesar de sus convicciones anti-bélicas en materia de juegos infantiles. Y justo cuando empieza a hacer migas con su suegra, que se enternece con la escena lúdico-afectiva entre madre e hijos, a la enferma le da un ataque. Niños, marido y Esther salen corriendo de la habitación para que los sanitarios hagan su trabajo. Sentados todos en un banco del pasillo, siguen estrechándose los lazos familiares: el abuelo enseña a los pequeños a hacer flores de papel. Son las mismas flores que aprendió a hacer su hija en su día, y que son llamadas “Flores de Samarkanda”. Sus poderes mágicos están comprobados, afirma el abuelo, y sirven para curar todas las enfermedades y hacernos inmortales.

Maca y Esther 18x05-08

Maca sale de la habitación con la noticia de que su madre ha superado la crisis y se encuentra estable de momento. Todavía con el susto encima, se sienta con Esther y se dan un tierno besito. Maca está muy angustiada: su madre está muy débil y no es probable que resista muchos envites como éste. En tales circunstancias sería conveniente la administración de muchos más besitos. Después, en la cafetería, Esther inicia una conversación importante:

Maca y Esther 18x05-09

Esther: ¿Cómo estás?
Maca: Pues no lo sé. Asustada.
Esther: Maca, yo me quiero disculpar. Sé que no es el momento, pero necesito que me oigas. Me he comportado como una idiota. Sé que tus padres son como son, que no van a cambiar y que se sienten raros conmigo, pero también aceptan lo que hay.

Maca: Mis padres te aprecian, Esther. Pero no saben cómo colocarlo.
Esther: Lo sé, lo sé, por eso. Me he comportado como una niña. Perdóname. Tenía que haber estado más contigo en vez de quejarme tanto.
Maca: Tú ya sabes que yo soy de las que se creen que pueden con todo, ¿verdad?
Esther: Sí, lo sé.
Maca: Pues es mentira. Porque no se puede hacer nada. Sólo esperar. Y ya que hay que esperar, prefiero que sea contigo.

Aiiiissss. Qué tierno. Maca y Esther se cogen de la mano sobre la mesa de la cafetería y la mirada que las conecta es una maravilla.

Fin del episodio. Pero tenemos un tema pendiente ustedes y yo que tenemos que solventar. Sé que el resumen es hoy largo, porque ha habido cosas que comentar. Pero no tengo corazón para dejarlas esperando hasta la semana que viene la solución del acertijo. Ha llegado el momento que todas estaban esperando: atendiendo a la numerosísima petición popular, vamos a desvelar el misterio misterioso de por qué Maca es FEA. Recuerden que dije que yo ganaría la apuesta sin lugar a dudas (jugando con trampa y ventaja, claro. ¡Es que menuda una tahur estoy hecha!). 😉 Pues bien, Patricia Vico es una preciosidad y nos gusta a todas (a mí también, que quede claro: ¡Tengo ojos en la cara, por todas las diosas!), pero el personaje que interpreta en Hospital Central (Maca Fernández) es FEA.

FEA son las siglas de la profesión de Maca: Facultativo Especialista de Área. Es decir, médico especialista en un hospital público (de la especialidad que sea: hematóloga, ginecóloga, neurocirujana, pediatra, internista, etc, etc). Es así como se llama en España, y en los hospitales de verdad se hacen bromas con esto todos los días. El pitorreo éste sólo se aplica a las mujeres, porque un señor doctor puede ser FEA perfectamente, sin que nadie piense que tiene fealdad profesional o física. Así que: ¿Ven cómo es verdad que Maca es FEA? ¿Ven cómo yo no miento nunca (salvo a veces)? ¿Han sufrido mucho con la intriga? Yo sólo pido un poco de acción para no verme obligada a inventarme cosas como ésta para mantenerlas despiertas, que luego se me duermen y…..¡roncan estrepitosamente, como Claudia! ;D