Escrito por: Genix
Isleña de nacimiento, desperté en este planeta en las Islas Canarias. Pese al amor al mar, a días soleados tumbada en la arena y noches cálidas paseando por la orilla, siento que pertenezco al país más grande del mundo: la humanidad. Adoro a Lesbicanarias y no solo a la página, ya me entienden… las que me conocen. Me encanta el mar y aislarme del mundo escribiendo hasta meterme en mis propios relatos generando realidades emocionales que hagan mover mis propios cimientos. En definitiva, amo respirar y ser consciente de ello cada vez que lo hago. Y como no, me gusta analizar las situaciones, las posibilidades, jugando a algo que cada vez hacemos menos: meternos en la mente de aquel que no piensa como nosotros. Comprendo todo menos la guerra, la intolerancia y las malas maneras, siempre he pensado que un buen argumento se defiende con buenas palabras no con buenos insultos ni ofensas.

Disclaimers: Todos los personajes de Venice The Series y por lo tanto de este Fan Fic, son propiedad de Open Book Productions, sólo los he tomado prestados para saciar un poco la ansiedad de no poder verlos durante una larga temporada, y con fines no lucrativos, solo por diversión pura y dura, además de un homenaje a esta serie que tanto nos ha hecho debatir

Episodio 3

Las cartas sobre la mesa

-¿Has venido? -preguntó una Ani con mejor aspecto que hacía una semana, desde un lado del banco cercano a la arena de la playa en la que Gina se había sentado.
-No debiste dudar de que lo haría, después de que no respondieras a mis llamadas durante toda la semana. Calmadamente Ani se sentó a su lado. -¿Qué estás haciendo Ani? ¿qué significa todo esto?
-Lara tiene un problema y estoy haciendo lo que siento en el corazón que debo hacer….Tratar de ayudarla y estar ahí para ella.
-¡¿Ayudarla?! -le preguntó mirando los pocos resquicios de la herida en su cara.
-Sí. Me necesita y mi decisión es esta.
-Pero…
-No Gina -dijo tomando sus manos entre las suyas y sintiendo el calor y la seguridad que siempre le había trasmitido ese gesto-. Agradezco tu preocupación pero esto es cosa mía -acabó de decir con su mirada clavada en sus ojos verdes, sintiéndose intimidada por ellos como cada vez que los enfrentaba.
-¡No! ¡No lo acepto! No puedo quedarme de brazos cruzados mientras te…
-¡Sí! , lo vas a aceptar porque es lo que quiero. Y por primera vez en tu vida vas a respetar mi amor -dijo con frustración. Luego se tomó unos segundos para tomar aire.
-Cuando tuviste problemas con Tracy… yo me quedé al margen. Lo único que te pido es el mismo respeto hacia mí. Y si sientes al menos eso por mí, vas a apartarte de mi camino, de Lara y de mí.
-¡No sabes lo que me pides!. ¿Pretendes que no haga nada al respecto?
-¡¡Sí, Gina!! ¡¡Sí!!
-No, lo siento pero no puedo… -dijo la otra mujer negando con su cabeza y mirándola a los ojos.
-No vine aquí a discutir contigo -replicó Ani desviando su mirada de ella-. Vine a decirte que te alejes de Lara. Te conozco y sé de lo que eres capaz, pero no necesito que me protejas de ella. Va a superar su problema porque voy a estar ahí. Me da igual que lo entiendas o no, la amo y no necesito estar preocupada porque le inquiete algo más que no sea recuperarse.
-¡¿Todavía la proteges?! ¡¡Pero si eres tú quien debe protegerse de ella!!
-Sí, la protejo porque la amo. ¿Puedes comprender eso?
Gina se quedó mirando sus ojos con la frustración y la rabia contenida. No comprendía como Ani hablaba de protección con aquellas pequeñas marcas en su mejilla.
-Puedo entender cómo te sientes. No es que yo hubiera pasado de largo si te hubiera pasado esto a ti, pero esto es entre Lara y yo. No te preocupes por mí y respeta mi vida y a mí -dijo esto último levantándose del banco y emprendiendo su camino a lo largo de la avenida.
-No importa lo que digas, voy a estar ahí te guste o no -dijo a la espalda de la otra mujer.
Se dio un instante parada en aquel banco, evocando mentalmente las palabras de Ani en su mente. Era verdad, ella tenía todo el derecho de tomar las decisiones que quisiera en su vida. No tenía ningún derecho a interferir en su camino y el evidente amor que sentía por Lara. Respiró sonoramente, expulsando el aire con violencia.
-¿Cómo pretendes que permanezca impasible ante esto? -preguntó lanzando sus palabras al aire. La amaba más que a nada en este mundo y hubiera dado su vida entera por borrar todo el daño que pudo hacerle en el pasado. Y esa mujer ahora le pedía que desapareciera de su vida.
Respiró hondo maldiciendo la suerte de haberle puesto en esa situación.
Levantó sus ojos del suelo y miró a Ani de espaldas, alejarse con sus manos en los bolsillos, mientras sentía como si su corazón dejara de latir al verla alejarse dejándola fuera de su vida como precio a su felicidad.


