Orange is the New Black: Resumen del episodio 1×02

Una semana más regresamos a nuestra cárcel preferida para ver que nuevas aventuras le esperan a Piper y al resto de compañeras internas, para hacer memoria la semana pasada vimos como se las arreglaba malamente en sus primeros días y como el destino la reunió en ese mismo espacio cerrado con su ex.

En este segundo episodio titulado “Tit Punch” osease puñetazo de teta ¿tetazo?, se centra más en el personaje de Red, la jefa de cocina, de modo que retrocedemos en el tiempo para volver al tiempo en el que era la cocinera de un pequeño bar-tienda con su marido, y como este la presionaba para que hiciera amistad con la mujer del jefe de una especie de mafia y así escalar posiciones.

Volviendo al presente nos topamos con la rubia yendo a visitar al lesbófobo de Healy para suplicarle que le cambie de prisión, porque a nadie le sienta bien toparse con su ex entre cuatro paredes siendo encima ella la causa de que este allí, pero cuando ve que el consejero está más interesado en que le detalle un imaginario encuentro sexual al que achaca la petición, decide que es mejor pasar y seguir para adelante como pueda.

Pero no lo único con lo que debe lidiar ya que desde que metió la pata hasta al fondo con Red, la rusa le ha impuesto un castigo aun más severo que regalarle tampones usados y ha decidido que Piper puede pasar unos días indefinidos sin comer.

No solo a ella le va mal sino que a otra de las nuevas, Díaz, la vida tampoco le sonríe demasiado, la pobre chica harta de llamar la atención con el traje naranja decide pedirle ayuda a su madre con la que mantiene una relación un tanto tirante, por lo que como era de esperar esta la despacha fuera de la habitación entre risas y burlas.

Mientras Healy investiga/chantajea con chocolatinas para ver qué pasa con su presa favorita, Piper acude a Red suplicando que le perdone y le deje volver a comer de nuevo, pero la mujer solo le da un consejo y en resumidas cuentas es que si se muestra débil le van a comer.

Entre tanta mala racha llega el primer día de visita, en el que por fin Chapman tiene un momento de respiro y puede ver a su prometido que alucina con las historias que le cuenta. También intenta que le compre algo de comer en las máquinas expendedoras, pero los hilos de Red llegan hasta los lugares más insospechados y les hará creer que no funcionan con tal de que Piper siga con su dieta impuesta.

Harta de no poder comer y habiendo oído las historias de sus compañeras de cuarto, acude a la cocina dispuesta a solucionarlo todo con la cocinera, pero su fantástica idea de que la rusa le dé una paliza y “aquí no ha pasado nada” no surte efecto y la mujer le deja claro que va a morir de hambre allí dentro.

Red a estas alturas nos puede parecer de todo menos buena persona, pero gracias a los flash-backs vamos conociendo más acerca de ella, de como al final se unió al grupo de mujeres de los mafiosos y como por mucho que lo intentara no encajaba. Y es que por aquella época era una mujer totalmente diferente, insegura y buscando aprobación, nada que ver a como es ahora, capaz de ir al baño mientras Healy hace aguas mayores para amenazarle y conseguir un frigorífico nuevo.

Por su lado Piper sigue empeñada en lograr la redención, y para ello se propone remover cielo y tierra en un nuevo plan maestro por el que hasta da el pelo a falta de otra cosa con la que comerciar. Además y con todo se muestra como una mujer de principios, capaz de rechazar la comida que le cede Alex para demostrar que aun estando como pez fuera del agua no necesita de su ayuda para mantenerse a flote.

Poco a poco seguimos conociendo lo que hizo Red en sus tiempos de libertad, descubriendo que sus “amigas” acaban dando esquinazo por considerarla una paleta, algo que la pelirroja no acepta muy bien reventándole a la líder del grupo una teta de un manotazo. Su marido no responde muy bien a esto, pero se da cuenta que ella es lo único que importa y que tiene razón, por mucho que se esfuercen nunca serán como esa gente, aunque claro el daño está hecho y van a tener que pagarlo haciendo favores nada agradables.

Y ya por fin se desvela el plan de Chapman, que gracias a una crema para el dolor de espalda que ha hecho a base de recolectar los ingredientes como bien ha podido, ha logrado el perdón de Red y ya vuelve a disfrutar como nunca lo ha hecho del placer que es comer.

Pero cuando la rubia parece volver a estar en paz con el mundo de la prisión, en la noche de cine descubre que Crazy Eyes (Suzanne), una de las reclusas que le ayudó con la crema-perdón, quiere cobrarse el precio en carnes, y es que Chapman siempre que sale de una, se mete en otra peor.