Siempre leo con interés las historias y anécdotas de salida del armario de los demás, a veces la comparo con la mía, las hay más dramáticas, más graciosas, de todos los estilos, y claro, muchas veces pienso….¿dónde estamos aquellos que hemos vivido muy de cerca dos? ¿Qué quiero decir con esto? Bueno, en mi caso, yo salí del armario cuando tenía 20 años, no sólo en ese momento fue el drama familiar que duró bastante tiempo, sino que al salir yo….mi hermano se quedó dentro. Lo mejor para entender las historias, supongo que es empezar por el principio.

Cuando yo ya había asumido que me gustaban las chicas (algo que para mí fue muy natural y nada traumático), estaba felizmente enamorada y el paso siguiente o el que yo consideraba que era el siguiente, era empezar a salir del armario. No porque crea que todo el mundo debe hacerlo, sino porque yo sentía que me ahogaba dentro y tenía que salir cuanto antes. Sabía que en mi casa la noticia iba a ser como mínimo un drama total, pero no me importaba, necesitaba hacerlo. En esas andaba, dialogando con mi consciencia cuando un día se acerca a mí hermano. Él es dos años menor que yo, con lo cual si yo no era muy adulta todavía, él todavía estaba en la adolescencia. Él era el único de mi familia a quien yo le había contado que me gustaban las mujeres, entonces supongo asumió (erróneamente) que podía venir y contarme que él estaba confundido…..que las mujeres le gustaban pero también le gustaban los hombres. Cuando me dijo eso, yo sentí que me caía una roca enorme encima. En ningún momento pensé en como lo estaba llevando él, simplemente mi cabeza pensaba: ¿y mis padres? Tienen dos hijos gays. Conmigo ya les va a costar aceptarlo ¿pero cómo se les explica que tuvieron el jackpot de la homosexualidad y que se llevaron el pleno 2 sobre 2?

En ese momento mi comportamiento como hermana mayor que siempre había procurado que su hermano menor lo pasara lo mejor posible, porque siempre había sido muy de cuidarlo, dejó mucho que desear. La verdad, y para ponerlo en palabras simples, yo deseaba con todas mis fuerzas que mi hermano no fuera gay. De alguna forma me sentía culpable por cómo podía impactar eso en nuestra familia. Sólo recuerdo haberle dicho que sino estaba seguro de lo que sentía que mejor no dijera nada.

No paso mucho tiempo desde esa charla hasta que mis padres supieron lo mío. No fue lo que había soñado, no los senté en la mesa y les dije “mamá, papá, tenemos que hablar”, creo que un momento así no se hubiera dado nunca. Para esa época yo ya estaba de novia y mis padres comenzaron a sospechar, así que llegaron a un punto donde no se aguantaron más y comenzaron a tirarme de la lengua, y en medio de una discusión con ellos se los confirme: Sí, soy lesbiana ¿cuál es el problema?

Y para ellos era un problema. Sobre todo para mi madre. Fue como una tragedia primero y un gran silencio durante años después. Nunca me hicieron la vida imposible, ni demostraron estar enojados, simplemente un silencio eterno. De lo que no se habla, no existe. Lo más duro fueron los primeros días, quizá el primer mes, y ahí estuvo mi hermano a mi lado, defendiéndome (porque es que te pueden llegar a decir tantas idioteces basadas en la ignorancia, que pueden llegar a apabullarte) una y otra vez.

Fue pasando el tiempo, lo mío con mis padres se fue normalizando, mucho tiempo después terminaron aceptando o resignándose a que su nena era así, y adoptaron también a mi chica como parte de la familia. ¿Pero mi hermano? Yo veía que él vivía una vida en total secreto, desconocíamos a sus nuevos amigos, no sabíamos con quién salía, nada de nada. Yo en todos esos años alguna vez me acerqué intentando preguntarle sobre el tema, pero él siempre me negaba el asunto, me decía que no, que eso había sido solamente una fase, que ya estaba superada, pero yo no le creía. No le creía y a su vez, egoístamente también me dejaba tranquila.

Pasaron los años, yo felizmente fuera del armario, él ¿felizmente?, no tengo idea que le pasaba, pero lo que sí sé es que en algún momento se enamoró, y no se enamoró de una chica.

Él seguía siendo el misterioso de la familia, el interrogante constante, el especial, el hiper reservado y puedo seguir buscando los adjetivos que sean para describir al que se seguía escondiendo. En realidad no me sorprendía, porque toda la vida mi hermano había sido el indefenso, el que no se animaba mucho a nada, al que molestaban en el colegio, al que yo tenía que ayudar y defender, excepto que esa vez yo no lo ayude. De hecho, en todos esos años, que no exagero con lo de años, fueron exactamente diez, me encontré con mucha gente a la que ayude a superar sus miedos, a salir del armario con sus familias, a vivir su vida con libertad, etcétera, pero con él había sido completamente egoísta.

Finalmente sino salís del armario igual te sacan, y eso fue lo que sucedió con él, que un día lo sacó del armario mi madre. La misma que conmigo casi pide que la maten en el instante por el dolor que esto le causaba, llevaba años haciéndose a la idea de que su otro hijo también era gay, porque ya sabemos que los padres son quienes mejor nos conocen, y por más que no dijéramos nada, ella ya lo sabía.

Un día volví de vacaciones, y así sin saber ni de que iba la cosa, mi madre me avisa que el domingo comíamos con ella, mi novia, mi hermano, su novio y yo. Y yo ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Qué paso?

Lo llame inmediatamente a mi hermano para preguntarle porque no me había dicho nada y no me acuerdo exactas sus palabras pero fueron algo así como “pero si te lo dije hace 10 años…”.

Así que bueno, de un día para el otro hubo que sumar uno más a la comida familiar y mi madre finalmente puede estar feliz, tiene nuera y yerno….¿que están cambiados de lugar? Y puede ser, ¿pero también teníamos que ser ordenados? :p

Imagen por: Rolands Lakis