Ani caminó calle abajo rumbo a la tintorería. Parte de ella quería mirar atrás y confesarle que tenía miedo, que su corazón le pedía estar junto a su pareja, mientras su mente le gritaba que huyera de todo, pero seguir viendo a Gina no iba a ser positivo para su relación con Lara y tenía que centrarse por entero en ella.
Avanzó sintiéndose vulnerable y sola, Gina sabía perfectamente cómo hacerla sentir mejor. A veces con sus concejos, a veces con solo escucharla o quizás fuera la seguridad que siempre trasmitía la que le hacía sentirse fuerte si la tenía cerca.
Llegó a su casa con un nudo en el estómago que intentó deshacer respirando hondo antes de abrir la puerta. Se encontró a Lara delante de su ordenador, concentrada en su libro mientras comía galletitas saladas.
-Hola ¿dónde has estado?
-Dando un paseo y de paso he pasado por la tintorería-dijo evitando nombrar a Gina y ser sincera con ella, como siempre había hecho.
-Estupendo -respondió con tono bajo y comprensivo.
– ¿Y tú? Ya veo que has retomado tu libro -dijo Ani mientras vertía agua en un caldero y lo colocaba sobre la cocina.
-Sí. Cris me ha animado con esto. Asegura que puede conseguir que mi editora me ofrezca un nuevo plazo para la entrega.
-Eso es estupendo -dijo tratando de mostrar una sonrisa sincera-. Me alegro por ti. Me sorprende esa Cris.
-Tener una madrina abogada tiene sus ventajas -dijo dedicándole una sonrisa. -En cuanto a las posibilidades de tener otra oportunidad con mi editora es casi una evidencia. He recibido un mail suyo esta tarde. No sé cómo lo ha hecho pero me dice que ha reconsiderado la idea de volver a contratarme.
-No sabía que Cris fuera abogada.
-Una de las mejores de Nueva York antes de caer en…ya sabes -se levantó de la silla y se apoyó en la barra mientras que Ani vertía los macarrones en el agua hervida.
-Comprendo. Increíble cuánto daño puede hacer esto -dijo más lanzando un pensamiento en alto que participando en la conversación.
Un silencio incómodo se hizo entre ambas.
Lara se levantó de su silla y se apoyó al lado de la otra mujer que se ocupaba en preparar un café.
-Ani, te agradezco todo lo que estás haciendo por mí. Sé lo que te está costando.
Ani se giró y vio la media sonrisa de Lara hacia ella.
-Lo importante es que ya lo estás superando. Yo…yo solo necesito…tiempo -dijo con una pequeña sonrisa bajo una mirada triste.
-Dos semanas sin beber alcohol. Ha sido duro, muy duro. No lo habría conseguido sin ti -añadió, estirando su mano hacia la otra mujer y esperando que ese gesto le trajese un poco de serenidad a su rostro.
Ani la tomó y sintió como Lara tiró suavemente de ella para acercarla. Los brazos de Lara rodearon su cuerpo en un abrazo, los de Ani hicieron lo mismo correspondiendo al gesto. Lara olió su pelo y aflojó un poco la presión de sus brazos para acercar su boca a sus labios. La besó y durante unos segundos podría haber jurado que ya no quedaba vestigio alguno de la apatía de acercamiento físico que Ani había sentido las últimas semanas. Sin sentir correspondencia por parte de Ani, despegó sus labios de los suyos, momento que Ani aprovechó para acariciar su rostro y luego alejarse de ella con la excusa de que los macarrones se le iban a quemar.
Una expresión de decepción se dibujó en la cara de Lara. Le estaba costando mucho recuperar la confianza y la pasión de su novia. Cada día Ani se esforzaba por demostrarle su amor de mil y una maneras. Y aunque se conformaba con ello, extrañaba sentirla entre sus brazos. Seguramente con el tiempo, volvería a ser la Ani cercana que extrañaba.
Ani giró su cabeza un instante percatándose de la mirada hacia el suelo de Lara. Soltó el cucharón a un lado y se acercó a ella.
-Necesito tiempo Lara. Entiende que…
-Lo entiendo -dijo antes de dejarla continuar-. Tienes todo el tiempo que te haga falta.
Ani bajó sus ojos y miró las manos de su novia entre las suyas. Reconociendo que no sabía cuánto tiempo le llevaría superarlo, en olvidar el rostro y la forma en la que la había tratado aquel día. En honor al amor que tenía por Lara, se había propuesto dejarlo atrás y apoyarla frente a todo y a todos, pero no contaba con que su peor bache, fuera enfrentarse a las visiones de Lara, empujándola, apartándola y no permitiendo ser su ayuda. Sintió como si eso fuera un estigma que debía sufrir una y otra vez…como con Gina.
Lara soltó sus manos y se encaminó hacia su ordenador. Se sentó en la silla y procuró dejar atrás ese momento y centrarse en lo que estaba haciendo. Lo peor había pasado, Ani estaba a su lado y si necesitaba tiempo ella tenía todo el del mundo para dárselo. Comenzó a leer los últimos párrafos que había escrito y continuó escribiendo. No permitió que Ani fuera testigo de la culpabilidad que sentía una vez más, porque el sentimiento hacía que rememorara cada instante de ese día.

