Escrito por: Yovanu

Escribo desde Buenos Aires, Argentina, no es lo más al sur que se puede estar, pero casi, así que si bien geográficamente tengo una visión austral del mundo,mi imaginación no conoce fronteras. Me gusta encontrar belleza en lo extraordinario y lo cotidiano, lo grandioso y lo pequeño, así que no es raro verme con una cámara de fotos de aquí para allá captando todo aquello que ven mis ojos y más, en especial lo imperceptible.

Buenas, buenas, ya de vuelta en Sugarlandia, veremos que nos depara este cuarto capítulo.

Al final del anterior episodio nos habíamos quedado con la imagen de una Sugar enfurecida por salir de prisión y no tener a su fiel sierva Kim esperándola en la puerta. Pues bien, ahora nos la tendremos que fumar casi todo el episodio, o al menos eso parece, ya que van a vivir bajo el mismo techo, y si tener cerca a Sugar no puede ser algo bueno; en la misma habitación, puede ser un desastre.

Vemos a Kim esforzándose por acompañar a Sugar a todas partes, incluso la lleva a bailar con Saint y ella, lo que termina siendo una pésima idea, porque Sugar tiene un ataque de heterosis extremis y verse rodeada de tantas lesbianas no es lo que ella esperaba luego de estar 18 meses rodeada de otras muchas lesbianas :p Sugar sale corriendo del lugar y Saint como mujer madura, centrada, hermosa, buena amiga y mejor novia (si, disculpen, la objetividad se me perdió y no la encuentro) le dice a Kim que piensa que es mejor que acompañe a su amiga.

Sugar, que aunque no parezca, tiene algo en el lugar donde habitualmente tenemos el corazón, se encuentra un tanto triste porque no tiene casa, su madre ha vendido toda su ropa y ahora duerme en un colchón inflable al lado de su mejor amiga. No hace falta aclarar que no está pasando por el mejor momento de su vida, pero aún así Kim intenta estar con ella todo lo que puede.

Mientras tanto, en esa misma casa (no olvidemos que las niñas no viven solas) tenemos al matrimonio de marmotas, Nathan y Stella. Nathan, por alguna razón piensa que si su hija es lesbiana entonces se acuesta con todas sus amigas, y Sugar no es la excepción. Queriendo hacerse el padre cool y super moderno, le comenta a Stella que sería mejor comprar una cama matrimonial para las dos, pero Stella está demasiado entretenida revisando la correspondencia de los nuevos vecinos que por error llegó a su casa, y no le presta atención. Entre la correspondencia se encuentra una revista para swingers, lo que por supuesto a Stella le parece maravilloso, le ilumina el rostro y hace que salgan destellos de sus ojitos, de hecho, sale despedida a devolver esa revista personalmente, quizá con la esperanza de que los nuevos vecinos quieran intercambiar pareja con ella, quien sabe.

Y parecía que el sueño de Stella se cumplía, porque cuando le devuelve la revista al creído del vecino (porque de verdad que no vale la pena mirarlo con los dos ojos), él le pregunta si le ha interesado la revista y si esta libre el fin de semana. Stella sin dudarlo le responde que esta libre, pero tremenda decepción cuando le dice que van a venir unos amigos y no pueden contar con la niñera de su hija, que sería un gran favor si ella pudiera cuidarla.

Volviendo a la parejita de amigas, Sugar consigue un trabajo vendiendo algodones de azúcar y ahí está Kim brindándole su apoyo moral. Sugar, está un poco preocupada porque no sabe como va a hacer para mantenerse algún día con lo que gana en ese trabajo y Kim la escucha, pero sólo de a ratos porque está más interesada en los mensajes que le llegan de Saint que en las protestas de su amiga. Yo estaría igual, no hace ni falta aclararlo.

Sugar le dice que quisiera ver nuevamente a Saint porque supone que se van a ver seguido, y la noche anterior cuando se fue a las apuradas, no había causado la mejor de las impresiones.

Así es como súbitamente pasan de ser 2, a ser 3. Y claro, Sugar no es buena compañía nunca, y poco a poco comienza a estropear el romanticismo y la vida sexual de nuestra parejita preferida. Les hace preguntas molestas sobre su vida, las interrumpe cuando se están besando, etcétera. Una Sugar original y auténtica, no come ni deja comer.

A eso debemos agregarle que de la noche a la mañana, el trabajo de vendedora de algodón de azúcar pasó a ser el trabajo más rentable del mundo, porque Sugar comienza a tener un nivel de gastos, sospechosamente alto.

