Ante todo, quiero pedir disculpas por el retraso del resumen esta semana… pero, ¿qué quieren? Intenté explicarle a mi jefa que tengo un compromiso con Juliana y me dejó claro que a ella el único horario que le interesa es el de mi hora de entrada… En fin, lo siento, pero no me ha sido posible finalizarlo antes… Comencemos…
Esteeeee… ¿qué tal? ¿Cómo les va? ¿Han tenido los ojitos bien abiertos la semana pasada? Ayyy, lo sé, lo sé, comparto mi alegría con ustedes… Veeeen, si es que tanto pedir tenía que tener su recompensa y, en este caso, un regalito para la vista… En fin, paso a paso, comencemos el resumeeeennn… Agarrense, que vienen curvas…
La semana pasada dejamos a Mariana de refugiada en Villa Aparicio y ahí es donde comienza esta. La familia está cenando, mientras le cuentan a Alma lo sucedido, nuestra niña tiene miedo de quedarse en su casa porque durante la agresión se le cayó la cartera con su dirección y pueden ir a buscarla; pero la Señora Chavela le aclara que se quedará en Villa Aparicio todo el tiempo que haga falta (amo a esta mujer, me da taaaanntas alegrías) y que ellas la van a cuidar y a apapachar (me encanta esta palabra… apapaaaaachameeee).
Y aquí viene el primer regalito de la semana, Mariana y Julia se están preparando para acostarse (a dormirrrr, mal pensadas) y la nuevalencha le reclama a su amiga por darse la vuelta para cambiarse, cuando ha visto todo lo que hay que ver millones de veces. Mariana le dice que ya no es lo mismo, que no quiere incomodar y Julia le pide disculpas por enojarse tanto, pero que le incomoda más que se comporte de ese modo.
Acto seguido tiene lugar una mini-conversación sobre lo preocupada que está Mariana por Gabylela, pero vamos a lo importante y es lo que no dicen: por un lado, que a Julia la novia de su amiga le vale madres (le da igual vamos), está más que preocupada por Mariana y; por otro lado, las miraditas que se sueltan ambas mientras se cambian…. Aquí hay tensióoonnn niñas, y de la buena, de la de ayyy-que-te-agarro-y-no-te-suelto-maaaadreeeeee (aquí, entre nos, yo también eché un vistacito… ¿Qué quieren?, soy humana)…
A la mañana siguiente, Iliana va a buscar a Julia a su cuarto y pilla a las niñas en pleno momento ayudame-a-abrocharme-el-pantalón-juro-que-ayer-me-cerraba-sin-problemas, pero como la niña tiene la mente enferma, se imagina otras cosas y sale corriendo (ay, entiéndanla, debe tener una idea muyyyy equivocada de lo que es el sexo). Julia no quiere ir a trabajar y prefiere quedarse en casa cuidando de Mariana, pero su amiga le informa que ella no es el Mamila y no necesita de sus cuidados… Ayyyy Mariana, que tooontaaaaaa, déjate querer… Sin embargo, ahí se queda nuestra Chave, que demuestra que adora a su futura nuera… y nosotras Marianita, nosotras también te amamossss… güilofMarianaaaaa…
Gabylela va a Villa Aparicio a visitar a Mariana, hablan sobre la agresión y cómo se sienten; la enclosetadita le explica su novia lo mal que se sintió al no poder pedirle a su padre que la apoyara y la consolara y que no sabe si está preparada para continuar con la relación. Mariana la comprende, pero opina que si terminan, sus agresores habrán conseguido lo que querían… Julia pasa por ahí y se queda mirando a la parejita acaramelada (lo siento, ahora te jodes, porque bien que aguanto Marianita los arrumacos con el tarado de tu novio… bueno, ella y nosotras que, sea como sea, no vemos lo que queremos ver… mmmmannnngustiaaaa).
