¡Extra, extra! ¡La guerra continua en todos los frentes! Esta semana ha habido un accidente en la fábrica de creación de bombas. Una ha fallado y ha explotado antes de tiempo mientras se hacían pruebas, así que dos empleados de la fábrica están heridos ¿qué pasará ahora con nuestras «Blue Girls»? ¿Cerrarán la fábrica? ¡Compre su periódico lesbicanario señora! ¡Toda la información dentro!

Kate en la fábrica con sus compañeras

En fin chicas, tengo que empezar por contarles que Gladys (la chica rica) ha decidido ponerse a trabajar en la línea con las demás «Blue Girls», eso de ser secretaria no es lo suyo, así que ya la tenemos en el grupo de manera constante. Pero bueno, eso ahora mismo no es lo importante porque después del accidente, todas las chicas están super preocupadas porque temen haber cometido algún error que propiciara que sus compañeros estén ahora heridos.

Todas hacen comentarios sobre las carencias que tienen en la fábrica. Por ejemplo, no tienen descansos, así que se tienen que aguantar las ganas de ir al baño hasta que termine el turno, no hay suficiente ventilación así que a veces se marean al respirar el amatol, hace falta luz, en fin cada una de ellas va comentando las cosas que podrían mejorarse y todas coinciden en que les gustaría tener mejores condiciones para no fallar jamás porque saben que de su trabajo dependen muchas otras vidas.

Betty, Kate y Gladys en los vestuarios

Al terminar el turno, las chicas están en los vestuarios cambiándose cuando el jefe (viejo rabo verde asqueroso) entra a la malagueña sin avisar ni pedir permiso y las agarra a todas, literalmente en bragas. El hombre les avisa que una de ellas ha llenado demás de amatol una bomba y por eso les van a hacer un examen a todas para ver quien pudo ser la culpable.

Gladys le pregunta si los hombres también van a ser examinados, él responde que no porque son ellas las que se dedican a rellenar las bombas. La morenaza la responde que si ya es seguro que han sido ellas el problema porque todas las chicas coinciden en que hay cosas en la fábrica que deberían mejorarse. El hombre la mira con cara de «me vas a venir tú a enseñar a mi» mientras que Gladys intenta que sus compañeras repitan lo que han dicho antes, pero todas temen que les quiten el trabajo así que dejan a la mujer más sola que la una.

Al final el jefe se va diciéndoles que se dejen de chismes y se dediquen a trabajar y las chicas se enfadan con Gladys porque ellas tienen mucho que perder si se quedan sin trabajo.

Kate preparada para examinarse

El examen comienza y las cosas van más o menos bien hasta que Gladys grita. Cuando Lorna (la jefa) le pregunta si pasa algo ella dice que no, pero en cuanto se voltea la vemos sacar una rata de dentro de la bomba y para que no la descubran se la mete en el bolsillo como una pro que es más de lo que yo hubiera podido hacer sin desmayarme XD.

En fin Lorna va revisando a todas y la cosa le va bien a todo el mundo menos a Edith que con lo de que se le murió el marido el día anterior está obviamente un poco distraída. Lorna en buen plan le recuerda con un movimiento lo que le falta y al final las pasa a todas, pero el maldito jefe del mal exige despedir a una y al final corren a Edith por ser la que menos puntuación sacó en el examen por más que Lorna intenta ayudarla.

A Kate le nace otro problema de la nada porque al hacer el examen han revisado todos los expedientes y se han dado cuenta que le falta un papel, su certificado de seguridad y la jefa se lo exige para mañana. Obviamente, Kate no lo tiene y por eso no lo entregó.

A media tarde, Kate está intentando fumar sin éxito porque alguien le dijo que eso calmaba los nervios. Gladys se acerca a ella porque es prácticamente la única que la trata como si no fuera una apestada. Gladys le explica que solo intentaba ayudar, porque le parece injusto que les echen la culpa a ellas cuando hay mil cosas mal en la fábrica. Kate la entiende, pero intenta explicarles que erigiéndose como la líder que nadie ha pedido no se va a ganar el respeto de las chicas, sobre todo cuando ella es la única que no tiene nada que perder.

Betty y Kate en el cuarto

Kate está desesperada intentando copiar el certificado de seguridad sin éxito alguno cuando Betty entra en el cuarto. La mujer intenta que la otra no vea lo que está haciendo pero me temo que Betty es muy lista y de inmediato se da cuenta de que hay algo raro ahí. Kate termina por confesarle que «Kate» en realidad no existe y que toda su papelería es falsa.

Al verla tan preocupada por no poder conseguir los papeles, Betty le dice que ella conoce a alguien que podría ayudarla pero que su precio puede que sea demasiado alto. Betty dice que como si tiene que empeñar su alma y Betty le dice que muy probablemente vaya a tener que dar algo más que dinero…mmm…mal asunto tiene todo esto.

