Buenas señoras, ¿se acuerdan de Venice? Sí, esa serie que protagonizan la Chappell y la Leccia aunque casi nunca salen :P. No, ya en serio, en su momento me quedaron dos capítulos por resumir y como es muy triste dejar las cosas a medias he decidido terminar mi misión. Más vale tarde que nunca dicen por ahí, así que ¡siganme las buenas!
El episodio comienza con el novio poli de Guya asegurándole que no tiene porque temer porque cual principe azul moderno pretende borrar todos los delitos cometidos por la familia Brogno. El hombre explicará a sus jefes y a la madre de la ahora occisa que la chica murió de muerte natural y seguramente el «Cliente» se asustó cuando murió y por eso la llevo a la funeraria.
Sincermente, con la calidad de esta investigación policial, me sorprende que no haya más asesinos múltiples poniéndose las botas en L.A. Mmm ahora que lo pienso, capaz que los hay pero como no los descubren nunca no nos hemos enterado de nada en la vida…¡Miedooooooooooooooo!
Lara por su parte está, como todos los días, dándole al drinking con Sami, su nueva compañera de batallas. Aunque de repente, como que desarrolla la conciencia y le da por pensar que tiene a Ani en casa esperando por ella así que le pone fin a la reunión. Sami intenta convencerla de echarse la caminera pero Lara la rechaza y se va.
Entonces entra en escena Van que ha estado observándolas desde hace rato y se asegura de hacerle el guiño a Sami de la «cercanía» que parece haber entre ellas. La rubia le responde que es una nueva «amiga» que se encontró después de Owen. En fin, como la mujer está más que perjudicada, Van le da un aventón hasta su casa.
Alan, que es el hombre más bipolar del universo, decide que ya no le gustan todos los diseños de Michele así que le exige que le entregue una modificaciones por la tarde. La mujer intenta explicarle que es imposible desarrollar en hora lo que le ha costado meses de trabajo, pero él pasa un kilo y le cuelga.
Michele desesperada intenta contactar con Gina por teléfono pero la mujer está desaparecida en combate.
Gina va hasta donde está Richard para intentar explicarse en persona porque él no le contesta el teléfono. Richard sigue indignado porque Gina no le dijo la verdad y no le parece que haya ninguna razón que tenga suficiente peso como para poder convencerlo de que no estuvo mal.
La Brogno le dice que ella era demasiado joven, que no quería ser madre y sobre todo que sabía que si él se enteraba, tanto el Coronel como él la habrían presionado para casarse. Él insiste en que tenía que habérselo dicho y Gina en que ella solo quiere olvidar esa parte de su vida. Richard le recuerda que el problema en radica en que a él jamás le preguntó si quería ser padre.
Katherine va a hasta la casa de Guya a que le lea las cartas porque al parecer la mujer ha recuperado su equilibrio interior y ya puede volver a tener experiencias extrasensoriales. Las cosas empiezan normales, y por normales me refiero a que Guya la huele como siempre…
Katherine quiere saber si su relación con Alan va por buen camino y al principio, las cartas le dicen a Guya que sí, pero entonces se aparece el fantasma de su hermana a media lectura y le cuenta que junto a ella está el ex esposos de Guya diciéndole que se aleje de Alan. El fantasma la advierte de que el hombre no es lo que parece y Guya hace lo posible por dejárselo caer a Katherine, pero la mujer ya no se fía mucho de los consejos que le dan las cartas.
Richard insiste en que deberían conocer a su hija, pero para Gina esa no es una opción porque su parecer no ha cambiado con los años. No siente que pueda ser una buena madre y ni si quiera sabe que clase de persona será su hija. Su ex le recuerda que su hija es ya una mujer y no necesita una madre como tal, pero sí que quiere saber sobre sus orígenes y los está buscando.
Gina piensa que es demasiado tarde para ella pero Richard le dice que él irá a conocerla y a recuperar el tiempo perdido.
Van se topa con Adrianne que está «casualmente» hablando con Owen. El hombre está super interesado en como va su plan de machacar sentimentalmente a su primo pero a ella la cosa ya no le hace tanta ilusión porque piensa que Owen es «un buen chico» (diosas…me aterra pensar que podría evolucionar como los pokemones a «buen hombre»).
En fin, Van le recuerda que ella se dedicaba a estafar hombres y que solo está fuera de la cárcel gracias a él y de manera irónica le dice que si le quiere robar el dinero a Owen para sentirse mejor tiene puerta abierta. Luego le saca a donde van a ir a cenar esa noche para después llamar a Sami y quedar con ella en el mismo lugar. Vamos, que va a volver a armar la marimorena.
La familia Brogno está reunida haciendo lo que se les da mejor: darle al drinking. Esta vez han escogido una botella de tequila que se están tomando como si fuera agua. Estos valientes no le temen a las resacas porque mi experiencia dice que los excesos de tequila nunca trajeron buenas consecuencias.
En fin, Gina está preocupada por si acaso tenga que volverse una fugitiva de la ley pero Guya la tranquiliza diciéndole que su noviete ya se ha encargado de encubrir todos sus delitos. Entonces nos enteramos de que la mujer tuvo una cita con la policía compañera del hombre en cuestión. Eso sí, Gina no está segura de querer volver a salir con ella, no porque la cita haya sido mala, sino porque ella es una mala pécora y eso de tener a «La ley» tan cerca la pone de los nervios.
Owen para la conversación porque tiene que irse a su cita con Adrienne y Guya aprovecha para olerlo y comentarle que algo le dice que las cosas entre él y Sami no están del todo resueltas. Owen pasa un kilo de todo y se va más feliz que una lombriz mientras las otras siguen dándole al tequila.
Acabamos el episodio con Amber espiando al Coronel que está recogiendo una carta. El hombre está super alegre pero ella se preocupa cuando ve que el remitente es un tal Tobby y en ese mismo momento, descubre porque no se ha ido «al otro lado». Eso sí, a nosotros nos dejan con la duda hasta el próximo capítulo. ¡Ya solo queda uno para el final!