En nuestro resumen pasado de Ciega a Citas se armó una revolución. Porque Bea estaba ayudando a Rodri a darle celos a Irene y que volvieran juntos. Pero resulta que en el proceso Rodri se enamoró de Bea y a Bea como que le gusta Irene. Vamos que un triángulo de las bermudas en toda regla. ¿Habrá alguna posibilidad de que la cosa acabe bien para la integrante de nuestro equipo lesbicanario? Esperemos que sí, aunque con el record que llevan los guionistas españoles con las lesbianas yo sinceramente sufro. Pero aquí estamos, como siempre, por aquello de poder ver hecha realidad la parejita de Irene y Bea.

Ciega a Citas

Nuestro episodio comienza con Bea trabajando, porque la mujer es una curranta señoras, hay que asegurarnos de apuntar eso en el listado de cosas positivas que tiene. Y en esas andaba cuando llega Rodri que ha esta leyendo mucho sobre lesbianismo y tiene claro que hay mujeres a las que les gustan las mujeres pero de alguna manera terminan con un hombre. Se llaman bisexuales, y está seguro de que Bea puede entrar a ese club.

Rodri: Bea…yo he estado pensando y… mira, a mí me da igual que a ti te gusten las chicas.
Bea: Gracias.
Rodri: ¿No? Y es que hay muchas mujeres que son lesbianas, pero conocen a un hombre que también les gusta y también con él se lo pasan muy bien. Osea mira a la mujer del alcalde de Nueva York, es bisexual.
Bea: Ya pero yo no.
Rodri: Bueno, pero sería muy bonito que lo intentáramos. ¿No Bea?

Adriana Torrebejano Ciega a Citas

Pobre alma en desgracia…

Bea: A ver Rodri. Ya te dije que no. Eres encantador pero… no. Además me gusta una chica… y mucho.

Es importante decir chicas que todo esto lo dice mientras mira de reojo a Irene y claro, ahí nos entran las dudas, porque para mi que es parte del plan que tiene ahora para poner celoso a Rodri y que vuelva con Irene. Pero el problema de jugar con fuego es que puedes quemarte bien y bonito. Y no sé porque presiento que nuestra Bea puede acabar con el corazón negro.

Irene y Bea pareja lésbica

Más adelante vemos a Irene quejándose otra vez porque Rodri no le da ni la hora. Bea le dice que tiene que sonreír más o esto se les va a convertir en un bar para emos, pero a Irene no hay sol que la caliente. Bea intenta cambiarle el humor diciéndole que ha hecho magia con el cuadrante para conseguir que las dos tengan un día libre y lanzarse juntas a la sierra. Irene tiene dudas, pero Bea menciona spa y le cambia la cara.

Bea: ¿Te han envuelto alguna vez en chocolate?
Irene: ¡Hombre! Y nata me vendría mejor.

Aquí señoras se me levantó la ceja, porque aquello de que te relajen envolviéndote en chocolate lo he probado (y lo recomiendo) pero ¿nata? Eso jamás lo había escuchado y mi mente insensata ha pensado muchas cosas. ¡Irene! ¡Has el favor de pensar en lo que dices que tu eres hetero! No vale confundir al personal ¿o si? Yo ya no sé ni lo que quiero.

En fin volviendo al resumen, que las chicas quedan en irse al spa y se abrazan amistosamente, pero claro, justo ahí pasaba Rodri y se queda con cara de: «lo veo y no me lo creo».

Irene y Bea Ciega a Citas

¡Trágame tierra!

Ya de vuelta en casa de Irene (y aquí hago un pequeño inciso para quejarme amargamente de que solo nos hayan platicado la parte del spa), Bea está viendo una foto de su amiga con cara: «pero que monisima es» y claro cuando Irene le dice que no sabe por qué su madre guardó esa foto si se ve tan fea, la agarra con la guardia baja y le contesta que está guapísima.

Irene se lo toma como un piropo amistoso, pero Bea se nos comienza a poner nerviosona. Y la cosa va a peor cuando la rubia le ofrece quedarse a dormir en su casa. Ahí ya de plano a nuestra Bea le entra el pánico y quiere salir corriendo, pero no hay manera de hacerlo sin quedar mal, así que como buena lesbiana masoquista que es, se prepara para aguantarse como las meras machas y dormir como estatua y meditando, por aquello de no pensar en nada.

Irene: No roncaras ¿no?
Bea: No. ¿Es que voy a dormir en tu cuarto?
Irene: Hombres pues a no ser que quieras dormir en el trastero, cosa que no te recomiendo, sí. ¡Osea va a ser como una noche de pijamas! ¿eh? Toda la noche de palique de hombres. Bueno yo me voy a estar calladita que ya sabes todo de mi, así que te toca.
Bea: ¿A mí? ¿A mí me toca hablar de hombres?
Irene y Bea

No si yo de hombres sé muchísimo… ¿conoces a los de la biblia?

