Libros Lésbicos

La expresión del amor en palabras requiere de la más noble de las formas en Literatura: la Poesía. Podemos llegar a contar una bonita historia, deduciendo de ella los más hermosos sentimientos. Pero la verdad es que al final, cuando se trata de dibujar el mapa del corazón, la palabra tiene que convertirse en música.

Aquí tenemos, amparado por la Poesía, el epicentro de esta obra: una intensa y prolongada confesión de amor.

En este largo poema, quizá el rasgo más llamativo es la participación absoluta de todos y cada uno de los sentidos. Navegamos por una continua sinestesia. La sensualidad es aquí la reina y señora. Ojos, oídos, olfato, gusto y tacto ofrecen, cada cual a su manera y colaborando entre sí, la percepción total del sentimiento amoroso.

Con un pincel de palabras trazas escalofríos por mi piel. Te huelo en ese gesto denso de la noche en que extiendes tu cuerpo sobre el mío.

A quién no le gustaría recibir o inspirar un mensaje tan hermoso. Pero esto, a fin de cuentas, es la historia de la humanidad. ¡Quién no ha escrito versos en una noche oscura, con la esperanza de que el corazón de su amada se ablandara por fin ante la magia de las palabras fabricadas desde el sentimiento!

Poco más o menos, esta es la situación concreta este libro lésbico: una exposición de la víscera amorosa a plena luz. El strip-tease de dos almas enamoradas.

Lo que no existe es –como habitualmente- la tragedia típica del abandono, el desamor o la falta de amor: resulta que en medio de la situación hay una pareja normal, que vive su vida y circunstancias. Nada de dramones, de traiciones e intentos reconciliatorios. Esta es una historia más real. Se trata sólo (¡casi nada!) de una historia de amor que está sucediendo. Es un amor vivo, que nace, crece y se está desarrollando; pero no necesariamente ha de morir (hasta que no les toque a sus protagonistas, como a todo el mundo, claro).

Me duele el alma al pensar en ti. Quisiera darte cobijo contra el viento, suspirar contigo aliento fresco, aventurarme en la vida con tu arrojo, ser así y vivir a tu lado.

Consecuentemente, no asistimos a las perpetuas congojas, a las quejas y lamentos propios de un amor moribundo o finiquitado. Sí vemos oscuridades contra las que hay que luchar, preocupaciones naturales y obstáculos a vencer. La ausencia es fastidiosa, causa angustia, pero es temporal: pronto se recuperará la presencia de la amada. Es un sufrimiento diario y terrible, que bien conoce quien lo padece o lo haya padecido, pero que está empapado en la esperanza del reencuentro. Y es un padecimiento lógico porque quien ama, desea tener presente a todas horas a su amada (o amado, según gustos). El tono general es de nostalgia, suave y calmada, a veces atormentada por la carencia, pero siempre esperanzadora de un reencuentro feliz.

Me has entregado tu confianza y has escanciado tu deseo entre siluetas de la mirada. No hay dolor en el mundo que pueda conspirar y separarnos.

En una primera lectura no aparece una estructura clara. Tampoco hace falta, pero siempre es mejor tener una buena percha donde colgar el contenido. Ahora bien, mirando con más detenimiento, se descubren dos direcciones de pensamiento. La primera, el tiempo, avanzando por las estaciones y las sensaciones que interaccionan con ellas. La segunda, la exploración de los recovecos del amor que sienten las autoras, una inmersión consciente en lo más profundo de sus sentimientos. Juntando ambas con la idea central que atraviesa como una línea recta toda la obra (la declaración de amor mutua en forma de varios poemas sucesivos), se obtiene el esquema estructural del libro.

Nos desplazamos por una red de referencias variadas: el Cantar de los Cantares, Bécquer, el misticismo, alusiones concretas a la Mitología Clásica (Ariadna, Eurídice…), la reminiscencia intensa e inmensa de Ítaca (paraíso recobrado tras un prolongado viaje de retorno), etc. Ítaca es una imagen que se esparce aquí y allá con un significado trascendente: es el paraíso-hogar recobrado, donde llegar finalmente; la amada te cobijará en el viaje, hasta alcanzar el destino final, ese lugar anhelado, el sitio (más espiritual que geográfico) al que cada quien debe por fin arribar.

