Ayyyyyyyyy, niñas, sé que la semana pasada no hubo resumen y que esta semana no es todo lo completo que me gustaría, pero sé que sabrán entender y disculpar a esta pobre resumidora que anda con la cabeza en las nubes, robándole horas al sueño y derritiéndose entre tanto sol y cemento… quiero playa, piscina o parque… ayssssssss… En fin… me centro… Las Aparicio News comieeeennnnnzaaaaaaannnnnn… Bueno niñas, la semana pasada (vale, lo sé… la anterior… no me perdonan ni una ¿eh?) dejamos a Julia y Mariana en plena explosión-exploración sexual y es ahí donde retomamos este resumen (la aparición del Mamila tarado la dejaremos pasar porque… ¿para qué recrearnos en estupideces?)…

Julia y Mariana

Ummm… ¿A qué sabrá? Rico, ricoooo…

Las niñas están felices y radiantes a la mañana siguiente, pues no hay nada como una noche de sexo maravilloso para tener un cutis perfecto, brillo en la mirada, el pelo precioso… Ayssssssss, perdónenme, estaba… rememorando… En fin, que todo es bello y perfecto en el mundo Juliana: se quieren, se adoran, no hay dudas ni arrepentimientos.

Mariana quiere saber cómo se siente Julia después de haber pasado la noche juntas (uyyy… sonó a película de los 50) Y, como es evidente por su cara de felicidad de no-puedo-dejar-de-sonreír-como-una-idiota-y-además-me-encanta, la peque Aparicio está muy contenta y planea decírselo a toda la familia en seguida: “Mamá, Aurelia, hermanas, sobrinas… estoy profundamente enamorada de… Armando”… Esperen un segundo, que creó que lo oí mal, entiéndanlo, es la obsesión con el idiota que me tiene trastornada… rebobino… doy al play, escucho atentamente… Ar-man-do… Noooooooooo… es el imbécil-me-cago-en-sus-muertos-y-en-tó-lo-que-se-menea que aparece por la puerta cuando es evidente que NAAAAADIEEEEE le ha invitado… que se muera ya, porque si no voy a cometer un delito y soy demasiado joven y adicta a internet como para estar en prisión… Para colmo de males, el Mamila viene con una sonrisa de oreja a oreja pregonando mi-amorrrr-regresé-por-tiiiii, pero, vamos a ver… ¿Quién te llamó? ¿Quién te dijo que volvieras? Da nombres, porque rodarán cabezas…

Julia y Mariana

Cara de mierda-qué-poco-me-duró… La felicidad no es eterna, que no las engañen…

Julia se lleva al Mamila para hablar con él y Mariana se queda cuidando de sus plantitas y mascullando palabras varias y envenenadas sobre los vuelos transatlánticos, cuando recibe otra visita inesperada (esa casa no sé para qué tiene puertas, si la gente entra y sale como y cuando quiere): es Utopio, intentando arreglar la metedura de pata que cometió cuando Mariana le contó que es lesbiana… el señor le echa ganas y buenas intenciones y su hija accede a cenar con él para continuar la conversación (qué bien le sientan las sonrisas a esta niña).

Por su parte, Julia intenta explicarle al Mamila que las cosas han cambiando “un poquito” desde la última vez que se vieron; el muchacho, que no es tan tarado como parece, en seguida llega a la conclusión de que hay una tercera persona en discordia. Cuando descubre que el nombre de esa persona es Mariana, entra en modo arcaico ¿Cómo pude ser tan poco hombre para que te volvieras lesbiana? (ayyy nene, si esa es la cosa, que no tiene nada que ver contigo… ya lo entenderás… ¿o no?); Julia intenta disculparse diciéndole que no quería hacerle daño (uuuuyyyyyyyyy… lo peor que puedes decirle a alguien que te dice que te quiere es que no quieres hacerle daño… CAGADA PADRE… así, con mayúsculas), pero Armando no está para oír disculpas y sale directo a un bar a emborracharse y dejarse querer por sus fans.

De esta escena sólo rescataré dos cosas: en primer lugar, que la casualidad (y los guionistas) quiere que se encuentre con los respectivos rondadores de Mercedes y Alma y, en segundo lugar, la… ejem… “maravillosa” frase del individuo “Julia se va a estar retorciendo… cuando se de cuenta de que a ella le falta lo que a mí me sobra…” Como soy una dama, me ahorraré hacer comentarios al respecto… Ustedes permítanme que me ahorre comentar las escenas de estos tres… es que me da pereza analizar taaaaannnnnnta fantasmada junta…

Lo cierto es que Julia no se queda indiferente ante la reacción del Mamila, pero por suerte, cuenta con Super Rafaela Aparicio, que le declara su apoyo incondicional sea cual sea el camino que escoja su hija (me encanta, porque la Señora Chave no sabe nada, pero lo huele desde lejos…); Mariana por desgracia no tiene la misma suerte, por si no era bastante con el hecho de que su recién estrenada novia ande lidiando con su ex, tiene que sumar plantón paterno a la ecuación, y es que Utopio está tan concentrado ayudando a Renata (la chica con sospecha de haber sido víctima de abusos sexuales) que se olvida de la cita con su hija. Cuando el señor padre se da cuenta del olvido, la llama para intentar disculparse, pero a nuestra niña lo último que le faltaba era que el individuo fastidiara la primera oportunidad que le daba, así que se niega a contestar por mucho que Utopio se disculpe… Ayyyy, ya, dejen de jugar con el corazoncito de miniñalinda, que no se lo merece…

