La semana pasada en Chicago Fire nuestra querida Leslie Shay volvió a reunirse con su pareja de toda la vida aka Gabriela Dawson. Así que después de un breve momento en el que todas le fuimos infieles con Rafferty, volvemos a la normalidad volviendo a shippear a las Shawson. ¿Listas para la acción? Porque esta semana nuestras chicas vivirán momentos peligrosos ¡menos mal que Dawson es hetero o pasaba al club de las morenas muertas!

Empezaré por contarles chicas, que Shay y Dawson realmente solo tuvieron trabajo en uno de los dos casos de esta semana. A los otros dos fueron pero prácticamente no salieron, algo que considero injusto para todas nosotras. Pero igual con este hubo para dar y regalar porque acción no les faltó esta semana.

Las chicas van a toda velocidad a atender un llamado de un herido. Como no está atrapado ni nada, solo llaman a la ambulancia, así que van las dos solas. Cuando llegan se encuentran a un chico balaceado y en muy mal estado, así que lo meten cuanto antes a la ambulancia para intentar estabilizarlo.

Mientras lo hacen, el encargado de las cámaras de seguridad de la policía les dice que tienen que salir pitando del lugar. Dawson le responde que es imposible porque para que el chico sobreviva necesitan estabilizarlo y eso les va a llevar por lo menos cinco minutos, pero el hombre le insiste en que como no pongan pies en polvorosa pronto se las van a ver negras porque tienen compañía.

El problema se va haciendo más grande porque encima apenas van a asignar la escolta policial, así que la patrulla tardará en llegar y hay unos pandilleros con cara de malos malotes acercándose a ellas. Dawson le pone el seguro a la puerta de la ambulancia y le insiste en que el chico se les muere si se van sin atenderlos. Entonces la voz detrás de las cámaras les dice que les buscará un lugar para que se escondan pero que se tienen que ir ya.

Shay y Dawson hacen un plan de manera telepática, así que Shay se va al fondo de la ambulancia para hablar desde ahí con los mafiosos y tratar de hacer tiempo mientras que Dawson se sale por la parte de adelante y se sube sin que la vean al asiento del conductor. En menos de lo que canta un gallo las chicas salen pitando, pero los mafiosos deciden perseguirlas, pero Shay y Dawson tienen a la voz de las cámaras para ayudarles, así que terminan metidas en un callejón mientras los tipos se pasan de largo.

A toda velocidad, Dawson se pasa para atrás para atender al chico junto a Shay. Nuestra rubia le corta la camiseta y se topa con todo un alijo de coca debajo, así que ahora ya tiene claro porque lo andan persiguiendo los pandilleros. El chico está con un pie en el otro barrio, así que Dawson y Shay meten la quinta velocidad para intentar conseguir al menos el tiempo necesario para llevarlo al hospital, y en esas andan cuando «la voz» les dice que los pandilleros vienen de vuelta.

En plan heroínas nacionales, las chicas siguen trabajando hasta que consiguen estabilizarlo, pero ya tienen el coche de los pandilleros detrás de la patrulla. Shay sale corriendo para ponerse al volante pero ¡los cabrones le disparan! ¡Le están disparando a nuestra Leslie Shay señoras! ¡A la horca con ellos!

Shay llega como puede hasta el asiento, pero las balas le pasan rozando y a mí casi me da un ataque cardíaco cuando una bala se carga el espejo retrovisor de la ambulancia y Shay lanza un grito. La cosa pintaba a masacre, pero justo en ese momento llegan los policías por fin y nuestras chicas se van sanas y salvas. Con el susto en el cuerpo pero esta vez escaparon. Por eso Dawson decide decirle a «la voz» que le deben una cerveza.

Ojito con esas manos…

Al llegar a la estación la pobre de Shay está todavía medio en shock. Herrmann se hace el preocupado, pero en realidad lo único que quiere es convencer a Dawson de que le deje libre Mollys para hacer una fiesta de aniversario. Bueno, en el fondo sabemos que sí se preocupa. Igual no se preocupen chicas, ya me encargo yo de consolar a Shay cuando llegue a casa.

Jones sigue sintiéndose fuera del grupo. Es lo que tiene ser una pesada en los primeros días, que todo el mundo te alucina y luego te hacen la ley del hielo. En fin que, aprovechando que a Herrmann se le ha ocurrido que hacerse una vasectomía es el mejor regalo de aniversario que le puede hacer a su mujer, decide hacerle una broma para empezar a integrarse y le regala un pastel con forma de pene.

Esto es lo que piensa Leslie Shay al respecto:

Voy a tener pesadillas con este pastel

A todo el mundo le hace mucha gracia. Bueno, a todos menos a la secretaria del jefe, a la que le parece «de mal gusto», así que le meten un expediente a la mujer por «crear un ambiente hostil de trabajo». ¡WTF! Vale que Jones no sea nuestra chica número uno, pero tampoco era para tanto ¡que tiquis miquis!

Luego tenemos una escena en la que vemos a Shay cenando con Severide y su padre. No pasa nada interesante respecto a nuestra chica pero ¡una foto siempre es bienvenida! Y si siguen Chicago Fire les será interesante saber que el padre de Kelly se cargó al malo malote que secuestró a su hija.

El episodio termina con Dawson y Shay pasándoselo bomba en la celebración del aniversario en Mollys. Las chicas están bromeando porque es ahí donde parten el penepastel.

Shay: ¿Qué parte de la tarta te ha tocado?
Dawson: Creo que el epidídimo ¿Y a ti?
Shay: El cuerpo esponjoso. Es la primera vez que tengo uno de estos en la boca.

LOL, lo que me reí con esto. Terminamos con «la voz» presentándose en la fiesta para reclamar su cerveza. Mal asunto chicas porque tiene toda la pinta de ser un acosador del mal. ¡A saber en qué termina todo! Por cierto, ¡me encanta el estilismo de Shay en este episodio! ¡Quiero su ropa!