Betty y Kate en la casa del fotógrafo

Y dicho y hecho, que se van a la casa del amigo fotógrafo de Betty y le piden el papeluco y el hombre acepta a cambio de hacerle fotografías a Kate. Pero claro, no cualquier clase de fotografías señoras, el muy impúdico necesita fotos porno para vender a los soldados. Y nada que la pobre de Kate tiene que aceptar. No señoras, no piensen que se van a dar un taco de ojo, porque en ese tiempo la pornografía constaba de mostrar a las chicas en ropa interior que les cubría cinco veces más el cuerpo que la ropa normal de una adolescente a día de hoy.

Kate se siente intimidada con la cámara, pero Betty se le acerca, le acaricia el rostro y le da ánimos. Kate le dice que en su vida se había puesto esa ropa interior y no sabe como actuar. Betty le responde que ahora es una persona nueva, es Kate, vida nueva, ropa nueva y también actitud nueva. Y de hecho consigue que su amiga se relaje se centre en ella y el hombre pueda hacer sus fotos. Todos contentos.

Bueno contentos hasta que llegan a casa porque a Kate los remordimientos la pueden tanto que esa noche tiene pesadillas en las que su padre la ahoga por sus pecados.

Betty escribiendo su sugerencia

Al otro día, Gladys llega con la mejor de las intenciones, con una caja para guardar sombreros con un orificio y un bonito cartel que dice «sugerencias». La mujer insiste en elevar las voces femeninas de sus compañeras para solucionar los problemas de la empresa. Sus compañeras no se muestran en lo más mínimo entusiasmas por más que Gladys les explica que si todas escriben a un tiempo será anónimo y nada les podrán hacer, las chicas simplemente no quieren perder su trabajo.

Gladys deja la caja en el vestidor y se va a trabajar, pero después de un descanso se la encuentra justo frente a la línea. Por un instante se ilusiona al pensar que las chicas pudieron animarse, pero no, resulta que los imbéciles de los hombres se han puesto a rellenarla con consejos como: «Dejen los puestos de trabajo para que los hombres puedan ocuparlos», «Quítense los pantalones y métanse en la cocina, o mejor, en mis pantalones». En fin, mejor paro porque me indigno.

Y de hecho no soy la única porque Betty se agarra un cabreo que no es normal. Una compañera le dice que no se están metiendo con ella sino con Gladys, pero Betty le responde que ahora se meten con «la princesita» (como le dice ella) pero que luego van a seguir ellas y no tienen derecho.

La rubia se sale de la línea enojadísima y se dispone a meter su solicitud en la caja no sin antes llamarlos imbéciles. Luego se para frente a todas las chicas y pregunta con autoridad: «¿Quién es la siguiente?». Si algo podemos decir de Betty es que es una líder y a su comando las chicas se levantan y todas meten sus sugerencias. Luego llega Lorna y les dice que están más locas que una cabra y seguro las van a despedir si siguen dando la lata, pero cuando se va le lleva las quejas al jefe y le dice que debería hacerles caso si quiere que le dejen abierta la fábrica.

Y es que de hecho, las chicas no han sido las culpables del accidente. Por mucho que todo quisqui haga por esconderlo, la verdad es que un tío fue borracho al trabajo y le metió más TNT del adecuado a la bomba. Pero el jefe no ha querido despedirlo porque no quiere prescindir de ningún hombre y al final la que ha pagado los platos ha sido Edith.

En fin, Kate está super de los nervios porque aún no tiene el papel y acaba de pagarlo con Betty diciéndole que por su culpa posó y ahora esa perversión anda rodando por el mundo y ella no puede hacer nada.

Betty y Kate reclamando al fotógrafo

Betty y Kate se lanzan a la casa del fotógrafo otra vez para reclamar el certificado. El hombre se los entrega pero les cobra más y Kate paga un extra pero no todo porque le dice que ya no tiene más. Luego le sale una furia repentina que no le conocíamos y le canta las cuarenta al hombre, que al final las deja ir sin problema y hasta les regala un set con las fotos que le hizo.

Para celebrar las chicas se van a bailar un rato. Kate se distrae un momento porque una vendedora está enseñándole unas peinetas muy bonitas pero ella aunque se ve que quiere una le dice que no porque ya no tiene dinero. Luego se les une Gladys que empieza a ganarse la admiración de Betty por su actitud.

Betty y Kate con la peineta

Al llegar a casa las chicas están revisando las fotos de Kate que le dice a su amiga que no se reconoce a sí misma. Betty le recuerda que esta es una nueva ella y le regala la peineta que estaba mirando. ¡Awww que romántico! Gladys la ve con amor y le dice que ha tenido mucha suerte de conocerla!

Betty le ofrece a su amiga que si sigue teniendo pesadillas se quede con ella a dormir, pero Kate le responde que después de todo lo que ha hecho por ella seguro que duerme mucho mejor. Al final se despide diciéndole que lo pasó muy bien bailando y que había uno que otro «cuerazo» (diríamos en México) o «macizorro» (como dirían en España) y Betty dice que sí, pero cuando Kate cierra la puerta para irse a dormir a su cuarto vemos que ella había visto más bien a una «cueraza» toda la noche porque se queda suspirando mientras mira las fotos de Kate.

Y con eso cerramos nuestro resumen de esta semana chicas. ¿Qué fue lo que más les gustó del episodio?