Madremiaaaa… al Mamila, en plena resaca/cruda, no se le ocurre otra idea mejor que plantarse en Villa Aparicio para disculparse con Julia por hacer que se volviera lesbiana… jajajajajajajajaja… perdonen, pero es que tanta estupidez junta pudo conmigo… jajajajajaja… ayssss… Julia lo manda al carajo directamente, intentando dejarle claro que nada de lo que pasa en su vida tiene que ver con él; con tan mala suerte que, en plena declaración de orgullo lésbico, toda la familia al completo está escuchando y nuestra reprimidita/reprimidora Iliana pone el grito en el cielo…

Justo esa cara es la que llena las pesadillas pre-salida-del-armario… ya, relájate mujer, que te van a salir arrugas…

Ayyyssss, esta niña me agobia, de verdad, no sé, que se vaya a un campamento budista a abrir la mente o algo de eso… Iliana le recrimina a Julia que ha hecho una mala elección: debe estar con Armando, la muchacha opina que Mariana se aprovechó de su vulnerabilidad para seducirla y llevársela al huerto (de verdad, qué malvadas y maquiavélicas que somos las lesbianas… malas, malas… tssss… niñas, esas cosas no se hacen… no se aprovechen de las pobres heteritos confundidas… de verdad, lo que tiene una que oír…); Mercedes y Alma no hacen más que decirle a la espantadísima que se calle, que Julia puede estar con quien quiera, pero la muchacha no está dispuesta a guardarse sus opiniones… por suerte, contamos con la inigualable presencia de la Señora Chavela, que lo deja bien clarito, si Julia es feliz con Mariana, no importa nada más. Entre sollozo y sollozo y con los nervios a flor de piel, la encuestada consigue afirmar que es feliz… y, colorín colorado, asunto zanjado… bueno, de momento.

Mariana, por su parte, anda aguantando, o más bien ignorando, las disculpas de Utopio y le deja bien claro que le da igual lo que haga, se tomó una Valemadrina y le sentó estupendamente (yo quiero unaaaaa… retomo el diccionario… me vale madres: me da igual, me la suda, me chupa un huevo y parte del otro, me la repanpinfla, etc…); es evidente que no le hizo ningún efecto, pues la niña no quiere ver al individuo ni en pintura y no para de recriminarle que no necesita un padre que nunca tuvo… yaaaaaa, carajooooo, dejen de hacerle daño a miniñalinda… que me pongo agresivaaaaaaa.

En Villa Aparicio ya ha pasado el tormentón y quedan unas pocas lloviznas esporádicas… La Señora Chavela calma a su hija, le reitera todo su apoyo y amor incondicional (amo a esta mujer) y le recomienda a su nerviosísima hija que invite a su novia a comer. Y dicho y hecho, las muchachas quedan para almorzar y contarse sus respectivos dramas familiares (¿qué querían? Es un culebrón… sin drama no hay disfrute), todo marcha de maravilla hasta que Julia, en un momento de mierda-la-gente-me-mira-mucho-porque-estoy-agarrándole-la-mano-a-mi-pareja-y-no-es-un-hombre, le retira la mano a Mariana, con lo que se confirma que no va a ir todo de maravilla a los dos días de ser novias… paciencia mujeres, no quieran todo de golpe… poco a poco… chale/pucha/mierda, ¿a quién quiero engañar? Si yo no tengo paciencia ninguna. En fin, por suerte, parece que nuestras niñas han decidido ir con las cosas claras y no dejarse nada en el tintero, así que Mariana le pide a Julia que le cuente lo que le pasa y le explique para no sacar conclusiones erróneas, y es que la niña Aparicio ha salido del armario de golpe y tanto aire libre la desconcierta.

Después de rodar su “maravilloso” (es mi palabra comodín de la semana… maravillooooso) infocomercial o infomercial o como se diga, la parejita feliz decide ir a Villa Aparicio a pasear su amor cual Ana Obregón y Darek en pleno posado de verano; Mariana está muy nerviosa y no sabe muy bien cómo comportarse, mientras Julia le da apoyo moral e intenta tranquilizarla… los nervios de la muchacha son lógicos, pues aunque la Señora Chavela lo lleva con total normalidad, Isadora no es capaz de disimular su desconcierto (normal… después de presenciar la escenita que montó repreIliana).

Julia y Mariana

Ayyyy, que te como… mierda, ya me dieron ganas de copiar el gesto…

Pero como buena familia modélica y… maravillosa que son, se sientan todos a comer juntitos y a mirarse con cara de cómo-nos-queremos-y-además-de-verdad y todo es paz y armonía y disfrútenlo porque no se sabe cuánto durará y ayyy que bonita es la vida cuando estás enamorada… ayyy, ya me perdí otra vez…

En fin amores, me temo que esta semana el resumen es más corto de lo habitual, pero, como ya les comenté, ando liada y estresada… mírenlo por el lado positivo, así, cuando acabe la serie tendremos resúmenes atrasados para seguir comentando… Veeennnga… no sean así, que sé que las convencí…