Hola lesbicanarias, ministéricas y cayetaners. ¿Estáis preparadas para un nuevo capítulo de El Ministerio del Tiempo? Recordemos que en el episodio anterior tuvimos una casi-invasión nazi y descubrimos que Irene Larra se ligó a Ava Gardner, cosa que no pasa todos los días.

"Tranquilas, lesbicanarias, que ya estoy aquí"

«Tranquilas, lesbicanarias, que ya estoy aquí»

La trama de este episodio gira alrededor de un tal Aaron Stein, un tío que llega con una orden judicial a defender los derechos del rabino que creó “el libro de las puertas”, que es la base de todo el Ministerio. Ese hombre se llamaba Abraham y entregó el libro a Isabel, la Católica a cambio de protección, pero al final resulta que el Tribunal de la Inquisición se lo cargó igual. Este Aaron pide un porrón de dinero (cien millones de euros, whaaaat?) para los herederos de Abraham en plan “o dinero o me chivo”, con lo cual el Ministerio dejaría de ser un secreto de Estado. Hay que evitar que maten al rabino. Ésta parece una misión para… ¡El Trío Maravilla!

Hay varios problemas, el primero que la puerta que tienen da al mismo día de la ejecución, así que no les sobra el tiempo precisamente. Y además está en un bucle temporal, esto es, que siempre que se cruza está en el mismo día, no se mueve como el resto de puertas. La ciencia del tiempo, señoras. No intentéis entenderla. Sé que os interesa saber que Irene ya está en escena taza de café en mano explicándoles que tienen que volver en el mismo día, porque al pasar 24 horas la puerta se cierra y te quedas atrapado en el pasado. Menos mal que tenemos a Irene para darnos las claves de todo.

Primero y más importante, ¿a qué no sabéis quién es Tomás de Torquemada (el jefote de la Inquisición)?

¿A quién se os parece?

¿A quién se os parece?

Sí, no os engañan vuestros ojos. ¡Es Ernesto! Nuestros tres patrulleros están en pleno juicio a Abraham y cuando lo ven llegar casi se les descuelga la mandíbula. Se han llevado a un especialista en derecho medieval del Ministerio, pero a Torquemada no le chista nadie y matan igual al pobre señor. Primer intento: fallido. Los tres vuelven al Ministerio y están ahí muy mosqueados contando que “Ernesto se parece mucho a Torquemada”. ¡No jodas! Julián está muy cabreado porque no soporta que lo tomen por tonto. Que no Julián, que me da a mí que no saben nada. Recordad a Irene tratando de sonsacárselo a Ernesto en el capítulo anterior. Mirad qué cara de poema tiene.

"Ay dios, que mi compa asesinaba a gente en hogueras"

«Ay dios, que mi compa asesinaba a gente en hogueras»

Amelia regresa a su época y su madre en tonito sospechoso la invita a una comida donde parece que le quieren colar a un pretendiente. Amelia entorna los ojos en plan “qué pesada, copón”. Lo que pasa es que Amelia guarda un diario en el que escribe todas sus aventuras con el Ministerio y su madre lo ha encontrado en su habitación, así que está muy cabreada. No es que crea que anda por ahí de viajera del tiempo, sino que está escribiendo tonterías y mintiéndoles cuando les dice que va a la biblioteca a estudiar. A Amelia lo primero que se le ocurre decir es que tiene un admirador universitario y su madre le sugiere que lo lleve a cenar.

"Una cena con mi novio inventado seguro que sale fetén"

«Una cena con mi novio inventado seguro que sale fetén»

Para la segunda intentona los mandan como emisarios del Papa de Roma, a ver si esta vez le cuela a Torquemada, que tiene muy mala leche. Irene vuelve a aparecer para darles el indulto supuestamente firmado por el Papa. No tiene muchos minutos de calidad en este capítulo la mujer, qué le vamos a hacer. Pero Torquemada se pasa el indulto del Papa por sus “torquemados”. Así que otro intento a la basura. Vuelta al Ministerio, donde tienen una reunión para seguir haciendo brainstorming.

Amelia: Hay una cosa que no entiendo. Si la reina Isabel prometió protección al rabino, ¿por qué Torquemada se atrevió a desobedecer a la reina?

Irene: En esos días Isabel sólo tenía en la cabeza la conquista de Granada. Todo lo demás quedó paralizado, las negociaciones con Colón, el estudio de El libro de las Puertas… Quizá no sepa lo que está pasando.

¡Ay, qué lista es nuestra bollo! Una vez más, Irene iluminándonos. Así que localizan dónde estaba Isabel y los envían de nuevo. Antes Alonso va a ver a Ernesto (al actual, vaya) y le da una charlita como quien “¡Bien podrías estar ayudándonos, que fuiste Torquemada!” A ver qué sale de aquí.

