En el último episodio de Chicago Fire nuestra Leslie Shay descubrió que Darryl le dejó todo lo que tenía, algo que le vino muy bien a Mollys. Por otro lado nuestra rubia también se enteró de que Rafferty lo estaba pasando muy mal porque su prometido murió hace poco tiempo, así que las dos tuvieron un momento de conexión muy bonito y nosotras no pudimos evitar crear en nuestras mentes a Shafferty. ¿Listas para un nuevo episodio?

Comenzamos con Dawson que decide pasar a visitar a sus ex compañeros de trabajo. Aprovechando que Dawson está ahí, Herrmann les cuenta a Otis y a ella que Mollys necesita algunos cambios, así que los tres proponen lo que podrían hacer, pero resulta que cada uno tiene ideas diferentes, con lo que todos voltean a ver a Shay que como la cuarta socia tiene el voto definitivo. Afortunadamente para ella, justo en ese momento salta la alarma y todos salen corriendo así que no tiene que responder.

Dawson le pregunta a Shay si se puede acoplar porque se aburre como una ostra, así que al final se van las tres en la ambulancia a atender la emergencia. Cuando llegan se topan con un hombre que atropelló a una niña para luego irse a estrellar contra un poste. Encima parece que va más borracho que una cuba. A Dawson se le olvida eso de que ya dejó el empleo y se pone a lanzar órdenes tanto a Shafferty como a Shay que la miran con cara de «¡Señora! Que usted ya no trabaja aquí».

Las cosas se complican aún más porque el accidente provocó un apagón en un sector muy grande de la ciudad, así que hay un montón de gente sin calefacción y con el frío a tope, así que el jefazo ordena que preparen la estación para recibir a la gente que se ha quedado desprotegida.

Dawson se queda para ayudar y no está muy contenta con Rafferty, al parecer eso de que se lleve tan bien con su ex no le hace mucha gracia. Vale, eso me lo he inventado yo, lo cierto es que Gaby no entiende que Rafferty no lleve bien lo de que la ande mangoneando, pero sinceramente, en este momento soy Team Rafferty porque creo que Dawson no se ha dado cuenta de que una cosa es ayudar y otra mangonear al personal.

Shay y Rafferty vuelven a la estación y el jefe les espera con una taza de café. ¡Quiero un jefe como ese! Boden les pide que lo pongan al día y las chicas le cuentan que la pequeña sufrió varios ataques cardíacos de camino al hospital y lo más probable es que no consiga sobrevivir. Encima el borracho que provocó todo el accidente está más sano que una manzana.

Shay leyendo el mensaje de WA que le mandé.

Más adelante vemos a Shay mirando su teléfono y sonriendo sospechosamente. Se nota que le agrada la persona que le ha mandado el mensaje. Igual antes de que podamos averiguar más sobre la identidad de la mensajera, Herrmann llega a hacerle la pelota a tope. Que si mil gracias por darnos el dinero para Molly, que si ese bar significa muchísimo para mí. En fin lo que una hace siempre que quiere algo. Eso sí, al final le comenta lo que realmente quiere, y es que Shay se ponga de su lado a la hora de la renovación de Mollys, porque él piensa que el bar se tiene que quedar tal y como está, o al menos debe tener el mismo sabor que tiene ahora y las renovaciones que proponen Dawson y Otis terminarían con eso. Shay quiere escaquearse, pero ante la presión sonríe y no promete nada pero deja contento a Herrmann.

En cuanto Herrmann se va, la detective Erin Lindsay preguntando por el jefe Boden. Realmente su interacción con Shay es mínima, pero yo digo que este es un buen momento para seguir el ejemplo de Shay y echarnos un taco de ojo que Lindsay lo vale. ¡No dirán que no las mimo chicas!

Volviendo a la acción, se recibe otra llamada de emergencia y todo el mundo sale pitando, Dawson incluida. La emergencia es una casa en la que toda la familia parece estar desmayada, cuando entran descubren que hay monóxido de carbono en todo el lugar así que sacan corriendo a todos del lugar. Dawson de nuevo se propone jefa del equipo y empieza a ordenarle a Rafferty que se mueva. La nueva paramédico le dice que se haga un lado y que si tiene algún problema con su manera de trabajar se lo diga cuando hayan terminado este trabajo. Dawson levanta las manos y Shay le echa una mirada de «no te metas con mi nueva novia». Y es que lo dicho, Dawson se está pasando.

Ya en la estación, Dawson se acerca a Rafferty y le pide disculpas, le dice que tiene razón y que se pasó de la raya. Rafferty le dice que ya es difícil para ella intentar ocupar su lugar porque todo quisqui le tiene muchísimo aprecio, y que si encima ella va desautorizándola a cada paso que da lo tiene imposible. Gabriela le dice que lo entiende y las cosas quedan en paz.

Igual la paz no dura mucho porque una viejita entra en parada cardiorespiratoria, así que tanto Shay como Rafferty corren a auxiliarla. Como ya ha aprendido su lección, Gabriela le pregunta a Rafferty enfrente de todo el mundo cómo puede ayudarla y la nueva paramédico la dirige hasta que consiguen salvar a la viejita. Al final Shay y Rafferty se la llevan en la ambulancia al hospital.

Dawson lleva al esposo de la viejita hasta el hospital y las chicas le comentan que ya está fuera de peligro, así que él se voltea a agradecerle a Dawson. Pero Gabriela le dice que en realidad el merito es de Rafferty y que es ella quien se merece el agradecimiento. Tanto Rafferty como Shay la miran con cara de «gracias».

Dawson aprovecha el momento para comentarle sus planes para Molly a Shay que le da bola como a Herrmann pero sigue sin comprometerse a nada. De vuelta en la estación le toca el turno a Otis, que también le intenta vender su idea. Total que al final los tres están totalmente convencidos de que Shay va a votar por cada uno de ellos.

Al final del episodio, los cuatro dueños de Mollys se reúnen para hablar sobre lo que harán con el bar. Todos comienzan a discutir y a decir que Shay está con ellos, hasta que Leslie les dice que en realidad tiene su propia idea que se resume en dos palabras: «Lesbian Night». ¡Que levanten la mano todas aquellas que voten por la idea de Shay! Eso pensaba chicas ¡Mollys lo va a petar como caigamos todas en banda! Y así termina este episodio de Chicago Fire señoras. No me dirán que Rafferty no se las está ganando.