Escrito por: Genix
Isleña de nacimiento, desperté en este planeta en las Islas Canarias. Pese al amor al mar, a días soleados tumbada en la arena y noches cálidas paseando por la orilla, siento que pertenezco al país más grande del mundo: la humanidad. Adoro a Lesbicanarias y no solo a la página, ya me entienden… las que me conocen. Me encanta el mar y aislarme del mundo escribiendo hasta meterme en mis propios relatos generando realidades emocionales que hagan mover mis propios cimientos. En definitiva, amo respirar y ser consciente de ello cada vez que lo hago. Y como no, me gusta analizar las situaciones, las posibilidades, jugando a algo que cada vez hacemos menos: meternos en la mente de aquel que no piensa como nosotros. Comprendo todo menos la guerra, la intolerancia y las malas maneras, siempre he pensado que un buen argumento se defiende con buenas palabras no con buenos insultos ni ofensas.

Disclaimers: Todos los personajes de Venice The Series y por lo tanto de este Fan Fic, son propiedad de Open Book Productions, sólo los he tomado prestados para saciar un poco la ansiedad de no poder verlos durante una larga temporada, y con fines no lucrativos, solo por diversión pura y dura, además de un homenaje a esta serie que tanto nos ha hecho debatir

Episodio 2

La verdad

Al soltar el bolso en la barra de la cocina se dio cuenta de que Guya y el coronel estaban sentados a la mesa delante de unos platos de sopa.

Sonrió al ver que ni su entrada podía haberlos despistado de la discusión que estaban manteniendo.

-No cuñado, locos habrá siempre, pero si unes un loco con una de esas…el resultado es obvio.
-Tonterías, la gente tiene derecho a defenderse
-Claro que sí. ¿Pero acaso no sería más fácil defenderse solo de un agresor, que del arma del agresor? Si yo tengo difícil hacerme con un arma, supongo que el agresor también. Convéncete coronel, cada día muere más gente por agresión de arma de fuego que por defensa, y eso es una realidad. ¿Tú qué opinas Gina?
-¿Qué?
-¿Dónde estás hija? -preguntó Guya notando la mente de su sobrina a mil kilómetros de allí.
-Lo siento, estaba pensando en otras cosas.
-Cuéntanos, somos todo oído.
-No, mejor me voy a la cama. Tengo que pensar….en… que pronto tendré que regresar a la oficina -dijo antes de levantarse y colocar la silla bajo la mesa.
-Ya era hora -replicó el coronel
Guya golpeó con el codo a su cuñado.

Gina sonrió levemente al ver cómo Guya siempre hacía que el coronel pareciera un niño malcriado, no el hombre severo y casi cruel al que siempre había tratado de complacer. Y seguidamente subió las escaleras.

Guya miró a su sobrina caminar escaleras arriba. La conocía como a su propia hija y sabía que algo rondaba su cabeza. El coronel observó a su hija perderse escaleras arribas y, con una sonrisa que solo él entendía, continuó comiendo.


Ani llegó a la casa bien entrada la tarde. Pese a no haber pasado por el estudio, se dio cuenta de que su caminar pausado hacía justicia a las pocas ganas de llegar a la casa.

Abrió la puerta y se encontró con Lara sentada en el sofá charlando con Cris sentada en el sillón frente a ella.

Cerró la puerta tras de ella y envió una sonrisa forzada a ambas mujeres.

-¿Qué tal estás? -preguntó a Lara acercándose y con cierta reticencia dando un beso en su mejilla.

Pese a que Lara apreció ese gesto, esperaba un beso un tanto más íntimo, y a pesar de ello, escondió su decepción para responder a su pregunta.

-Muy bien.

Ani no añadió nada a sus palabras. Solo miró hacia Cris y seguidamente se acercó a la cocina por un vaso de agua. Cris se hizo cargo de la situación. No era algo nuevo para ella las circunstancias de aquella pareja, y sabía que si había una sola oportunidad de que superaran el profundo bache por el que estaban pasando, el momento era ahora que todo estaba reciente… o nunca.

-En fin, no hay nada más que pueda hacer por hoy. Excepto recomendarle que desaparezcan todas esas botellas de la casa -dijo finalmente mirando a Ani y apuntando con movimiento de su cabeza hacia el mueble bar.
Ani asintió a su concejo con un leve movimiento de sus parpados.
Cris se despidió no sin antes dejar una tarjeta a Lara, para que la llamara si se sentía tentada a tomarse una copa.

