En el anterior episodio de Sense8 habíamos dejado a Nomi y Amanita en modo Bonnie & Clyde, escapando en un taxi del hospital en el que tenían encerrada a la rubia. ¿Qué pasará a partir de aquí?

De momento parece que los demás sensates empiezan el día al margen de esto, cada uno con sus dramas. Lito está quejándose mientras lo maquillan y parece que el origen está en Sun, ya que a la mujer acaba de bajarle la regla. Es lo que estáis pensando, sí, Lito siente los mismos síntomas y malestar físico que Sun, supongo que sin lo de echar sangre por ahí abajo, pero con sus dolores y eso. ¡No todo iba a ser Jauja con el rollo sensate! Y se visitan y alucinan modo E.T.

Mi caaaaaasaaaaaa

A Will le está echando una bronca tremenda su superior, porque se saltó las órdenes al ir a visitar a Jonas. Wolfgang también está aguantando una charla de su tío, que parece que sospecha que él fue quien robó los diamantes adelantándose a su hijo. Es todo una lucha de egos, básicamente.

Y desde el capítulo anterior esto ya es un no parar de visitas. Esta vez le toca a Riley y a Capheus. Riley está flipándolo al saber que está en Kenia y Capheus lo mismo al saber que está en Londres y todo le parece maravilloso: Harry Potter, la reina de Inglaterra, el té… Pero el descanso dura poco, porque a Capheus (para variar) le meten una paliza y se llevan la mochila que le tocaba proteger. Kala, por su parte, sigue preocupada por el matrimonio, la familia y el amor. En contraste, su vida es coser y cantar, pero bueno.

Lito sigue luchando con su “menstruación”, el hombre llora en una escena de la película en la que no debería llorar y está un poco sacado de quicio con todo. Si ya no le hace falta mucho para ser un dramático, imaginaos con estos cambios hormonales. Aún encima después termina en un atasco y tiene que llamar a Hernando porque está desesperado, regalándonos una de las escenas más cómicas de la serie hasta ahora:

«Sálvame de la regla, Hernando»

Lito: Soy un maldito desastre, Hernando.

Hernando: Pero el médico dijo que estabas bien.

Lito: ¿Bien? No, no estoy bien. Tengo un dolor terrible en mi estómago, estoy paralizado. Es como si fuese un tumor. Sabes que hay mucho cáncer en mi familia, Hernando. ¿Qué pasa si es cáncer? (Un hombre le empieza a pitar desde su coche) ¿Qué? ¡¿Qué pasa?! Mi carril no va más rápido. ¡Joder! ¡Te estoy viendo, villano! ¡Te estoy viendo con tu maldito bigote de villano! ¡Mierda!

Hernando: Cálmate, Lito.

Lito: Me están atacando, Hernando.

Hernando: Respira hondo, por favor.

Lito: No puedo. ¡No puedo respirar! ¡No puedo pensar! ¡No puedo recordar nada!

Y así un rato, mientras llora, toca la bocina del coche, insulta a los conductores que se le cuelan, se conecta con Sun y tiene un pequeño accidente (inofensivo, tranquilas). Me siento mal al reírme del pobre Lito, que no sabe controlar todos estos síntomas de repente, pero siento un poco de justicia poética al ver cómo un hombre se vuelve así de loco con la regla. Lo mejor es que, en comparación, Sun sigue su vida normal la mar de tranquila, con su perro y sus ejercicios de tai-chi. Vale que Lito hace una montaña de un grano de arena, pero aún así, ¡gracias, Sense8!

Will llama a la bicha mala de la madre de Nomi para saber más información sobre su huida y ella culpa a las hormonas de su transición por todo lo que le está pasando. Sus delitos como hacker, sus “problemas” en el cerebro… ¡Y la sigue llamando Michael! Lo de esta señora no tiene nombre. Pero Will enseguida le dice “no es Michael, su nombre es Nomi” y le cuelga. ¡Tocada y hundida, señora! De pronto aparece Amanita trayendo unos cafés en plan “hola, cariño” y enseguida se da cuenta de que a su novia le pasa algo, porque se conocen como la palma de la mano (y del cuerpo entero, vaya). Así que Nomi (que hasta hace nada era Will y viceversa) le comenta que por un momento no la reconoció, que está teniendo sensaciones muy extrañas y que lo que le está sucediendo parece imposible. Pero Amanita la mira allí enamorada perdida mientras echa uno de esos discursos que nos dejan el culo torcido:

«No me mires así, que te como toa»

Cariño, hace no mucho tiempo la idea de alguien como yo, alguien con mis pensamientos locos, mis deseos, alguien con este tipo de pelo, hubiera sido imposible en este mundo. Y hubo un momento en mi vida en el que la idea de enamorarme de alguien como tú… Sinceramente, incluso yo hubiera dicho que era imposible. Pero nos encontramos en aquel pequeño baño en el Lexington y desde el instante en que mis labios tocaron estos labios, aprendí una de las lecciones más importantes de mi vida: lo imposible está a un beso de la realidad.

