¡Buenas buenas! Bienvenidas a Plan V.
Luego de razonamientos de lo más profundos de mi parte, he llegado a la conclusión que cuelgan un capítulo de Plan V por semana. ¿Ven? Sólo me llevó 2 semanas llegar a semejante razonamiento. Por supuesto, si esto no llega a darse de esa manera de aquí en adelante, tendré que rever todo mi razonamiento y culpar al destino o a cualquier otra cuestión no controlable por mí, total eso creo que puedo hacerlo bien.
Dejo de delirar y vamos al tercer episodio a ver con que nos sorprenden esta semana.
Este episodio podría ser algo así cómo ¿y a mí cuando? Es que eso es lo que se preguntan Darío y Flor respectivamente. Darío siempre de príncipe consorte de la parejita torteril feliz comienza a cuestionarse porque a él no le pasa lo mismo. Por su parte Flor, sigue haciendo terapia y lleva estos mismos pensamientos a su sesión.
Por supuesto sus casos no son iguales. El problema de Flor es que ya estuvo con todas las chicas del ambiente, y siente que necesita conocer alguien nuevo que cambie su situación. En el caso de Darío su problema es que siempre que conoce a alguien, comienza a encontrarle defectos, ¿será quizá que está enamorado del hermano de Pato?
Flor le relata a su analista que no sólo ya estuvo con todas las chicas del ambiente, sino que no entiende porque todas han decidido tratarla mal, mirarla despectivamente o bien arrojarle bebidas cuando pasa.
Por su parte Mara…sí, sigue con la misma camiseta. A esta altura prefiero creer que tiene varias parecidas y que está cumpliendo el sueño de su vida al ir vestida como jugadora de fútbol las 24hs. Déjenme con ese pensamiento y no con el otro, el del mal olor y la suciedad desde hace días.
Y para no olvidarme de la ¿causante? de este estado de abandono de persona en el que se ha convertido Mara, es decir, Pato, la podemos ver como lleva a su nueva novia a comer a casa.
El encuentro entre la novia de Pato (que parece se llama Daisy) con su familia, especialmente con su suegra, no es de lo mejor. La novia de Pato quiere que baje de peso, abandone las bebidas con azúcar, las comidas fritas (o sea, todo lo bueno de la vida claro) y la madre de Pato no comparte que quieran cambiar a su nena.
Volviendo a Darío, las chicas escuchan sus penas y finalmente le dicen que si de verdad quiere cambiar algo, entonces que acepté el desafío de invitar a salir al primero que pase por la puerta. Aparentemente pasa bastante tiempo (súper raro) hasta que por la puerta aparece Ramiro, un chico que Darío había conocido cuando las chicas habían ido a pasar vergüenza jugando al fútbol. Pero no todo es tan fácil, que no se sabe si Ramiro es gay porque pese a que está en un lugar gay, sólo fue a devolver una bandera que se dejaron las chicas olvidada la otra vez. Darío al ver que Ramiro habla con el barman y se va enseguida, entra en fase depresión. Ana que no puede verlo así, habla con el barman y como las tortas somos más efectivas cuando queremos algo, le consigue el número de teléfono. Ahora no tiene excusas, sólo tiene que mandarle un mensaje y esperar. Mientras tanto, ¿que mejor que emborracharse en la espera?
¿Y donde andan Flor y Mara? Bueno, básicamente dando lástima. Se han puesto en campaña recorriendo todos los lugares de ambiente con la esperanza de que a Flor dejen de maltratarla por ser una conquistadora serial. Por supuesto no podía faltar la escena clásica de encuentro entre Mara-nueva novia-Pato. Y como ya es costumbre las ve y comienza con ¿pero tenía que traerla? Que ya saben a mí me causa mucha gracia.
Aún así, eso no será lo más patético donde esté involucrada Mara, de hecho, el punto más alto del patetismo se da cuando intentan acercarse a un grupo de adolescentes en el parque, que ni bien ven a Flor la reconocen por un grupo de Facebook “No le des bola a Flor que no te llama”. Indignación de Flor, risotadas de Mara y abandono del lugar de las adolescentes. Mara le reclama que por su culpa se les escapan todas las mujeres.
Dejando de lado un rato al dúo de perdedoras, volvemos a casa de Pato donde ya su madre está harta de la nueva nuera y le dice que si una persona quiere a otra, y está enamorada, la acepta como es y no intenta cambiarla.
Finalmente del dúo de perdedoras, al menos una parece que ve una luz al final del túnel del amor. Mara, acostada en la rama de un árbol (Ok, hay muchas tortas en Buenos Aires, pero doy fe no andamos colgadas de los árboles) ve pasar a una chica paseando un perro y parece que nos encontramos con un caso de amor a primera vista. Intercambian números de teléfono y ya veremos como continua eso.
Entonces, recapitulando: Darío le envío un mensaje a Ramiro y no sabemos que le respondió. Ana y Laura siguen totalmente enamoradas sin importarles nada. Pato pese a que su novia quiera llevarla para el lado de la comida sana, sigue también en pareja. Mara al menos ya tiene el número de teléfono de una nueva chica. ¿Y Flor? Bueno… Flor está totalmente deprimida esperando algún tipo de señal divina que le diga que hacer para cambiar su panorama. Deprimida y llorando en su coche está cuando de repente alguien toca a su ventana. Es la chica con la que tuvo el trío en la primera temporada, con la cual chocó en el primer episodio de ésta… y justo se le aparece cuando ella pide al cielo una señal. ¿Más coincidencias?
Eso fue todo amig@s.
Veremos como se van desarrollando las historias la semana que viene, y comencemos la campaña “otra camiseta para Mara”.
¡Hasta la próxima!