La estancia de Mariana en Villa Aparicio nos está regalando escenas sin desperdicio, para muestra: un botón… Iliana le pregunta Mariana si no sería más fácil volverse heterosexual (siendo sincera, lo de que sería más fácil… ya lo pensé yo alguna vez hace tiempo, pero… qué aburrido, ¿no?). Nuestra niña le da una respuesta estupenda: ¿no sería más fácil para Iliana volverse pato?#8230; pues eso.
Mientras tanto, Mercedes está volcándose en la investigación del usb que Mariana le dio, presentándose en el bar dónde agredieron a las chicas… viendo las opciones que tiene para denunciar a esos individuos (a ti también te amo Mercedes… ayyyy, sería tan feliz en Villa Aparicio).
Esa misma noche, Julia y Mariana están en el cuarto y la pequeAparicio le cuenta que no le sentó bien que llevara a Gabylela a su casa, más teniendo en cuenta todo lo que está pasando entre las mejores amigas. Mariana le pide que le explique qué es lo que está pasando, porque desde su punto de vista “lo que está pasando es que yo te dije que te amaba y tú te largaste a España y te valió madres, wey, huiste”.
Órale, como diría una amiga mía, ahí salió todo el dolor y la rabia… Julia le contesta que regresó y se encontró con que Mariana ya no estaba y, lo que es peor, volvió con su auténtico amor (uyyy, más dolor y rabia) y, la conversación hubiese seguido igual de reprochosa (ya les dije que me invento palabras si quiero, carajo), sino la hubiese interrumpido una llamada de… adivinaron: el Mamila-pesado-que-ni-a-nosecuántos-kilómetros-de-distancia-nos-deja-en-paz… Y es que el muchacho extraña a Julia y siente que no tiene sentido estar en España (cómo se te ocurra regresar precisamente ahora… te pego).
De vuelta al cuarto, Julia y Mariana continúan su discusión y, cuando nuestraniñafavorita, amenaza con irse a su casa, su amiga le pide disculpas y se dicen mutuamente que se extrañan y se abrazan y todo es de color de rosa y soy feliz y el sol brilla entre las nubes y… uyyy, que tarde se me está haciendo, al grano.
Al día siguiente, Mercedes les cuenta a las niñas las averiguaciones que ha hecho, le propone a Mariana que levante una denuncia contra el individuo que le pegó y que intente hablar con Gabylela para que haga lo mismo. Y pa’llá que van Julia y compañía, a casa de la taradita-que-nos-sobra, pero su respuesta es muy clara: no es su problema y no piensa meterse en denuncias, abogados y demás. Julia entra en modo ataque-cómo-que-no-es-tu-problema-tarada, pero Mariana comprende a su novia y está dispuesta a dejarla que vaya a su ritmo (también es normal la reacción de la muchacha: susto puro y duro). Justo cuando Gabylela está echando a las muchachas de su casa (perdónenme, pero eso es echar), llega su padre y la muchacha las hace pasar por sus compañeras de clase.
Las niñas se van a casa de Mariana, a llevar algo de comida, y la mi-novia-es-lenta-qué-pasa le explica a Julia que se siente sola, porque su familia no se implica nada en su vida y, aunque tiene a las Aparicio, estas son sólo un préstamo; su amiga le replica que no está sola ni falta de amor, que ahí está ella, que la quiere y no la dejará sola… pero Mariana, que a veces parece nueva, le dice que se alegra de tener a Gabylela en estos momentos… Julia entra en modalidad me-cago-en-tu-novia-y-en-el-momento-en-que-te-fuiste-a-la-playa, comienza a burlarse de la closetera (yo no lo dije, lo dijo ella) y a dejarle claro a Mariana que la que está a su lado es ella y no su novia taradita y que también lo está pasando mal por el hecho de asumir sentimientos. Mariana le dice que no es eso lo que está pasando, si no que está celosa y marcando territorio (toda está conversación ha quedado mucho más suave en mis palabras de lo que fue en realidad… les falto aventarse/tirarse la vajilla completa).
