Bienvenid@s nuevamente. Nos separó el fútbol una semana pero ya estamos de vuelta. En el último episodio nuestras Dani y Arlet seguían por distintos caminos, y en particular Arlet estaba descubriendo otros nuevos.

Este episodio comienza con Arlet aburrida de la vida, dando vueltas por su casa, intentando ver tele, algo como para pasar el tiempo, hasta que finalmente se acerca a un ordenador y vemos que saluda a alguien.

Y a quien vemos en pantalla es a Ondina…perdón, a Anna, que al parecer está lejos y las niñas se andan comunicando de esta manera. De esta forma nos enteramos que mientras para Arlet es de día para Anna es de noche, y sin muchos preámbulos nuestra Arlet se quita la ropa frente a la cámara. Sí, sí, la cortita de Arlet que hasta la temporada pasada era una sosa, ahora anda teniendo cibersexo con Ondina.

Ese mismo día Arlet se encuentra en la piscina con sus amigas quienes al verla le dicen que tiene mala cara, que se la nota cansada (es que parece que los ciber polvos te quitan mucha energía), ella les dice que pasó la noche corrigiendo trabajos de historia, pero las amigas no le creen nada, entonces termina confesando que estuvo teniendo cibersexo. Sus amigas la miran con cara de ¿ein? ¿qué cosa? ¿y eso como se hace?. Cruz le pregunta si está teniendo cibersexo con desconocidas (es decir, como si fuera una promiscua virtual), y Arlet le dice que no, que con una “amiga” que está en Toronto. Las amigas le preguntan como se tiene cibersexo, y Arlet les explica que la idea estar frente a la cámara, quitarse la ropa y excitarse…y que terminas teniendo unos polvos increíbles. Sus amigas la miran entre incrédulas y “a mí tráiganme un humano por favor”. Cruz es la que se muestra más escéptica, no entiende como se puede disfrutar así con algo virtual. Bueno…en defensa de la pobre Arlet podría decir que tanto en lo virtual como en lo físico, casi todo pasa por la cabeza, con lo cual….no es tan extraño. Finalmente Arlet les termina diciendo a sus amigas como han cambiado las cosas, que antes eran ellas las que le daban consejos y ahora…es al revés, y muy orgullosa de su súper experiencia en relaciones humanas las deja para tirarse en la piscina.

Mientras tanto ¿en donde está Dani? Bueno, la pobre Dani sigue trabajando en el bar de Paula, y de alguna manera a su trabajo de camarera ha tenido que sumarle el controlar a Paula y su problema con la bebida.

Como ya sabemos ¿qué puede estar haciendo Arleth? Está teniendo cibersexo claro, que está tomando un colorcito de tanto estar encerrada, genial. Cuando está en medio del asunto, alguien toca a su puerta, interrumpe lo que está haciendo (que como es simplemente apagar un monitor es mucho más simple que con el sexo tradicional), y se dirige a ver quien es.

Es Dani, pero no está sola…trae con ella al tortugo, quien parece está afectado con la mudanza y ha dejado de comer. El veterinario le ha dicho que está deprimido, entonces ella considera que esa casa siempre será la de él, por eso se lo trae a Arlet.

Arlet quiere revolear el tortugo lejos y volver a lo que estaba haciendo, así que despacha rápido a Dani, deja al tortugo por ahí para que se arregle como pueda y sigue con su vertiginosa vida sexual.

Al otro día, Arlet y Dani se juntan para charlar en el bar de Paula. Las primeras preguntas giran alrededor del tortugo que ya a esta altura es como el hijo de dos madres divorciadas…finalmente Dani le pregunta a Arlet si está viendo a alguien. Arlet duda un poco y le dice que puede que sí, que esté con alguien. Dani se levanta para irse, entonces Arlet le pregunta que le pasa y Dani le responde que ella no puede, que la ve y no puede…o sea, que la pobre Dani sigue igual de enamorada.

Como ya nos estábamos cansando de lo virtual llega Ondina (perdón, Anna) a casa de Arlet. Ni bien pasa la puerta, Arlet se le tira encima, comienza a besarla…Anna quiere enseñarle algunas fotos, pero Arlet le dice que no le importan para nada las fotos. O sea, es claro, en 5 segundos ya la tiró en la cama.

Ahí Anna comienza a dar vueltas, a decirle que no puede…Arlet piensa que quizá es vergüenza de pasar de lo virtual a lo real, pero Anna le dice que no, que no es vergüenza. El problema es que ella no le puede hacer eso a su mujer. ¡No! ¡Te queres matar Arlet!

Arlet le pregunta si está casada, y Anna le dice que sí…y que tiene 2 niñas. Esto va de mal en peor. Anna le dice que ella por internet hace cualquier cosa pero que no puede serle infiel a su mujer. Wow … ¿cibersexo no es ser infiel?

Arlet le dice que llevan toda una semana teniendo sexo por internet, que no entiende de que habla. Anna (y su particular visión de la fidelidad) le dice que con eso no lastiman a nadie, que es sólo un juego, y para terminar de hacer inolvidable la velada, le muestra las fotos de sus dos hijas. ¡Te queres matar Arlet!

Ese día más tarde, Arlet está en el ordenador y recibe una llamada, que seguramente es de Anna, pero decide no responderla. Lo que sí hace es buscar su móvil y llamar a Francina para ver si pueden verse…para hablar.

Eso es todo amig@s.

Veremos que nos depara el próximo episodio y la duda que me queda es: ¿Cibersexo califica como infidelidad o no?

¡Hasta la próxima!