Me encanta su cara de pánico en plan ¿y yo qué demonios voy a decir? Y como la presión era máxima, Bea está a punto de salirle del armario a su amiga, pero entonces Maruchi les grita para que la ayuden e interrumpe la conversación.

Ciega a Citas

Por la mañana, las chicas están desayunando y bromeando. Bea parece mucho más cómoda con la situación, parece que ahora tiene más control de su entorno. Las chicas empiezan a jugar a hacerse cosquillas y justo en ese momento llega Rodri y obviamente se pone celoso, la cosa es ¿de quién?

Rodri: Pues se oían las risitas desde afuera.
Bea: Es Irene que tiene muchas cosquillas.
Irene: ¡Anda que tú! Pues no haberte metido con mis ronquidos.
Rodri: ¿Ronquidos? Pero… ¿que…? ¿qué pasa? ¿Qué habéis dormido juntas?
Irene: Sí. Y miente ¿eh? Yo no ronco, tú lo sabes.
Bea: Sí roncas, sí roncas.

En fin que el hombre se queda con la idea clara de que las dos le están dando vuelo a la hilacha y claro, Bea ya no sabe ni en donde meterse.

Irene y Bea

Más tarde, Irene está con un humor de perros y todo le sale mal. Tanto que al final termina cortándose con una copa. Bea se ofrece a curarla y ya de paso le pregunta a qué se debe la mala cara y la rubia le contesta que es lo que tiene haber visto a Rodrigo por la mañana. Bea le dice que igual tendría que olvidarlo pero Irene lo quiere es encontrar un método para que vuelvan a estar juntos.

Bea: Estas bien como estás. ¿Para qué lo necesitas?
Irene: Pues porque es el hombre de mi vida y yo soy su mujer ideal. Ya está. Se tiene que dar cuenta.
Bea: El hombre ideal no existe. Y si existe ¿para qué lo quieres?
Irene: Si quieres te explico.

Como Bea no quiere escuchar explicaciones de ese tipo decide mover ficha ella también y le cuenta a Irene que Rodri ya la ha superado y de hecho le ha tirado los tejos. Eso sí, se asegura de decirle que ella le dijo un no rotundo, aunque no le explica los motivos.

Bea: Yo solo quiero que seas feliz. Para mí eres una amiga… bueno no, eres mucho más que eso.

Y ahí estaba Bea lista para salir del armario otra vez, cuando un cliente del mal las interrumpe. Empiezo a creer que esto es un símbolo del destino chicas.

Ciega a Citas

Ya no sé como explicártelo hijo…

Más adelante, Rodri vuelve al bar para hablar con Bea. Ella le dice que ya le dijo que no podían ser pareja, que no pueden volver a hablar de lo mismo, pero él tiene otro plan. Resulta que el hombre se ha quedado muy mosqueado con lo que vio en la mañana, así que decide preguntarle así, sin anestesia si le gusta Irene. Bea primero finge, pero luego no puede más y confiesa.

Bea: Vale sí, sí, me gusta Irene y mucho.
Rodri: Estás loca. No tienes ninguna oportunidad con ella ¿eh? Ninguna.
Bea: Te sorprendería con cuantas no tenía ninguna oportunidad y he estado. Igual tengo más posiblidades que tú… quien sabe.

Juas. Bea utiliza la estrategia del pa chulo tú, chula yo y lo deja calladito. Eso sí, me temo que yo sufro porque veo a Irene muy hetero. Pero si Shane se puso un vestido, todo es posible en este mundo chicas ¿no creen?

Irene y Bea

Al otro día por la mañana Irene y Bea están desayunando felices como lombrices y recordando la noche de juerga tan buena que han vivido. Irene dice que ya hasta se ha olvidado de Rodrigo, así que nuestra morenaza está radiante. Claro que luego llega Maruchi y la cosa se complica porque quiere enjaretarle a Bea al hijo de una amiga como novia. Pero a Irene le sale la vena protectora y la defiende:

Bea: ¡Que no! ¡Que no! Olvídate ¿eh? Osea no va a salir con ningún tío y menos con ese. Ya está. Fin de la discusión. Venga vámonos, vámonos que mi madre tiene más peligro que un campo con de minas.

Ciega a Citas

Luego vemos a Irene caminando hacia al bar hasta que se encuentra con Rodrigo, que como cada vez está más celoso decide de plano sacar él mismo a Bea del armario. Irene se indigna con él, primero porque no le cree y luego porque no le va su manera de hablar de Bea.