"Esperad que piense un poco y enseguida os doy una solución como siempre"

«Esperad que piense un poco y enseguida os doy una solución como siempre»

En otro orden de cosas, Julián le hace el favor a Amelia de ir a cenar con sus padres haciéndose pasar por su novio. Entre intentar que no maten a este hombre, siguen con sus vidas normales, no penséis. A Julián le empiezan a caer preguntas por todos lados que no sabe responder, así que decide dejar de hacer teatro y les suelta un discurso de por qué Amelia es maravillosa. Básicamente porque es “inteligente, divertida y guapa”. Vas rezagado, Julián. Nosotras ya lo sabíamos. Cualquier lesbicanaria ya le hubiese pedido que se fuese a vivir con ella y tendrían un gato juntas. ¡Aprende! Total, que Julián suelta todas las cosas bonitas que piensa de Amelia y a nuestra niña ya le están dando palmitas los labios inferiores. Pobre, está enamoriscándose.

Ay, la niña... Que se nos ha enamorao.

Ay, la niña… Que se nos ha enamorao.

En cuanto a la trama episódica, vuelven a viajar y se encuentran con Isabel, que promete enviar un emisario al juicio de Abraham. El emisario llega, sí, pero Torquemada a un emisario no le va a dar importancia, parece mentira que no lo conozcan a estas alturas. Así que, otra vez más, condenan al pobre hombre. Esto ya es ensañamiento.

"¡Cabroneeeees, que ya me han mataoo tres veces!"

«¡Cabroneeeees, que ya me han mataoo tres veces!»

De nuevo tomando el café con Irene y Salvador, siguen tratando de buscar una solución al asunto.

Amelia: Jamás he conocido a nadie que utilice de esa manera la religión para sus intereses políticos.

Irene: Eso es porque eres muy joven, cariño, porque de iluminados está la historia llena.

Que nos lo digan a nosotras, ¿verdad, lesbicanarias? Y a Irene por extensión. Me da que sabe de lo que habla. Y que me encanta cuando llama a Amelia “cariño”, no lo voy a negar. Salvador los despacha porque están todos un poco tensos con la situación. Irene, que sigue siendo la razón en persona como ya hemos ido aprendiendo, le recuerda a Salvador que sólo les queda una posibilidad. Y sí, es lo que estáis pensando.

"Sabes que tengo razón, porque soy perfecta"

«Sabes que tengo razón, porque soy perfecta»

En la siguiente escena, Julián vuelve a cenar a casa de los padres de Amelia para disculparse porque el discurso de la noche anterior fue un poco brusco en las formas, sobre todo con la mamá de Amelia, que es una obsesa del control. A mí me pareció muy bonito, pero se ve que en esa época no se lleva la sinceridad. Y… ¡sorpresa! Les dice que se van a casar. ¿Pero estáis locos, criaturas? Julián para zafarse comenta que se va a ir a Cuba para trabajar de médico, así que hasta su vuelta no hay boda. A ver, así para un parche está bien, pero comprometerse entre épocas y sin ser pareja, yo lo veo complicado. Vosotros veréis.

Bueno, como resumen, Amelia al final quema el diario del tiempo para no tener problemas. E Irene tiene una conversación muy emotiva con Ernesto, que es como su BFF en el Ministerio.

Irene: Siento haberme enterado de esta manera de qué época eras.

Ernesto: De alguna forma tenías que enterarte.

Irene: Estás a tiempo de negarte.

Ernesto: Tengo que ir. Es mi obligación. Como bien dice Alonso, los soldados tenemos que entregar nuestra vida por una causa. Y no encuentro mejor causa que ésta.

Momento tierno de Irene apoyando a su amigo

Momento tierno de Irene apoyando a su amigo

Se nota que Irene está preocupada por lo que le pueda pasar a Ernesto en esta misión, muy maja ella. La sonrisa que comparten lo dice todo. Además, Ernesto ha evolucionado. De ser un religioso hardcore intolerante y asesino como Torquemada a colega de aventuras de una lesbiana orgullosa como Irene. ¡La gente puede cambiar!

Ernesto viaja al pasado a arreglar el desaguisado y parece que todo va bien, pero de repente su antiguo yo (es decir, Torquemada) logra escaparse del armario en el que lo habían encerrado (je, je, salir del armario) y se encuentran frente a frente. Entre el jaleo, consiguen salvar a Abraham y a su esposa, aunque Ernesto se queda atrás. De hecho, lo primero que pregunta Irene a la patrulla es dónde está Ernesto y yo sufro.

*Internally crying*

Internally crying

En el pasado, Ernesto confiesa a Torquemada que es su padre. ¿Quéeeeeeeee? O_O ¡Pero yo pensé que era el propio Torquemada! Esto supongo que es mentira para tratar de convencerlo de que lo deje libre, pero no creáis, Torquemada lo condena igual a muerte porque es más feo que pegarle a un padre. Literalmente. Pero Alonso es demasiado leal para dejarlo morir y va a salvarlo sin consentimiento de nadie en una moto. ¿Que como mete una moto por una puerta del tiempo? Ahhh, más misterios.

Estoy segura de que esta misión in extremis pondrá muy contenta a Irene. Gracias a que el propio Abraham habla con Stein, el problema se soluciona en un periquete. Ah, y ahora sabemos que Julián siguió a Amelia en secreto mientras visitaba su lápida, así que ahora también él sabe que muere. ¡Más drama! Veremos qué ocurre en el próximo episodio.