Escrito por: Genix
Isleña de nacimiento, desperté en este planeta en las Islas Canarias. Pese al amor al mar, a días soleados tumbada en la arena y noches cálidas paseando por la orilla, siento que pertenezco al país más grande del mundo: la humanidad. Adoro a Lesbicanarias y no solo a la página, ya me entienden… las que me conocen. Me encanta el mar y aislarme del mundo escribiendo hasta meterme en mis propios relatos generando realidades emocionales que hagan mover mis propios cimientos. En definitiva, amo respirar y ser consciente de ello cada vez que lo hago. Y como no, me gusta analizar las situaciones, las posibilidades, jugando a algo que cada vez hacemos menos: meternos en la mente de aquel que no piensa como nosotros. Comprendo todo menos la guerra, la intolerancia y las malas maneras, siempre he pensado que un buen argumento se defiende con buenas palabras no con buenos insultos ni ofensas.

Disclaimers: Todos los personajes de Venice The Series y por lo tanto de este Fan Fic, son propiedad de Open Book Productions, sólo los he tomado prestados para saciar un poco la ansiedad de no poder verlos durante una larga temporada, y con fines no lucrativos, solo por diversión pura y dura, además de un homenaje a esta serie que tanto nos ha hecho debatir

Episodio 7

Nuevos Aires

Gina se sentó frente a su padre y a un lado de Guya.
-Bueno sobrina. Me tienes en ascuas ¿Qué es lo que pasa?
-Me voy a Londres -dijo de forma directa sin titubeos.
-¿Qué significa “me voy a Londres”? -dijo gesticulando unas comillas con sus dedos.
-Me voy en un par de días por un asunto de negocios.
-Por un asunto… de negocios -repitió el coronel mirando fijamente a su hija.
Gina miró fijamente a los ojos de su padre.
-Así es -le respondió como si la observación de su padre hubiera sido una pregunta.
Guya interrumpió su conversación.
-Hija ¿Y hasta cuando estarás por allí?
-No lo sé. Supongo que lo que sea necesario.
Guya miró a su cuñado, como si ambos perros viejos pudieran ver más allá en la decisión de aquella mujer.
-No debes preocuparte por nada. Yo cuidaré de este viejo gruñón.
-No necesito que nadie me ayude -replicó el viejo.
-Uhy, ¡es verdad!, esa terapeuta “ha hecho maravillas” -dijo Guya mirando con cierta burla hacia el hombre.
El viejo pareció estar lejos de escuchar ese comentario porque no replicó como esperaba su cuñada. En su lugar se levantó y negando con su cabeza caminó rumbo a la salida de la casa.
A Guya no le sorprendió el comportamiento de su cuñado, en su lugar y para trivializar, desvió sus ojos del viejo y se giró hacia Gina.
-¿Y bien? -dijo encarando a su sobrina.
-¿Y bien qué? -le respondió con su mejor cara de sorpresa ante su pregunta.
-Gina, te he criado desde que eras una cría. No voy a poner en tela de juicio que te vayas, pero ambas sabemos que no lo haces por cuestiones de negocios. ¿Tiene nombre de mujer esa cuestión?
Gina titubeó un momento mirando a cualquier parte, antes de apoyar sus brazos en la mesa y mirar cara a cara a su tía. -Entiendo -dijo Guya leyendo en aquella mirada.
-Está bien, está bien -dijo la mujer reconociendo que de haber querido hablar de ello, ya lo habría hecho-. Haz lo que debas. Yo siempre apoyo lo que hagas -continuó diciendo tomando las manos de Gina entre las suyas.
-Gracias -gesticuló Gina.


La cara de Lara denotaba una satisfacción plena. El sonido de los dedos en el teclado era constante. Una sonrisa se dibujó en su cara momentos antes de dar un fuerte golpe con su dedo índice en una de las teclas.
-Y… ¡Fin! -dijo al aire alzando ambas manos en señal de triunfo. Acabar su libro significaba que la oportunidad de su editora no había sido en vano. De algún modo se había convertido en un peso que le asfixiaba desde hacía meses. Satisfecha y respirando hondo, agarró el teléfono al lado de su portátil y marcó.

–Hola preciosa ¿Qué tal te va la mañana?
-Lara -dijo sorprendida de su llamada-. ¿Va todo bien? -preguntó con preocupación.
-Acabo de terminar mi libro
-¡Cielos! ¡Eso es genial!
Lara sonrió al sentir el tono optimista y contento de su novia.
-Y se merece una pequeña celebración ¿no crees?
-Por supuesto, y ¿en qué habías pensado?
-Que te parece si nos vemos a la hora de la comida en la playa. Podríamos almorzar en plan picnic, y esta noche podríamos invitar a cenar a Cris. Tengo mucho que agradecerle.
-Eso suena muy bien. Siempre me ha gustado comer en la playa, además, me servirá para darme un respiro.
-Suenas agobiada ¿todo bien?
-Me adelantaron un par de posados para hoy. Estaban previstos para mañana pero las opciones son, o hoy o nunca.
-Pues será mejor que cuelgue y te centres en lo que estabas. Voy a ver si localizo a Cris. Te veo en unas horas. Suerte.
-Gracias. Nos vemos y… mis felicitaciones. Sabía que podrías -dijo sonriendo al auricular por la nueva meta conseguida por su novia.


