Chicas, hoy traigo una recopilación de relatos, cuentos, fábulas, microrrelatos y demás especies de todo lo que es más breve que una novela –en plan ficción narrativa, claro. Lola Vanguardia, alter ego de Isabel Franc, es la supuesta autora de todos ellos.
Una luciérnaga le hizo un guiño a su pretendida,y ésta se encendió.
Este pequeño verso sirve de pórtico al libro. A partir de aquí, comienza el entretenimiento (muy divertido, ya lo anuncio para que no quepan dudas). No os perdáis la Presentación: es el digno aperitivo para hacer más apetitosa la comida subsiguiente. En ella, la autora da algunas pistas, explica ciertas cuestiones sobre la génesis del libro y, sobre todo, se solaza ya desde el principio en lo que va a ser el denominador común de todos los relatos: un desenfadado, desinhibido y refrescante sentido del humor desplegado hacia todito el mundo entero.
El libro se estructura en los siguientes apartados:
1.-De corte clásico: Efectivamente, clásicos lo son, pero en plan “Transformer”. El primero (“El cuento de la Princesa Frígida”) se asienta en el esquema de cuento de hadas que todas habremos leído; la cohorte de príncipes que se presentan a Concurso Público del Amor de la Heredera al Trono y así solucionarse la vida con las riquezas anejas al presupuesto de la Monarquía. En esta ocasión, el mérito que otorga el braguetazo es hacer gozar sexualmente a la princesa, empresa harto difícil. Si queréis saber más detalles respecto a los posibles (o imposibles) clímax de la futura monarca en cuestión –y su correlativa felicidad-, este es vuestro cuento.
El segundo de esta tanda se llama “La Ejecutiva Durmiente”. La Bella Durmiente del Bosque es un relato de sobra conocido, pero era en un bosque, no en una empresa; y ella era una princesa, no una ejecutiva y….bueno, digamos que hay algunas diferencias más entre el cuento antiguo y éste. El tercer cuento “De corte clásico” (“El Príncipe Impotente”), está más centrado en los compañeros varones del gremio rosa. Pero seguro que también os gustará.
2.-Adaptaciones: Bajo este subtítulo se agrupan otras tres narraciones. “Ganarse el cielo” trata sobre una excursión de las de pan y tortilla (con perdón) de un montón de alegres bolleras. El destino cambia para las excursionistas y una de ellas decide interpretar lo sucedido de una forma, digamos, poco creativa. Al final de sus días la realidad se impone: lo mejor es ser lesbiana, de pecados nada. Con “Mentiras Conyugales” me reí hasta no parar. Si algo tiene el humor de Lola Van Guardia de especial es una ironía amable pero inmisericorde hacia ciertos aspectos del propio lesbianismo. Por ejemplo, reírse de lo muchísimo que tardamos en hacer el amor (o en follar, según sea el caso o circunstancia). Y montar el pitorreo sobre la base de una infidelidad –asunto que suele ser de mucho dramón por regla general en el Mundo Bollo- es de una desdramatización muy de agradecer. El humor inteligente, no lo olvidemos, nace en las entrañas de la ironía y se alimenta de la capacidad de no tomarse en serio a una misma. Eso sí, un consejo: no eludáis los pequeños deberes conyugales (es mejor sacar la basura una misma, porque emplumarle la tarea a la esposa puede traer problemitas). Por último, en este apartado, “Recomendaciones para una cena íntima”, es algo que probablemente habréis leído con variaciones en algún otro sitio: la receta del Follo al Qüisqui, popular donde las haya dentro de todo libro de cocina cachondo-mental que se precie.
3.-Más Franc que de Van Guardia. Bajo este epígrafe se arraciman 7 relatitos que para la propia autora son más de sí misma que de su alter ego -más dado al despendole humorístico. Pero ojo, humor hay, lo que pasa es que tiene otra naturaleza: aquí la sonrisa nace de la sorpresa de haber dado por hechas situaciones que no son lo que parecen. Ese contraste acaba siendo lo que provoca el humor…además del pitorreo que se trae la Franc, que a veces parece la Van Guardia. 😉 Destacaría (pero, como digo siempre, es cuestión de gustos personales)
“Ella, mi virus”. Tenemos aquí la descripción de una relación amorosa realmente excepcional. “Estuvo conmigo más de dos semanas. Fue una relación intensa, llena de pasión, casi furiosa. Al principio no había nadie más en el mundo, sólo ella y yo. Nuestra conexión en aquel periodo fue de una intensidad feroz”. (Pág. 76). La relación evoluciona, cambia y expira; y no puede decirse que al final la narradora no sienta cierto alivio. Porque a veces tanta intensidad es perjudicial para la salud. En fin, no quiero dar más pistas.