-Descuida. Lo haré -dijo Lara agradeciendo haber charlado con ella porque de verdad era fácil hacerlo. Cris parecía comprender muy bien cada uno de los momentos de estrés de los que Lara le había comentado y que fueron los causantes de sus comienzos en la bebida.

Ani acompañó a la mujer hasta la puerta y nada más cerrarla fue directa a la nevera.

-¿Cómo te ha ido? -preguntó mientras sacaba una ensalada de la nevera.
-Supongo que bien -respondió Lara incorporándose del sofá y acercándose a la barra -.Voy a conseguirlo Ani, lo haré por ti.
-No Lara. No tienes que hacer nada por mí, hazlo por ti misma. Recupera tu vida, tu pasión por escribir, tus proyectos. -Lo haré, si estás a mi lado, lo conseguiré. Estoy segura.
En respuesta a su afirmación, Ani solo dio un ligero asentimiento con su cabeza y se dispuso a verter un poco de aceite de oliva en la ensalada.
Durante la cena, Lara miraba de reojo a Ani esperando de ella una de las cálidas miradas de sus ojos, pero Ani parecía más concentrada en jugar con un pequeño guisante.
-Me voy a dar una ducha -dijo de pronto dejando el plato vacío sobre la mesa.
El gesto no pasó desapercibido para Lara. Sabía que el punto débil de Ani era la comida y no recordaba que hubiera comido nada en todo el día. Preocupada contempló como la otra mujer se perdía tras la puerta del baño.
Bajo el agua caliente que caía de la ducha directa a su piel, se pasó las manos por su cara intentando apartar gran parte del maquillaje que cubría su rostro. Por un instante su mirada se cruzó consigo misma reflejada en el pequeño espejo sobre del lavamanos. Contempló su rostro y lo acarició con su mano antes de apoyar su cabeza en la pared a su lado, dejando el agua recorrer su cuerpo entumecido, y dejando sus emociones salir fuera llorando frente a aquella pared. Se tomó su tiempo para salir de la ducha, intentando hacer tiempo para que Lara acabara de comer y seguramente, con un poco de suerte, se fuera a la cama.
Cuando salió del baño, el silencio reinaba en la casa. Un bulto bajo las sábanas delataba que Lara ya estaba en la cama. Entró en la habitación en albornoz para recoger su ropa.
Los ojos abiertos de Lara, de espaldas a la luz y el pasillo, esperaban el siguiente paso de Ani. Sus ojos se cerraron con fuerza cuando sintió las pisadas de la otra mujer alejándose hacia el salón. No tardó en escuchar el tintineo del cristal de las botellas que Ani estaba seguramente recogiendo por toda la casa.


El sonido del despertador hizo a Gina despertar perezosamente de su sueño. Abrió un ojo para acertar a golpear el despertador y hacerlo callar, antes de volver a cerrarlo. De pronto sintió un ruido metálico desde la cocina y recordó al coronel y su desayuno.
Bajó al piso de abajo y se encontró con su padre rebuscando en la nevera. Encima de la mesa había un plato con las cáscaras de una manzana.
-Buenos días coronel.
-Buenos días. No nos queda zumo.
-No, no nos queda, dijo acabando de bajar los últimos escalones de la escalera.
-Te prepararé un vaso de leche -dijo acercándose a uno de los roperos sobre el fregadero por un vaso.
El móvil sonó desde algún lugar del sofá. Gina dio el vaso a su padre mientras fue en busca de él.
-Owen, estaba a punto de llamarte.
-Me has dado plantón Gina ¿qué tipo de hermana eres? -dijo sin parecer en realidad que estuviera enfadado con ella.
-Oh Owen, el único tipo de hermana que te aguanta. Lamento lo de la cena, de verdad que te recompensaré.
-Tranquila, después de que te fueras me fui con Jamie y su novio a un restaurante japonés. No sé qué les pasa a los gays con la cocina japonesa y vegetariana. ¿Les viene como un gen añadido o algo así?
-No digas tonterías.
-Oye, Jamie me comentó que había visto a Lara muy mal hace unos días. Pensé que debías saber que tiene un problema muy gordo esa chica.
-¿A qué te refieres con que estaba mal?
-Ya sabes. Que iba pasada de copas.
-Sí, parece que últimamente va siempre pasada de copas.
-Cómo te vi hablando con Ani, creí que te había hablado de ello.
-No, en realidad no me habló de ello -dijo mientras recordaba la actitud extraña que había tenido Ani con ella y sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo al recordar el golpe en la cara de Ani. Cerró sus ojos ante el pensamiento y acariciando su sien decidió ahondar más en el asunto.
-Mira Owen, tengo que colgarte. Luego te llamo.