Eres mía y yo lo soy de ti. Me has dado alas, y camino contigo por las rutas que me has trazado con el convencimiento de que en mi camino a Ítaca me protegerás de los vientos tizones y los claros hielos cuajados de estrías. Eres principio y destino, y entre medias discurren las guirnaldas de tu vida y la mía.

Junto a esto, hay un continuo recuerdo de la Naturaleza, incluso una verdadera fusión con ella. El amor es, por ejemplo, una explosión floral, encuentra sus más diversos matices en referentes vegetales, o se sirve de metáforas bucólicas para explicar su vitalismo.

Tengo mis ramas cardadas de tus flores en vuelo; tú me llevas. Las mías reverberan con tu gama de colores.

El libro avanza en una continua exploración de caminos metafóricos para llegar a la pintura de los sentimientos a través de la sonoridad de la palabra. A veces, las imágenes consiguen ser impresionantes, violentas e inesperadas.

Amo tus desmayos de amor en la mirada que cristalizan un lapsus en el tiempo; una cercanía con tu ser desbocándome el corazón, lanzándome la sangre a localizar urgentemente las emergencias desatadas en mis venas.

Un recurso que se utiliza con gran efectividad es el onirismo con el que se perfila gran parte de la obra. Hablar desde la ensoñación onírica permite crear un espacio en el que la percepción se altera y también quizá se depura de elementos conscientes.

Quiero cristalizar tus lágrimas, perfumarlas y lanzarlas al mar. La piel tiene conciencia, y mis brazos aprenden cada noche el camino hacia tu cuerpo. Ojalá pudiese ser ahora en ese sueño.

Respecto al sexo, está descrito con imágenes intensas, muy eficaces en términos de expresividad. Destilan pasión y un cierto punto de primitivismo, de descarnamiento. Parece como si existiera una cierta intención de “profanar” los modos “suaves” de describir el amor físico-emocional.

Recuerda esto como un mantra materno que he de tatuar en tu cérvix a cada golpe, en cada entrada. Con amor te sacudo el flujo uterino de tu ansia y descanso como un ser líquido. Te hago sentir más mujer que nunca; golpeo tu vientre como un nonato, no para salir, sino para entrar más adentro y fundirme la virginidad en el seno de este amor, porque es excesivo, esencial y tempestuoso hasta la barbarie. Te absorbo.

Junto a ello, se percibe un evidente deseo de experimentación con la forma, buscando teñir cada frase de belleza.

Guardas mi agua absorbida en tu espalda y en tu vientre y me asestas suspiros en el pecho como alfileres de éxtasis.

Cuando comencé a escribir esta reseña, evité hablar de “prosa poética”, que es el término en que muy probablemente pueda encasillarse “I´ve loved you so Long”. No me gusta ese nombre. Desde que se “inventó” el verso libre, no tiene ningún sentido identificar poesía con trozos de frases rimadas que acaban organizadas verticalmente en un trozo de papel (o ebook). Poesía es algo más allá que la forma en que se agrupa el discurso. La Poesía se reconoce cuando se lee: por el ritmo, el sonido, los silencios….en resumen, la música.

Lo que tenemos en esta obra no es sino Poesía. Y así se presenta explícitamente.

Amordazo la poesía porque a veces me asusta. Pero, mi necesaria poeta, guardo tu letanía nocturna como un antídoto.

Tan poema es, y no prosa, que no se “contamina” con recursos narrativos: es una conmovedora y entrecruzada confesión amorosa, pero no cuenta más historia que la del fluir de los sentimientos de quienes los escriben.

Mi vida contigo ha sido irme a la cama cada día con un verso entre mis labios. No te apures, amor, estoy contigo.

Al final, el regusto que queda tras leer esta obra es la alegría de ser testigo de manifestaciones tan ardorosas que desvelan un profundo amor. Un amor que es tan real y verosímil que necesita de la continua lucha por mantener viva su llama, por desechar las dudas y temores, y por disfrutar con plenitud de la felicidad que provoca. Y, claro está, con el valor añadido de la intensa sensualidad que se desliza por sus páginas.

Hola, vida. Tus palabras se mecen en tinta sin folio para empapar mi corazón

Que lo disfrutéis. Pero, como siempre, sólo si os apetece.

Edición que cito: Etienne, Paloma y Navarro, Olga. I’ve loved you so long. Ebook. Autoedición. 2013.