Kim comienza a hartarse de su amiga, pero aún así le tiene lástima, y deciden salir las 3 a bailar esa noche. Para que Sugar no chille, esta vez toca un lugar hetero, para que pueda deleitarse mirando hombres. Y ahí esta Kim pasando una noche viendo como Sugar intenta ligar, prácticamente un deja vu. Saint le dice que tiene que tener paciencia, que Sugar acaba de salir de una situación complicada, que estuvo mucho tiempo encerrada (Ay Saint, ya vas a ver cuando te empiece a molestar también). Y nuevamente cuando parecía que tenían un momento a solas…Sugar las vuelve a interrumpir. Kim cansada de la situación les dice que ella se va a casa. Sugar le dice que ¿cómo la va a dejar sola? (A ver… ¿desde cuando Sugar necesita quien la cuide? A mí me preocuparían los que se relacionen con ella y no al revés). Entonces Saint le dice que no se preocupa, que ella se queda.

A la mañana siguiente cuando Kim despierta, tirada a un costado de la cama está Sugar, su estado delata una noche interesante. Kim no la despierta y se va a ver a su novia, que la recibe en un estado deplorable, con una resaca tremenda y pinta de haber pasado una noche fortaleciendo lazos de amistad con botellas de todas las nacionalidades.

Kim se alegra que Saint y Sugar hayan congeniado tan bien.

Mientras tanto el “negocio” de Sugar es el más rentable del pueblo, la gente hace fila para comprar algodón de azúcar…si algo no se puede negar es que Sugar tiene alma para los negocios inescrupulosos, porque en apenas un par de días ya tiene un puesto de dulces y otras sustancias no clasificadas.

Kim la va a visitar y le dice lo mismo que le dijo a Saint, que se alegra que se hayan llevado tan bien las dos. Que le parece un detalle genial de parte de Saint que se hubiera quedado con ella, que al principio le parecía que Saint era una persona terca y algo cerrada, pero ahora se daba cuenta que estaba ante una mujer madura que podía ser su gran amor. Sugar la mira con cara de “voy a morir de un shock insulínico ante tanto azúcar”, le dice que había tenido un “problema” con Saint.

Kim le pregunta si se habían peleado o algo, y Sugar le dice que no, pero que quizá es que es su forma de ser, como Kim no entiende de que habla (y nosotras menos), Sugar le comenta que durante la noche Saint en algunas ocasiones le había hablado demasiado cerca de su boca y que incluso la había tocado un par de veces.

Kim pasó en nanosegundos de no creerle nada a “como no le voy a creer a mi mejor amiga”. ¿Cómo no creerle? Kim ¡por favor!, dejemos un lugar para la duda que la que habla es además de una egocéntrica insoportable, la nueva delincuente de la ciudad. Credibilidad = cero.

Esa noche, finalmente Saint y Kim solas, en vez de aprovechar para tener una hermosa noche romántica y de placer, no…como buenas afectas al drama sin sentido que somos, tiene que arruinarlo contándole a la hermosa de Saint que no confía en ella porque la insufrible de Sugar le dijo que la quiso seducir.

Saint como es esperable, se enoja y le pregunta que hace ahí sino confía en ella, porque si le cree a Sugar lo que dijo, entonces lo de ellas se terminó. (¡Bien Saint! Así me gusta, poniendo un poco de autoridad ante tanta adolescente irrespetuosa).

Saint le dice que le parece que su amiga y ella todavía tienen asuntos que resolver, Kim le aclara que ella no tiene ningún interés en Sugar, ni Sugar en ella. Saint le explica que hay distintos tipos de relaciones entre las personas, que quizá debería mirar un poco más allá.

Kim vuelve a su casa y ahí está Sugar. Le recrimina las mentiras que le dijo y Sugar, cínicamente y en su línea, le dice que en todo caso, ella le creyó.

Kim le dice que estuvo sola mucho tiempo y que esto es lo mejor que le ha pasado, que no entiende porque justamente su mejor amiga quiere arruinarlo. Le pregunta si acaso no la quiere ni un poco (a ver, Kim, corazoncito, a ver si queda claro, Sugar se quiere primero a ella, segundo a ella y recién en tercer lugar…a ella), y Sugar le dice que precisamente lo que le pasa es que su amistad es lo único que tiene (ay, que tierna! Sugar tiene sentimientos…por favor…).

Sugar comienza a llorar, o al menos eso que sale de sus retinas se asemeja a líquido, y le dice a Kim que se encuentra perdida, que no tiene casa, no tiene madre y ahora no tiene amiga. Kim sólo se queda en silencio y le sugiere que duerma un poco.

A la mañana siguiente cuando Kim despierta, Sugar ya no está ahí. Se da cuenta que quizá a Saint le dijo demasiado y a Sugar le dijo muy poco.

Intenta ubicarla en el móvil pidiéndole que vuelva.

Pero Sugar no responde.

Así que nuestro final es desolador, Kim por intentar ser buena amiga, se quedó sin el pan y sin la torta, o sea, sin Saint. :p

Ojala la semana que viene tengamos más suerte y la alegría y el amor retornen a la vida de nuestra sufridita Kim.

Hasta el próximo resumen de Sugar Rush.