Julia se va corriendo y Mariana la sigue diciéndole que es muy típico de ella irse en mitad de una discusión (lo cual es cierto… Julia entra en modo huida en medio de las broncas y la única con poder de retenerla es la Señora Chavela, pero es que a ver quién es la guapa que deja a esa mujer con la palabra en la boca).
Pero no hay descanso para Mariana ya que, por si no había tenido suficiente con la discusión con Julia, Gabylela se presenta en casa para continuar con la conversación de no-estoy-preparada-entiéndeme-mi-vida-es-muy-diferente-a-la-tuya y, aunque su novia la comprende, hay algo que le preocupa: ¿va a ser siempre así? ¿Va a tener vidas paralelas (para-lelas… ya, lo sé, lo sé, es muyyyy malo el chiste) siempre?#8230; “¿Te vas a arruinar la vida por miedo a salir del closet?” Pero Gabylela le explica que lo hará pronto, pero no ahora, no quiere perderlo todo por poner esa denuncia; Mariana lo comprende y quiere saber si su novia quiere terminar (yo no sé, pero si fuese Gabylela, empezaría a preocuparme, porque ya es la segunda vez que sale el tema en dos días…). Para disgusto de todas… Gabylela quiere seguir con Mariana.
Por su parte, Julia está comentándole a su madre lo mal que se ha portado con su amiga y la Señora Chavela le recomienda que vaya a disculparse y hagan las paces, justo en ese momento suena el teléfono… el Mamila cansino otra vez. Atentas a la cara de Chave… graaaannnnnnde, jajajajajaj… ayyssss, gran gran Chave.
Julia decide hacer caso a su madre y va a casa de Mariana a disculparse, pero se encuentra a Gabylela en su lugar, y es que Mariana ha ido a hablar con Mercedes para comunicarle que decidió poner la denuncia aunque sea ella sola. Julia, que se ve que entró en modalidad Madre-Teresa, aprovecha para disculparse con la lela por haberla presionado con el tema y comenzamos otra vez a oír la retahíla de la muchacha sobre su padre castrador y su situación y blablablá (la entiendo, pero ya me cansa…), cuando por fiiiin, llega Mariana y las que nos interesan se disculpan, hacen las paces y se quieren…. Yujuuuuu…. Vivaaaaaaaa. Perdona, Gaby, ¿te importa? Estorbas… ejem, dicho con toooodo el cariño del mundo.
Otro día amanece en Villa Aparicio, toda la familia al completo quiere acompañar a Mariana a poner la denuncia pero Mercedes, como buena mujer-maravillosa-bella-perfecta-diosa, se impone y les dice que no pueden ir en plan matriarcado, así que Julia y ella se van a la comisaría. Una vez allí, Julia y Gabylela esperan mientras Mariana y la super-abogada interponen la denuncia y la enclosetada se siente mal por no estar haciendo lo mismo. Julia intenta animarla, pero cuando la ahogada-en-el-armario asume que ella y Mariana son ex, se queda muda y entra en modo pero-si-yo-ni-siquiera-soy-lesbiana (aclárate Julia, que me lías y me estreso… y yo estresada no soy agradable… aviso); aun así, le dice a Gabylela, que si lo fuera, no tendría ningún problema en reconocerlo, se ve que esto sirve de revulsivo a la muchacha, que decide acompañar a su novia en la lucha y hacer la denuncia conjunta. Mariana da saltos de alegría ante el gesto de la chica y a Julita los celos se la comennnnnn… Bueno, esto último tampoco es novedad, porque la muchacha se la pasa contemplando a la parejita con cara de yo-quiero.
Mientras en Villa Aparicio celebran la valentía de las muchachas, en Villa Lelos (¿qué quieren? Nadie dijo el apellido de Gaby y, si lo dijeron, ni me entere… no despierta mi interés esta niña) el padre castrador aprovecha un crucigrama para hacer chistes homofóbicos; aprendí una nueva palabra: alburzote (aún a riesgo de que me retiren la palabra, he de reconocer que el individuo me sacó una sonrisa… es que, miren que cara pone y cómo se ríe, es cómico cuanto menos… yaaaaa… respétenmeee).