“Cómo decírselo” es la incapacidad de una mujer de decirle a otra que le gusta. O más bien que está completamente colgada de sus huesecillos. El enamoramiento se le sale por las orejas, pero cuando está frente a ella enmudece y se paraliza. “A decir verdad, le gustaba ese estado de flotación permanente, ese escuchar campanitas por doquier, esa sensación de brincar por el asfalto cual cervatillo en la nieve, ese “rictus amabilis” que parece haberse quedado impreso en los labios y que te devuelve la verdulera en el mercado, la quiosquera al comprar el periódico, el mozo de las taquillas del metro. En el fondo, aquella tontuna le resultaba maravillosa”. (Pág. 87). Resulta que esta pobre mujer, que por su madurez sería de esperar que tuviera arrestos para confesarle a la otra su atracción, simplemente no puede. Es que hay gente muy, muy tímida. ¿Acabará por conseguirlo?
“Monólogo” cuenta la historia de una mujer casada y heterísima pero a la que, un buen día, le desaparece la taza del váter. Sí, lo habéis oído bien. El sufrimiento de la pobre no tiene límite ni consuelo, hasta el punto de descubrir que se ha enamorado. Descarta confesarle nada al borrego de su marido y decide salir tras de su amada a ver si la localiza y viven juntas su historia de amor. “Así, con esta ilusión, cogí un maletín pequeño, de esos de fin de semana, lo llené con lo más imprescindible: el neceser, un par de sujetadores, varias bragas…y metí también un rollo de papel de váter de tres capas, en color rosa. Es el que más le gustaba”. (Pág. 106). Y así concluye la historia de este idilio singular. En fin, el amor es ciego, ¿o acaso no puede enamorarse una de quien le salga de… sus sitios más recónditos? 😉
4.-Microrrelatos. Esta sección alberga precisamente eso: relatos tan pequeñitos que son micro o incluso nano. Me gusta especialmente “Díptico”, en el que se informa publicitariamente de los servicios del Gabinete de Autoayuda “Se acabó la Tontería”. Describe un método infalible para solucionar los problemas de desamor y demás crisis emocionales amoroso-parejiles. Yo creo que ese método tiene que funcionar de veras.
5.-Fabulario Les es un conjunto de fábulas. Sí, como las fábulas de toda la vida –las de Samaniego, las de Esopo, las de La Fontaine, etc., etc.- pero con animalitas y demás seres de la naturaleza completamente lesbianas. En su recorrido de 15 fabulillas, todas ellas ofrecen una moraleja interesante desde el punto de vista de la diversión. Nos encontraremos con las cuitas de un grupo de conejitas lesbianas ante el proyecto de abrir una madriguera de ambiente en el bosque, las relaciones no siempre afectuosas entre una babosa y su endibia (ésta me encanta, me río siempre un montón cuando leo la moraleja), las aventuras de una oca poco agraciada, el problema de integración de una gallina lesbiana en un gallinero hetero, etc, etc. Y ojo con la fábula de las Mantis Religiosas: de cómo los varones de la especie pueden estar absolutamente de acuerdo con que todas las hembras sean lesbianas –tiene una lógica aplastante.
6.- Por último, el libro acaba con una narración personal: “Relato biográfico: biografía de este gato”. Es una historia real y muy bonita sobre un gato que adoptó la autora. Encantador. El denominador común de toda esta colección de narraciones cortas es el humor. Si queréis pasar unos ratitos de relax y diversión, el libro está plenamente recomendado: imaginaros uno de esos días que llegáis a casa con la cabeza llena de preocupaciones y/o agobios variados. Este es vuestro libro en tales circunstancias. Os va a hacer reír o, como poco, sonreír.
Que lo disfrutéis…si os apetece. 🙂
Edición que cito: “Cuentos y Fábulas de Lola Van Guardia”. Isabel Franc. Ed. Egales. Madrid/Barcelona, 2008.