Honestamente, me parece muy sano que Amanita reconozca que su “antigua yo” podía haber albergado ese tipo de prejuicios, es una conversación que demuestra mucha confianza en sí misma y en la relación que tienen ambas. Y claro, después de haberle soltado semejante pastelada, se tienen que besar. Es que no queda otra. Disfrutemos de las dos juntas, que entre lo que han pasado y lo que seguro pasarán, al menos tenemos besitos.

Mientras tanto, Kala está ahí con su familia en la noche pre-boda con preparaciones y come un postre que acaba de preparar su padre. ¿Que por qué importa esto? Pues porque Nomi informa de que el café le acaba de saber a algo distinto y azucarado. Trasvase de sabores ya también, ¿cómo os quedáis? La verdad es que las escenas suelen estar montadas para que este tipo de cosas cuadren de forma muy natural, así que hay que reconocer que han hecho un trabajo de post-producción muy bueno. El caso es que Nomi sigue muy preocupada pero, como siempre, Amanita la tranquiliza y le asegura que van a averiguar qué es lo que está pasando. Quiero destacar que mientras han estado hablando en ese banquito no han dejado de tocarse. Concretamente, Amanita los labios y el pelo de Nomi, y Nomi el brazo y la rodilla de Amanita. Creo que estoy tan acostumbrada a tener que andar buscando detalles minúsculos en otras parejas menos cariñosas, que ya estoy entrenada para ver estas cosas 😛

En otro orden de cosas, Capheus recupera la mochila y el mafioso le da la medicina para su madre. Wolgang y Kala vuelven a interconectarse, aunque todavía no se dan cuenta muy bien de qué pasa, pero esto ya empieza a ser rutina. ¿Veis por dónde van los tiros?

En fin, dejemos las parejas heterosexuales, que para eso ya hay otros blogs, y regresemos a Nomi y a Amanita, que se encuentran con dos amigas. Como dato, creo que es obvio que ambas son del equipo lesbicanario. Una de ellas es la enfermera que la ayudó en el hospital y viene a decirles que tienen a la policía pisándoles los talones y vigilándolas muy de cerca.

Will y Lito jugando a policías y ladrones

Ya que hablamos de policías, es bueno recordar que Will trabaja de ello y está ahí con sus asuntos policiales. Al mismo tiempo Lito está grabando una escena de acción, así que realidad y ficción se confunden. Tenemos persecución, tiros y balas a porrillo, de forma que Lito se aprovecha de las habilidades de Will y hace la escena de su vida. Literalmente, ¿eh? Que se tira por el suelo y lanza la pistola por los aires, la vuelve a coger, dispara metralletas a dos manos… Ni Rambo, oye.

Sun y Capheus también se visitan porque al menos una vez se tendrán que conectar todos entre sí, ¿no? Digo yo. Total, que Sun le cuenta un poco su dilema respecto a la compañía de su padre y la decisión de confesar o no el crimen de su hermano. Lo paso mal al ver a continuación cómo Sun va a casa de su maestro de lucha (que ejerce más de padre que su propio padre) y le deja allí a su perrito. Se está despidiendo de él y yo noto como mi corazón se hace pedacitos. ¿Pero qué haces, Sun? ¡Capheus no te dijo que confesaras!

La escena más triste de todo el episodio 🙁

La escena final que nos reserva el capítulo es ver a Kala ya en su boda y, mientras que va avanzando la ceremonia, también al resto de sensates centrados en determinados momentos emotivos. Por ejemplo, Nomi y Amanita regresan a casa para encontrársela totalmente patas arriba, ya que se ve que han ido a ver si las pillaban y, de paso, han revisado todo, así que parece que les hayan entrado a robar. Se tienen que abrazar para apoyarse mutuamente en un momento tan difícil. Y yo con ellas.

«Cariño, no me gusta nada lo que ha hecho el nuevo decorador»

Por cierto, que Wolfgang tiene una tendencia a la desnudez elevada y nos lo encontramos nadando en pelota picada en una piscina. Al mismo tiempo, Kala está diciendo sus votos y, casualidades de la vida, en el preciso momento en el que Wolfgang sale da la piscina, hay conexión sensate y Kala lo ve de frente y de pleno. Se ve que la impresión es muy grande, porque la mujer se desmaya. Y fin, hasta aquí el quinto episodio. La boda imagino que se pospone, la trama sigue avanzando y Nomi y Amanita están a salvo. Demos gracias.