La cena transcurrió en silencio. Lara comenzó a hablar de Cris, evitando así que el momento incómodo de la conversación de esa tarde dejara más secuela que la petición sincera de Ani de más tiempo.
Ani no tenía la menor duda de que la presencia de esa mujer en la vida de Lara, la estaba haciendo dar un giro importante, encontrando en ella no solo un soporte sino una ayuda legal a sus problemas. Sonreía del modo en el que su novia le contaba acerca de cómo conocía cualquier artimaña legal para salir victoriosa de cualquier problema y la cualidad que tenía para solucionarlos antes de que llegaran a los tribunales.
A Ani no le quedaba ninguna duda de que Cris era una mujer con una alta experiencia en la vida aparte de temas legales.

Ani colocó su plato en el fregadero y se alejó de la cocina.
– ¿Un café? -preguntó Lara queriendo retener un poco más la sonrisa de aquella mujer.
-Luego, voy por una ducha -dijo caminando hacia el baño.
Lara se quedó preparando un café al tiempo que escuchaba el agua correr desde el baño.
No tardó en tener ante ellas un par de tazas de un humeante café.
-¡Ani! ¡Tu café!
El sonido del agua ensordeció su voz hasta para ella misma, pero habían pasado varios minutos y de un momento a otro Ani saldría de la bañera. Esperó hasta que paró el ruido y se acercó a la puerta con la taza en sus manos. Tocó levemente en la puerta, un segundo antes de abrirla.
-Tu café -dijo mostrando la taza en al aire a la otra mujer que envuelta en una toalla se ocupaba de torcer su pelo.
-Gracias, déjalo donde puedas -le agradeció el detalle con una sonrisa.
Lara se acercó al lavamanos y lo depositó a un lado. A través del espejo notó los movimientos de Ani tras de ella. Sus ojos siguieron cada curva, cada tramo de piel que quedó al descubierto bajo la toalla que Ani apartó el tiempo necesario para secar las zonas aún empapadas de su cuerpo.
Los ojos azules de la otra mujer la miraban furtivamente a través del cristal que le devolvía una visión casi surreal de las curvas del cuerpo de su novia. Extrañaba el calor de su cercanía, pero sobre todo la entrega y la espontaneidad con que Ani solía entregarse a ella. Durante un segundo recordó las palabras de Ani al respecto y simplemente bajó sus párpados hacia la taza aún en su mano. Cuando volvió a levantar sus ojos, se encontró con la mirada de Ani reflejada en aquel espejo.
Con cierto titubeos en sus movimientos y esquivando los ojos de Lara, Ani tomó de nuevo la toalla y se cubrió con ella en un disimulo nervioso de secar su cuerpo ya seco.
Lara se sintió descubierta pero actuó pausadamente, desviando la mirada y dando unos pasos hacia la puerta.
-Te espero -dijo de forma natural sabiendo que Ani entendería que se refería a esperarla para tomar juntas en el salón el último café del día, como siempre solían hacer.
Cuando Lara cerró la puerta tras de sí, Ani no pudo evitar parar con la acción de secarse y se quedó mirando hacia el lugar por donde había desaparecido su novia.
Masajeó sus sienes, intentando relajarse, buscando un modo de combatir su actitud consigo misma.