Mariana interroga a Julia porque siente que le pasa algo y no se lo dice, así que insiste e insiste hasta que su amiga abre la boquita (el problema de preguntar tanto es que luego no te puedes quejar si la respuesta no te gusta) y le confiesa que siente que Mariana cree que Gaby es más valiente que Julia (tanto que que que, me mareó)… nuestra niña le dice que no se puede comparar la situación de ambas (meeecccc, meeecccc, error… auuuuaaaaa, evacúen el barco), gran metida de pata, obviamente, no puedes decirle eso a una mujer que se sube por las paredes de los celos que siente… Mariaaaaana, por dios, un poquito de ojo.
A la mañana siguiente, la familia Aparicio amanece con la noticia de que detuvieron al joputa que agredió a las niñas, aunque no es algo definitivo (ya saben, fianzas y demás historias de la justicia justiciera); y tanto que no, al par de horas, Mariana y Rafaela se tropiezan con él, que ha ido a rondar y amenazar a miniñalinda, la Señora Chavela entra en modalidad apártate-cabrón-que-te-doy-un-madrazo/hostia y el imbécil se va. Aprovecho para introducir un concepto: mordida… los pagos de tapadillo a un policía, político, etc… vamos, las bolsas de basura de Julián Muñoz son un buen ejemplo.
Claudio, el socio de Mercedes, consigue que mantengan al cabrón bajo vigilancia, de manera que si vuelve a intentar algo, lo puedan detener sobre la marcha; Mariana está preocupada por Gaby, así que va a Villa Lelos para que no esté sola. La enclosetadita no quiere que su novia esté ahí porque no sabe cómo justificarlo ante su padre, pero nuestra niña es muy convincente y se la gana de mano. Así que, en cuanto llega pater castratis, Mariana comienza a hablar sobre biología intentando seguir con el engaño que comenzó su hija… digamos que, aunque le pone buena intención, la ciencia no es lo ella. Tras la cena y, una vez que el señor se ha ido (deduzco), la pareja comienza a hablar sobre sus experiencias dentro y fuera del armario; Mariana le cuenta cómo reaccionaron su madre y su padrastro al saberlo (les resumo rápidamente: mal, muy mal) y que su padre biológico está missing desde hace muuuuchos años.
Mientras tanto, en Villa Aparicio (lean esto con voz de narrador de película de dibujos animados) Julia y Alma se preparan para salir de fiesta… espereeennn, no se indignen aún… Pues las hermanas van al local donde agredieron a las niñas fingiendo que son pareja para ver si se tropiezan con el cabrón (por cierto, que guapa está Julia con ese chaleco y las gafas… maaadre); y dicho y hecho, a la salida del bar se lo encuentran y lo increpan, el individuo hace ademán de agresión y lo detienen… Biennn… vivan las Aparicioooooo…
Tras ir a comisaría y certificar que se trata del mismo individuo (deduzco yo…), Mariana está con Gaby en su casa y es la mujer mássss feliz del mundo: está orgullosa de su amiga, de su novia, de ella misma, de la vida en sí… y quiere darle un beso a la enclosetadita para celebrarlo, pero Gabylela le hace la cobra (se fijaron qué velocidad y qué movimiento de cuello, pensé que se le iba a romper…) y le informa que no le gusta hacer “esas cosas” en su casa. El pater castratis hace su aparición y Mariana se va dolida (qué poco le dura la felicidad a nuestra niña… ayyyssss).
Por su parte, Julia está en casa, dándole vueltas a su confusión y no se le ocurre otra cosa que llamar al Mamila (ayyyy… qué pesada), el futbolista le dice que la extraña y la ama como 3 veces en una frase y la niña no sabe que responderle. Chave la pilla en pleno momento por-más-vueltas-que-le-doy-a-mi-cabecita-no-encuentro-la-respuesta y le aconseja que escuche a su corazón y sea fiel a lo que siente… buen consejo, sí señor.