La suave brisa despeinaba los cabellos de Lara. Terminaba de colocar la pequeña cesta de comida a un lado del fino mantel para que el viento no se lo llevara. Sacó una botella de agua mineral y se sentó a un lado para contemplar las olas.
Como cada vez que se levantaba un poco de viento, los únicos en la playa eran algún que otro surfista y unos cuantos deportistas que hacían ejercicio corriendo por la orilla.
Las olas se levantaban como enormes masas de agua que se retorcían sobre sí mismas, acariciadas por el viento que hacía esparcir cientos de diminutas chispas al aire, formando una fina cortina de agua muy parecida a una niebla húmeda y espesa.
El sonido de las olas se hacía eco por toda la playa mezclado con el murmullo del viento que a ráfagas, despeinaban su pelo en una dirección y luego en otra.

Lara sentía el efecto de sentirse liberada de la presión de su libro. Realmente había olvidado lo que significaba tener la mente abierta a vivir el instante sin dejar que nada más interfiriera en su pensamiento.
Dio un sorbo de agua mientras que sus ojos vagaban por la playa, disfrutando de la serenidad que le trasmitía el paisaje. Durante unos largos diez minutos, respiró y tomó agua para apartar la fina capa de sal que la brisa dejaba en sus labios.

-Un día precioso -escuchó decir a alguien muy cerca de ella. Giró su cabeza rompiendo con su mirada hipnotizada en las olas.
-¡Hola Drew! -dijo sorprendida de no haberse percatado de la proximidad del joven-. Sí, un día espectacular.
-¿Todo bien? -preguntó el joven, evidentemente conocedor por Jamie de los problemas por los que había pasado la mujer.
-Esperando a Ani -respondió Lara con una sonrisa y mostrando la pequeña botella de agua mineral en su mano.
-Un buen día para una comida en la playa -dijo el chico dándose cuenta de la cesta y el mantel sobre la arena.
Lara sonrío en señal de respuesta.
-En fin, tengo que irme. Jamie me espera para la comida.
-Dale saludos de mi parte.
Drew emprendió su camino pero como si de pronto se acordase de algo, se paró y se giró hacia la mujer.
-¿Irán a la fiesta despedida de Michele y Gina?
-¿Fiesta despedida?
-Se marchan a Londres, creí que ya lo sabrían -dijo el Drew conocedor de la amistad que siempre había unido a Ani con Gina.
-A Londres -exclamó Lara más con los gestos de su cara que con su voz, sorprendida por la noticia.
-Bueno, si quieren pasar por allí, será en el High Bar sobre las seis.
-Se lo diré a Ani. Es muy probable que pasemos.
-Hasta luego entonces. Y dale mis saludos a Ani -dijo el joven mirando su reloj notando que ya llegaba tarde y emprendiendo el camino hacia la avenida.
-Hasta luego. Gracias -dijo a la espalda del hombre que no se molestó en responderle. Solo levantó su mano en modo de respuesta, conocedor de que la mujer aún lo observaba.

Durante unos largos minutos, Lara agudizó su vista en el mar frente a ella. La noticia que Drew le había dado, era algo que estaba segura que Ani desconocía.

-¿Qué piensas? ¿En tu nuevo éxito? -oyó una voz familiar acercándose hacia ella.
Lara levantó su mirada y vio como Ani acortaba la distancia hacia ella. La recibió con una sonrisa y palmeó un lugar a su lado para que se acomodara ahí.
Ani dio un beso en su mejilla antes de sentarse a su lado y unírsele. Lara le ofreció su botella de agua y continuó mirando hacia el mar.
-No exactamente -respondió Lara viendo como la otra mujer daba unos ligeros tragos de su botella.
-Estoy orgullosa de ti -dijo Ani al ver la mirada extrañamente serena y sobria de su novia instantes antes de sentir como apoyaba su cabeza en su hombro.
La voz de Cris resonaba en sus oídos como si hubiera tirado una pequeña piedra al mar y no pudiera parar las hondas que eso originaba. Aquella mujer a su lado lo había dado todo por ella y era hora de entregarle algo a cambio.
-Bueno, ¿comemos? -interrumpió Ani su pensamiento mientras abría la cesta y sacaba una manzana de ella.
-Claro, tengo un hambre de caballo -añadió Lara girándose y ayudándola en la tarea de sacar todo el contenido de la canastilla.