Rodri: Irene, que a Bea le gustas.
Irene: ¡Anda, anda, anda! No digas tonterias.
Rodri: Oye, que te lo digo de verdad ¿eh? Que eso no me lo he inventado yo, que me lo acaba de decir ella. Además de que es evidente.
Irene: Pues si es tan evidente yo no sé como has sido tan imbécil de tirarle los trastos.
Rodri: Bueno Irene, cuando se los tiré yo no lo sabía.

XD no, si en el fondo me da un poco de pena Rodri y todo. Bueno no, más que pena me ha dado risa, porque ¡mira que darle a Irene esa contestación! En fin, la rubia le dice que seguro está inventando todo porque Bea hirió su orgullo, así que él decide ir a por todas.

Rodri: No es eso, que Bea es lesbiana.
Irene: Bueno ¿y qué si lo es? A lo mejor me hago yo también lesbiana y paso de los tíos, seguro que me iba muchísimo mejor.

Ahh… si tan solo fuera verdad, pero me temo chicas que esta es la clásica frase que tu amiga buga dice cada vez que se pelea con su novio solo para reconciliarse con él en el siguiente minuto.

Igual la cosa con Rodri no termina ahí, porque el luego el hombre se pone a hablar con el padre de Irene y le cuenta lo mismo, con lo que ahora el padre también piensa que andan juntas. Aunque es muy gracioso porque él se lo toma con sorpresa pero bien.

Ciega a Citas

Luego, en el bar, Irene ve a Bea despedirse con un pico de otra chica, así que le entra la mosca total. La mujer decide investigar el asunto, así que se va a con la otra pareja gay que conoce osea Miguelón y Lolo, a preguntarles cosas como: «¿cuándo descubrieron que eran gays? ¿cómo lo descubrieron? y ¿cómo se puede saber quién es gay?» Los chicos ayudan como pueden, más porque creen que es ella la que tiene dudas. Pero me temo que Irene se queda igual.

Irene y Bea

Por la noche, las chicas llegan a casa de Irene y tienen un momento incómodo con el papá que intenta darles su apoyo lesbicanario pero más bien la deja con cara de «este se fumó algo». Y es que Bea va a recoger sus cosas porque por fin han arreglado las tuberías en su casa y ahora ya se puede volver a mudar. Vamos, que es hora de volver a la normalidad, pero resulta que Irene no está tan contenta con el cambio

Irene: Lo hemos pasado super bien juntas Bea, de verdad. Es que has aparecido en el momento exacto. Bueno gracias a ti me he sacado de la cabeza a Rodrigo que ¡menuda liberación!.
Bea: La verdad es que sí, que nos hemos apañado muy bien aquí como compañeras de cuarto.
Irene: Y… no sé como te va a sonar lo que te voy a decir…
Bea: Dime, dime…
Irene: Bueno quiero que sepas que… que a partir de ahora eres una persona muy especial para mí. Y espero que no cambie y no sé, quiero que sigamos con este buen rollo.
Bea: Bueno la verdad es que no… no pensaba que me dirías esto. A mi me pasa algo parecido… vamos que hacia mucho tiempo que no me pasaba con alguien.

¡Madre del amor hermoso! Si es que con este discurso Irene me está convenciendo hasta a mí. Osea ¡señora! La carita de Bea es de ilusión total chicas, vamos que en su mente puedes leer un cartelito que dice: «este arroz ya se coció». Y dicho y hecho, la mujer decide que ya son muchos rodeos y hay que dar el gran paso.

Irene y Bea

Bea: Me dejas más tranquila sabiendo que sientes las mismas cosas que yo. Pensaba que solo era cosa mía.
Irene: No sé que me estás diciendo.
Bea:Es normal, estas cosas pasan. Tenemos un buen rollo. ¡Me encanta!
Irene: Sí, sí osea hemos tenido mucha suerte encontrándonos.
Bea:Pues ahora solo falta que una de las dos de el paso.
Irene: ¿Qué paso?

Irene y Bea Ciega a Citas

¡Beso lesbicanario señoras! Todo sea dicho, la segunda parte de la platica me dice que puede que Irene jamás se haya dado cuenta de nada. Porque así son las chicas bugas queridas lesbicanarias, andan rompiendo corazones por el mundo sin quisiera desearlo. Igual tampoco es que haya saltado escaldada, ahí hubo movimiento de labios. ¿Qué sucederá entre Irene y Bea? ¿Será que se nos arma una nueva parejita en Ciega a Citas? Eso lo descubrirán en nuestro próximo resumen. Si les dan ese discurso ¿ustedes también hubieran caído? ¿Creen que Bea se ha lanzado sin pistas o ustedes también están confundidas?