No señoras, no les sentó mal ese último vasito de licor que se acaban de tomar, no están viendo doble :P, lo que pasa es que no sé porque llevaba una semana de retraso en mis resúmenes de episodio de Los Hombres de Paco y he decidido ponerme al día como mujer decente que soy.

Nuestro episodio comienza con Paco llorando porque de repente, el sexto sentido se le despierta y extraña y misteriosamente consigue ver al fantasma más querido por todas las lesbicanarias. Nuestra amada pelirroja, la forense más apañada del pueblo, la…vale…vale…a Silvia

Pepa Los Hombres de Paco

Pepa saludando educadamente

Y mientras eso sucede en una esquina. Pepa se encuentra con La Salgado y la saluda animadamente:

Hola hija de la gran puta

Lol, esa Pepa siempre tan cortes y educada jejeje. Pero no hay tiempo para risas porque la mujer le entrega un paquetito a nuestra policía y le dice que es día de que cumpla su misión. En el paquete hay unas balas, 22 para ser exactas y están limpias, no, no que les hayan pasado el paño, es que no pueden enlazarlas a nadie.

Pepa tiene que entrar a un instituto, y matar a un tipo. Pepa ha de infiltrarse, llegar hasta el despacho del susodicho, acabar con un guardaespaldas y por último terminar con el objetivo, vamos, lo de todos los días. Pepa exige que el chofer que va a acompañarla vaya armado, a Marina no le gusta nada el asunto pero nuestra policía también sabe jugar sus cartas.

Silvia Los Hombres de Paco

Nop, no soy Gasparin

Mientras tanto, Paco se encuentra cara a cara (por decir alguna cosa) con el fantasma de Silvia que al parecer ha llegado hasta ahí para echarle una mano a nuestro poli en plan ángel de la guarda. Paco desea en voz alto que todo fuera mentira, la pelirroja le pregunta que quiere que sea mentira, si lo del caníbal o lo de hablar con una muerta.

Paco le dice a Silvia que ha pensado en ella porque de todo el grupo era la persona que siempre sabía discernir lo que era verdad, ella era la práctica, la científica 🙁 snifs.

¿Y sabes por qué lo sabía tan bien Paco? Pues porque iba de atrás adelante y cuando me topaba con algo que no entendía volvía atrás y luego otra vez adelante. Y así cien, mil veces, las necesarias hasta saber que estaba pasando por alto. Porque siempre hay un origen de las cosas.

Silvia va guiando a Paco paso a paso para descubrir más pistas, la forense le va tranquilizando, diciendo que decir, como avanzar, etc, pero al final el hombre termina por perder los nervios como siempre y nuestro angelito de la guarda desaparece.

Mientras tanto, Pepa le escribe una carta a Paco y la guarda entre sus cosas. Es su plan por si todo sale mal y terminan matándola en el trabajito. En la carta, nuestra morenaza la explica a su hermano que se metió en un lió por haber matado a El Gordo. Le dice que lo quiere y donde están sus ahorros para que se vaya de farra a su salud en el caso de que no vuelva.

Pero Pepa en el fondo es buena y no le cuenta en la carta nada de que Marina fue quien la obligó a ir. Y la pobre mujer hasta vomita del horror que le da tener que matar a otra persona. Porque una cosa es vengar al amor de tu vida en caliente y otra planificar escabecharte a alguien en frío.

Pepa se prepara y cuando está lista respira profundamente y se mete en el cuarto donde estuvo ensayando (ese debajo de la casa de Paco). El caso es que se venda la pierna, se mete un destronillador en la boca para no gritar y se dispone a darse un martillazo en la pierna cuando de repente Aitor que vio luz la detiene antes de que deje al mundo lesbicanario sin la belleza de una de sus piernas.

Pepa Los Hombres de Paco

Nuestra poli favorita le explica a Aitor que la tienen cogida por los ovarios y que tiene que matar a un hombre o si no los mandan a los dos a hacerle compañía a Nikki y Helen. Aitor entonces la abraza y le dice que últimamente se mete en muchos problemas.

Y eso sí, una vez terminado el momento tierno procede a estrellarle el brazo con la estantería más cercana y a rompérselo. Auch…si es que para eso están los amigos, para romperte el brazo cuando lo necesitas.

En fin, que ya de vuelta en comisaría, Pepa y Paco platican sobre el caso y el pobre está muy desesperado, entonces nuestra chica le suelta una frase que yo creo que todas ustedes van a reconocer:

Pepa: Por muy negro que veas el cielo, las estrellas siempre están encima.

Silvia: Solo hay que saber dónde mirarlas. Se lo enseñé yo. Pepa creía que en la ciudad no se podían ver las estrellas, y me lié a pedradas con las farolas, para quedarnos a oscuras. Nos tumbamos en el capo del coche a mirar el cielo, ese día le pedí que se quedara conmigo en San Antonio. Estaba preciosa…Quería abrazarla, besarla…pero no me atreví, me tocó con el dedo meñíque y yo escondí la mano.

Pepa Los Hombres de Paco

Jamás he estado tan enamorada de alguien en mi vida. Y lo estaré siempre.

Échenle limón y sal a nuestra herida, total que somo masocas y lo vamos a seguir viendo. Hay chicas, que llorera, que sin vivir, que tristeza, que…¡Silviaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! La forense suelta un lágrima mientras da el discurso y de alguna manera, porque el amor traspasa todo, termina cayéndole en el dedo a Pepa.

Paco y ella se abrazan y Silvia desaparece una vez más dejándonos viudas a todas las lesbicanarias. Pero para Pepa la tortura todavía no ha terminado, porque La Salgado la llama para decirle que no hay pex por lo de su mano, que pronto podrán volver a intentarlo. Y mientras va de buen rollito por delante, por detrás ordena que esposen a Aitor y se lo lleven para chirona. Ais Pepa, de esta me da a mi que no te vas a librar tan fácilmente.

¿Qué les ha parecido el episodio?, ¿Cuantas cajas de kleenex se gastaron?