En unos quince minutos, Gina salía de la casa con una idea fija de ir en busca de Ani. Caminó hacia el portal de la casa, pensando si a esas alturas había sido una buena idea estar allí. Como una señal del destino, pasó delante del cubo de la basura que contenía un par de bolsas llenas de botellas de bebidas alcohólicas.
Cogió una de las botellas, observando que ninguna de ellas estaba vacía. Y de nuevo sintió como un nudo que se formaba en su garganta.
Se acercó a la puerta y tocó el timbre. Nadie abrió, así que tras un breve espacio de tiempo, volvió a insistir.

Los ojos de Lara se entreabrieron al segundo sonido del timbre. Salió de la cama y se dirigió hacia la puerta, sin entender que Ani no estuviera en la cama a su lado y más extrañada aún de no verla por el departamento.
Abrió la puerta y se encontró con la cara de Gina justo ante ella.
-No deberías estar aquí -dijo sintiendo cada poro de piel estremecerse ante ella e intentando cerrarle la puerta en la cara.
Gina colocó su pierna para que la puerta no se cerrara del todo y de repente un torrente de pensamientos cruzó su mente. No podía ser casualidad el comportamiento de Ani y el comportamiento que estaba teniendo Lara en esos momentos.
Lara retrocedió alejándose unos pasos de aquella mujer que la miraba con ojos inquisidores a una explicación a esa bienvenida.
-Fue un accidente. Yo no…No
Gina no necesitó una palabra más de aquella mujer para entender de pronto de lo que estaba hablando.
-¿Tú? ¿Tú tuviste algo que ver con…?
-Fue sin querer, yo no quería hacerle daño… Créeme- las lágrimas bajaban por sus mejillas sin control.
-Te advertí que no la dañaras pero ni en mis peores pesadillas pensé que podrías…¡¿Cómo?! ¡¿Cómo has podido?!.
-No sé qué te ha contado pero yo… yo no estaba bien y…
-¡¡Por supuesto!! ¡¡ Estabas borracha!! ¿no?¡¡Y no…no me ha contado nada!! De haber sido así te habría roto la cara nada más abrir la puerta.
-Vete por favor…¡¡Vete!! -dijo con lágrimas en los ojos, víctima de su propia culpabilidad y la de la mujer ante ella que la miraba con fuego en sus ojos.
Gina se acercó a ella dispuesta a que le dijera a la cara que la herida de Ani había sido fruto de una de sus borracheras.
-¡¡Para!!—se escuchó la voz de Ani desde la puerta.
Gina giró su cara hacia ella que parada en el umbral, las observaba con un par de bolsas de papel llenas de alimentos en las manos.
Lara deslizó su espalda por la pared para quedar sentada en el suelo con sus manos cubriendo su rostro.
Gina giró su cabeza hacia ella y se sorprendió de verla en aquel estado.
-No deberías estar aquí Gina -le dijo dejando las bolsas sobre la barra de la cocina y pasando junto a ella para ayudar a Lara.
Gina no medió palabra, se quedó igual de sorprendida al ver la magnitud del golpe en la cara de Ani. Negando con su cabeza que Ani estuviera pasando por esa situación.
-Gina, por favor. Es mejor que te vayas. Hablaremos más tarde.
-Ani. Tú no tienes porqué…
-¡¡Por favor!!. Esto no es de tu incumbencia. Vete.
Gina sucumbió a su petición con toda la rabia y frustración dibujada en su cara, mirando como Ani, abrazando a Lara, le pedía con los ojos llenos de lágrimas que se marchara de allí. Los ojos oscuros de Ani eran una súplica más que una orden. Salió de la casa dando un portazo tras de sí.
Una vez fuera de la mirada de Ani trató de respirar hondo y puso todo el esfuerzo de su parte por no volver a entrar y pedir una explicación que le hiciera comprender qué estaba sucediendo.
-¡¡Joder!! -dijo entre dientes antes de empezar a caminar calle abajo.