Cuando Mariana regresa a su casa, un hombre la acecha desde la acera de enfrente… noooo… dejen a miniña tranquilaaaaaaaa… Ayyy, esperen, que este es otro… ¿no les recuerda un poco a Maradona en fase ayer-me-pillé-un-pedo-impresionante-pero-hoy-estoy-arrepentido?#8230; El señor mira a Mariana con lágrimitas en los ojillos (en plan ojo Remi… si no saben de lo que hablo es que no vieron una serie tipo Marco-busco-a-mi-madre-con-mi-mono-que-se-llama-Amedio-sí-Amedio-qué-pasa)… huele a que el padre abandona hogares regresó.
Gabylela está cenando con pater castratis (ya me hizo gracia el nombre, así se queda) cuando este empieza a interrogarla sobre Mariana, al señor no le gusta mucho y lo deja muy claro; ya estaba yo pensando que la niña iba a sacar la cabeza de debajo del ala cuando pronuncia las siguientes palabras: “Papá… Mariana es gay”… este… ya veo, tanteando el terreno sin correr muchos riesgos… P.C. automáticamente prohíbe la entrada de la lencha en su casa y le informa a Gabylela de que no puede volver a verla, lo que sigue es un pero-papá, sí-papá y fin de la discusión… No hay más que hablar por lo que se ve y la niña se encierra en el closet, esta vez, con la llave echada. Habla con Mariana y le explica que la relación se acabó y que se va a Tijuana a vivir con su madre (me gusta la idea, hay muchos kilómetros de distancia), su ahora-ex-novia achaca el golpe y se despide (se fijaron en Julia, colocándose “discretamente” para cotillear).
Esa misma noche, mientras Mariana está en Villa Aparicio por eso de que está más segura que en su casa, Maradona (ya sé que no se parece, pero ¿Cuándo me he caracterizado yo por ser lógica?) se cuela en su casa y comienza a mirar y besar las fotos de la niña, revisar las cartas, cotillear la casa y demás con ojos vidriosos y sonrisa en la boca y le deja una nota. ¿Ya vieron lo fácil que es colarse en casa de esta mujer? Apunté todos los paso, esta noche me encuentra encuerada/en pelotas en su cama…
Mientras tanto, en Villa Aparicio reinan la cordialidad y la calma, Julia y Mariana están tumbadas en la cama, haciéndose piojito (cosquillitas en la cabeza) y hablando sobre Armando y Gabylela y cómo se sienten al respecto; cuando Mariana le dice a Julia “¿Por qué no fuiste vieja?” (¿Recuerdan que el primer capítulo Julia le dijo “¿Por qué no fuiste hombre?” previo al beso? Jijijiji… jijijijiji… jijijiji… ayysssss) y nuestra Aparicio le responde con un golpecito y varios besos en el brazo, para lanzarse velozmente a su boca (goooollll de Julia… ayyy, no, perdón)…
Pero Mariana nos deja con las ganas, pues no quiere volver a besar a Julia en medio de su confusión, este tira y afloja la tiene tan mareada como a nosotras y ya no quiere seguir así… sin embargo, cuando ya había perdido todas mis esperanzas, Julia dice: “Ya no estoy confundida. En serio, Mariana, estoy segura. Te amo.” (diossss… entre el alivio que me da oír eso y lo guapa que está, apuntito estoy de besarla yo). Por si acaso, no espera a oír la respuesta de Mariana y se lanza a darle un beso y todo es maravilloso y soy taaaaannn feliz y me encanta que por finnnn podamos contemplar esa imagen y… no me lío más… dejo que lo vean con sus propios ojitos.
Buenooooo niñas… esto ha sido todo la semana pasada… la cosa está más interesante que nunca, no se confíen, no se relajen, porque sólo está empezando… Diossss, qué ganas de resumir el próximo yaaaaaa…