Señoras y señoritas, hoy os traigo Cenicienta en Chueca. Un libro lésbico que, con el subtítulo de «Mujeres que aman a mujeres”, compone un conjunto de 11 relatos. El último es el que da título al libro. Se trata de una serie muy variada de relatos cortos. Y digo variada porque, si bien tienen en común la existencia de una relación amorosa y/o sexual entre dos mujeres, poco más tienen en común desde el punto de vista argumental.

Se centran en la pasión desbocada de quienes acaban de encontrarse y terminan en la cama, en una noche de ligue con consecuencias inesperadas, en los juegos sorprendentes de una pareja que esquiva la rutina, en el amor súbitamente encontrado tras una vida heterosexual hasta entonces más o menos satisfactoria…, etc, etc. La mayoría de estos relatos contienen una precisa dosis de erotismo, pero no de sexo desconectado de la narración. Me explico: es para mí lo que separa claramente lo erótico de lo pornográfico. Independientemente de que el sexo sea más o menos explícito (y lo es), lo importante es que hay una historia donde se ensambla. Es esa historia lo que se cuenta, y la actividad sexual más o menos intensa de las protagonistas se relata porque forma parte de la acción.

Por el contrario, en la narrativa pornográfica lo que se hace es construir un escenario verosímil en el que se desarrolla el sexo, pero la acción está ahí para que haya sexo y nada más: es una mera apoyatura, una especie de excusa. Por ejemplo, la típica escena de porno heterosexual: llega el repartidor del butano a una vivienda cualquiera, llama al timbre, le abre la aburrida ama de casa, él entra, deja la bombona en el suelo, ambos se tiran los tejos brevemente, cinco segundos más tarde –como mucho- están copulando con todo entusiasmo. Fin. Cenicienta en Chueca es, desde este punto de vista, un libro en que aparecen relatos lesbianos de tipo erótico y algunos no contienen sexo para nada, pero ninguno de ellos está carente de una gran pasión amorosa.

El primero,“Ejecutivas”, es destacable por lo “caliente”, la sofisticación típica de la ejecutiva viajera con un amor en cada puerto y la relación argentina-“gayega”, que tiene un toque de sensualidad muy interesante. “Caminante” narra una curiosa historia que sorprende por su final. Es, simplemente, un juego. “Paseo” resulta inquietante por la atmósfera mental tan peculiar en que se desarrolla. “Noche Perversa” cuenta el posible desenlace de una situación que siempre me ha parecido posible: lo que puede pasar cuando llevas a una desconocida a tu casa sin saber nada de ella. “Mal pronóstico” es para mí un relato delicioso: el nacimiento de un amor inesperado y con final feliz, cuando parecía imposible que así fuera. Me encantó de verdad porque a la vez es la historia de una liberación personal y una superación casi milagrosa de un destino fatal. Como si el amor pudiera conjurarlo todo. Hermoso, ¿no? “Cartas” trata de un juego de infidelidad semi-pactado, y por ello resulta divertido: una situación como los cuernos, que suele desenvolverse en términos dramáticos, sirve en realidad para que las protagonistas se reencuentren con más pasión.

Por “Otras cartas” tengo una absoluta debilidad. Es una historia llena de amargura y con una relación verdaderamente complicada de fondo. De verdad que cada vez que la leo me deja un pozo de desdicha en el corazón. Pero en la tristeza también hay belleza, aunque siempre acabo pensando en lo injusto que es este mundo con nosotras y lo difícil que resulta la mayoría de las veces para dos mujeres tener una relación feliz. Es mi favorita sin duda ninguna, aunque me deje hecha polvo.

“Chateo” me divirtió mucho, nunca habría pensado en la “segunda utilidad” que puede tener el sexo por Internet. “Soledades” cuenta una historia de compulsión sexual: dos chicas, una alemana y otra española, que no se aguantan pero no pueden por menos de acostarse una y otra vez. Vamos, lo habitual, jejeje. “Posesión” es algo muy extraño y a mí me descolocó un poco. Parece paradójico que, pese a no ser uno de los relatos que más me ha gustado, sea digno de reseña porque se encuentren frases tan asombrosas como: “sin alarma llegó a la rodilla; sin dudas llegó a los muslos; sin ansiedad levantó el borde de unas medias desconcertadas” (pág. 169), o más adelante “No tiene prisa la mano, circula por su vientre, se burla de su ombligo…” (pág. 171).

Por último, “Cenicienta en Chueca”. No es la que más me gustó, a pesar de que la autora la consideró de suficiente entidad como para darle su título al libro. Tiene su punto curioso al ser la historia de una inmigrante peruana en Madrid, cenicienta porque tiene que volver a casa antes de las doce y que busca pareja en los bares de Chueca, olvidando definitivamente a la novia que dejó en Lima. El cuento tiene final feliz, que siempre es de agradecer.

Por supuesto, y dado que para gustos se hicieron los colores, mis historias favoritas no tienen por qué ser las vuestras. Pero, dado que el tono general de los relatos tiene buena calidad, no creo que os defrauden –al menos, en su mayoría.

En resumen, esta es una recopilación de relatos interesante. Os ofrecerá variedad de historias, todas ellas lésbicas y bastante tórridas, con pasión garantizada y, en algunos casos, una gran originalidad. Además, para mayor goce y alegría, el drama está muy limitado: en términos generales puede decirse que hay bastante más optimismo que tragedias.

Que la disfrutéis…si os apetece. 🙂

La edición que cito es: “Cenicienta en Chueca”. María Felicitas Jaime. Odisea Editorial S.L. Madrid, 2003