¡Buenas y santas! Sé que hace mucho que no tienen el placer de leerme (?), pero bueno, múltiples ocupaciones me tuvieron alejada (mentira, pero queda maravillosamente bien decirlo), y me impedían venir a comentar con ustedes alguna de mis últimas (o no tanto) lecturas.
Sin más preámbulo, mejor nos centramos en el libro lésbico del día de hoy. En esta ocasión la rueda de la fortuna hizo que la novela elegida sea Títeres de Mónica Martín.
Como ya es habitual en mí, primero les anticipo lo que no van a encontrar al leer Títeres. Olvidense de la clásica novela rosa, con la remanida fórmula “chica conoce chica, ambas chicas son millonarias o al menos una de las dos, se enamoran, surge un obstáculo, lo superan y viven felices para siempre”. Bueno, de esto, nada de nada. No quiero reclamos después de aquellas que buscaban escenas de amor edulcoradas, porque no hay…vayan olvidándose. Y antes que chillen preguntando ¿y sexo? ¿hay sexo? Sí, hay, pero nada de esos orgásmos cósmicos donde se llena el aire de estrellitas de colores, promesas de amor por siempre, ni ninguna de esas cosas a las que nos tienen acostumbradas las novelas lésbicas. El sexo no es algo destacable como un hecho en sí mismo,sino que forma parte del todo. Así que una vez que ya se fueron desencantadas del post, todas las amantes de las historias tipo Corin Tellado sáficas, prosigamos.
¿De qué trata Títeres? Si me tuviera que referir exclusivamente a la historia, literalmente hablando, podría decir que se centra en la vida de una chica que ve cambiar su mundo, o el mundo que habían preparado para ella, al desaparecer su padre, un hombre muy importante del mundo de los negocios. Tanto ella como su hermano Germán (gemelo) son los herederos de una gran fortuna. Desde el día que nacieron, su padre los ha hecho competir entre ellos para ver quien destacaba primero como macho alfa, y así saber quien iba a tomar las riendas del imperio en el futuro. Los hermanos, como es previsible, se odian. Su hermano no tiene carácter ni interés en ser el líder de nada, así que vive sojuzgado bajo la mirada del pater familias, y muy lejos de alcanzar los niveles esperados. Nuestra protagonista, por el contrario, si tiene carácter y una cabeza más acorde a lo esperable, pero…¿le interesa cumplir con los mandatos familiares?
Casi al comienzo de la novela, podemos vislumbrar que nuestra protagonista, por mucho carácter que tenga, está viviendo una vida que no le gusta. Primero nos relatan un viaje a Nueva York, lejos de las redes de su padre donde realmente la muestran feliz, liberada…disfrutando, y luego la novela vuelve al tono sombrío que va a tener hasta el final.
Alrededor de nuestra protagonista gira una constelación de personajes secundarios. De hecho, es importante destacar que estamos ante una novela coral, todos los personajes hablan o tienen su momento durante el relato. Y por supuesto, los hay más o menos atractivos. En este caso destacaré dos, (antojadiza y subjetivamente) Isaías y Karina. Isaías es el hombre que, si bien trabaja para el padre de la protagonista, obteniendo información, viendo que sucede con la vida de los dos vástagos, etcétera…también ejerce un poco un rol paternal con ella. Rol que ella le atribuye porque es evidente que quien debería realmente ocupar ese lugar, tiene su cabeza en otra cosa, y el vacío que ha dejado es bastante evidente.
Por otro lado tenemos a Karina, la joven prostituta rumana cuyo sueño es mudarse a España, y poder desarrollar allí su pasión, bailar. La historia nos permitirá ir conociendo el origen de Karina, y las circunstancias que la han llevado a ese lugar. Una historia que incluso podría decir que me ha llegado más que la principal.
Eso es algo a destacar de la novela….los otros personajes (algunos) tienen mucha fuerza y si bien la protagonista es inequívocamente aquella sobre la cual gira la constelación de satélites, son mayormente estos últimos los que le dan sentido a todo y sostienen la historia. Por eso mismo reitero lo de novela coral, hay lugar para escuchar las voces de todos.
Muchas veces los títulos de las novelas son comerciales y lejos están de tener relación con la historia, pero no es este el caso. Títeres (que según la RAE es entre otras cosas, “muñeco que se mueve por medio de hilos” o “persona que se deja manejar por otra”) describe a la perfección esta novela. No hay un sólo personaje que no sea títere de los deseos de otros o de sus propios miedos y ambiciones. Quizá, lo más triste, es que en la mayoría de estos personajes, no son otras personas quienes los hacen actuar a su antojo, son títeres de sus miedos paralizantes, de su baja autoestima, de vidas que le son ajenas. Sin ir muy lejos, la propia protagonista vive de una manera que no le gusta, se convierte en algo de lo que no está orgullosa sólo porque busca constantemente la mirada de aprobación de su padre.
La lectura se me hizo muy fluida, hay algunos parajes donde la historia se hace como más densa (por las cosas que van surgiendo) y debo reconocer que así como hubo personajes que me llamaron la atención y mucho, todo lo contrario me sucedió con la protagonista. Mi empatía con ella fue cero. En este asunto de ser un títere, mayormente la veía actuar como una autómata, con lo cual se me hizo distante, fría, pero bueno, lo tomé como algo propio de la historia. De hecho, no repare en ese detalle hasta terminado el libro y porque lo comentaba con una amiga que también lo había leído. Pero claro, la identificación o no con alguien, es algo meramente subjetivo, quizá otra persona lo lea y le suceda todo lo contrario.
Todos los personajes muestran un mundo interior muy interesante, con mil temas no resueltos y que de alguna manera justifican cada una de sus acciones o su dejarse estar en la vida.
No quisiera adelantarles mucho más de la novela, porque lo ideal es que cada una lo lea y saque sus propias conclusiones. El final, lo único que puedo decir es….sorprendente. Bueno, todo lo sorprendente que puede ser cuando nos ponemos a ahondar en el pasado y los secretos. No siempre las preguntas que hacemos nos devuelven respuestas agradables y a veces la cosa puede terminar de manera un poco imprevisible.
Eso fue todo por hoy, espero ansiosa sus comentarios (los buenos, los malos y los regulares) y si quieren, pueden seguir a Mónica Martín en twitter, que como diríamos en Argentina, es re copada. 😀
¡Hasta la próxima!