No tardaron en comerse el par de sándwiches vegetales con atún y unas uvas blancas.
-Como lo oyes. Habían olvidado que mañana tenían concierto en Nueva Jersey, no me quedó otro remedio de hacerles un hueco esta mañana. Odio hacer las cosas así. Ya me conoces.
Lara disfrutaba de escuchar todo lo que le había acontecido a la mujer esa misma mañana.
-¿Qué te pasa? Estás muy callada para estar de celebración -dijo haciendo una pausa centrándose en ver el rostro relajado de la otra mujer.
-Tengo sueño.
-Bueno, puedo acercarme a la avenida y traer unos cafés
-No, mejor te invito a High Bar a uno de los maravillosos cafés de Jamie.
-Mmmm no puedo decir que no a eso.
-Lo sé -respondió escondiendo en sus ojos azules una doble intención.
Ani se sentó tras Lara y se puso a masajear su cuello.
Lara miró las manos de su novia en su cuello y bajando sus párpados, sonrió de los intentos siempre amables de Ani de cuidar de ella.

La suave música que solía sonar en el local, era un poco más festiva de lo normal.
-¡Bienvenidas chicas! -Jamie parecía pletórico y lleno de energía-. Un placer que hayan venido.
Lara observó todo e local buscando la presencia de los vestigios de la fiesta. Ani solamente sonrió a Jamie dando un beso en su mejilla mientras se instalaba en una de las mesas cercanas a la salida.
-Qué ambiente -dijo Ani nada más tomar asiento. Jamie se fue en busca de los dos cafés para sus amigas.
Lara se sentó frente a ella sin dejar de buscar algo entre la gente.
-¿A qué hora quedamos con Cris? -preguntó Ani para que la otra mujer le prestara atención y romper con el silencio que se había hecho entre ambas.
-Sí, sobre las nueve -respondió.
Ani miró el reloj en su muñeca haciendo un cálculo mental del tiempo que les quedaba hasta entonces.
-Hay tiempo de sobra -dijo Lara al ver su acción.
En ese momento Jamie se acercó dejando sobre la mesa sus dos cafés.
-Gracias Jamie -dijo Ani quitando la tapa a su vaso y rescatando el olor que brotó de él con esa acción.
Lara hizo lo mismo y dando un ligero sorbo desvió su vista de nuevo hacia el espacio del local.
-¿Qué estará pasando aquí?
-Es la fiesta de despedida de Michele y Gina – Jamie que les traía un pequeño plato con aceitunas, adelantó la respuesta.
Lara desvió sus ojos hacia Ani irremediablemente.
-¿Fiesta de… despedida?
-Se nos marchan a Londres en un par de días -añadió el hombre sorprendido de que Ani no estuviera al corriente de ello. Ani desvió sus ojos hacia el local observando el grupo de unas doce personas que se arremolinaban en el otro extremo del local.
Lara pudo notar como la cara de Ani cambiaba de un estado a otro en cuestión de segundos. Sus ojos oscuros contemplaban a aquel grupo de personas al tiempo que encajaba la noticia que acababan de darles. Su mirada escudriñaba a aquel grupo de personas tratando de verificar algo con ello. Reconoció a parte de los asistentes; Michele, Drew, Owen, Jess y Guya que charlaba con alguien cuya espalda le era muy familiar.
Lara desvió sus ojos azules de la expresión de Ani hasta el lugar hasta donde miraban los suyos.
Guya, advirtiendo la mirada de ambas mujeres, alzó la copa de su Martini en señal de saludo en la distancia.
Lara respondió alzando su café en su mano y forzando una sonrisa al saludo.
Gina se giró siguiendo la mirada de su tía y su sonrisa se quedó paralizada al descubrir a Lara y Ani en el otro extremo del local.
Su sonrisa se fue borrando al sentir los ojos de Ani mirarla fijamente.
Lara miró a Ani y como su frente arrugada delataba sin querer la sorpresa y la impresión ante todo aquello. Luego bajó sus ojos a su café dedicándose una sonrisa a sí misma, una sincera y dolorosa sonrisa.
Volvió a elevar sus ojos hacia Ani, solo para ver como esta, bajo la mirada de Gina, desviaba sus ojos hacia otro lugar. -Creo que será mejor que nos vayamos -se escuchó la voz de Ani.
-¿Estás segura? -preguntó Lara haciendo acopio de valentía y afrontar cualquiera que fuera su decisión.
-Sí, ya está haciendo frío -dijo Ani dejando su café sobre la mesa y colgando su bolso de su hombro al tiempo que caminaba hacia la salida.
Gina no desvió sus ojos verdes hasta que vio como Lara le dedicaba algo parecido a una sonrisa y se marchaba tras Ani. Le dedicó el mismo gesto y volvió a prestar atención a las conversaciones de sus amigos.