Hoy vengo a escribiros aún con el pañuelo en la mano porque la verdad es que Seis Hermanas me ha estado haciendo llorar toda la santa semana. Y es que para que os voy a mentir, yo amaba mucho a Petra, que ahora, por desgracia ya no está entre nosotras. Y sí, la vida es así de dura y cruel y nos la han arrebatado en la flor de la vida, porque vale que nunca conseguimos que se viniera al lado lesbicanario, pero siempre que la miraba, veía en parte a esa Teresa que tanto nos enamoró y que por desgracia también descansa en paz. Espero que algún día dejen vivo a algún personaje que interprete Carlota Olcina porque esto está pasando ya de castaño oscuro. Pero bueno empecemos por el principio que la estoy matando antes de tiempo.

Nuestro resumen empieza con mi mismísima Petra (aún viva) yendo a casa de las Silvas. Acordaos que la Fuentes volvió a vivir con su padre después de esa tremenda discusión que tuvieron porque el hombre no aceptaba que su hija estuviera saliendo con un hombre casado (matrimonio roto eso sí, pero casado). La cosa es que nuestra trabajadora se ha dejado algo de ropa en casa de su amiga y va a recogerla y así, también aprovechan para hablar. Celia alucina cuando su amiga le dice que si que ha roto con el hombre que quiere por su padre. La profesora le responde que no tiene porque elegir entre ellos dos pero la otra le responde que que no le quedado otra opción y se marcha muy triste de la casa. Pobre mujer…

Más tarde Aurora llega a toda carrera a casa de su novia para decirle que la policía está viniendo para la casa porque el dueño de la empresa ha puesto una denuncia, recordemos que Celia guarda en casa pasquines sufragistas (el vocabulario que aprende una…) con los que puede terminar en la cárcel. Así que la Silva toma el mando de la situación y en dos segundos piensa un sitio donde esconder los papeles, así que le dice a su novia que se vaya y se quede tranquila. Al rato llega la policía y aunque busca por todos los rincones de la casa no dan con ellos. El que si los encuentra es el “nuevo hombre de la casa”, Luis, el recién casado con su hermana Francisca. Así que es él el que termina quemando los papeles ante la queja de Celia.

Al día siguiente Aurora vuelve a ir al hogar Silva y encuentra a su novia un poco preocupada ya que su hermana Adela puede ir a la cárcel por el tema de su padre, ya sabéis, eso de enterrarlo y ocultar que estaba muerto. En fin, que la profe está un poco cansada de todo lo que les está pasando últimamente:

Celia: Yo solo espero que terminé ya esta pesadilla porque desde que murió mi padre no paran de pasar cosas, y son todas malas.
Aurora: Ah, ¿Todas malas?
Celia: Bueno no, no todas.
Aurora: Ah no, anda cuéntame, ¿te ha pasado algo bueno?
Celia: ¡No te voy a regalar el oído!
Aurora: Tú has sido para mí lo mejor que ha pasado este año, después del nacimiento de mi sobrino claro…
Celia: No puedo competir con un recién nacido, lo admito.

Y hasta aquí el buen rollo porque hablando de recién nacidos, Aurora le comenta que van a hacer el bautizo en el pueblo por todo lo alto. Entonces su novia le dice que genial, que un par de días se puede escapar pero la enfermera, le aclara que ella no puede ir, su familia es muy tradicional y ya sabemos que estuvo la pobre también con los electroshocks e igual presentarse con una mujer allí haría que la familia sospechase. Yo ahí le doy la razón, aunque la Silva piense que está exagerando un poco. Pero la otra se enfada y termina marchándose diciéndole que esa es su última palabra y no se va a hablar más del asunto. Aquí pues bueno, yo entiendo un poco el temor porque ya conocemos desde que llegó y siempre es muy cauta en esos asuntos. Celia en esos aspectos pienso que es un poco inocente. Pero bueno, no es necesario que se peleen por esto porque a mí me hacen sufrir de mala manera.

Al día siguiente Petra se presenta en casa de su amiga para hablar. La pobre está echa un lio porque Bernardo le ha pedido escaparse juntos de Madrid. Esto de tener que decidir entre dejar a su padre y a sus amigos o sino perder al hombre que quiere la trae por la calle de la amargura. Ha ido hasta allí para pedirle a la Silva que hable con su amor, porque es una decisión muy importante y lo tiene que meditar bien, la otra rápidamente acepta ayudarla. Así que esa tarde cita a Bernardo para hablar con el de la situación. El hombre solo quiere ver a Petra feliz y poder ir de la mano por la calle sin que los miren. Al final hace un discurso tan bonito que hasta a nuestra dulce Celia la convence. La Silva le dice que está segura que su amiga se irá con él…

La cosa es que más tarde va a hablar con Petra para decirle que ha cumplido su misión. Vamos a medias, porque la Fuentes le pidió que hablara con él para poder retrasar la decisión pero el señor está convencido de que se tienen que ir a la de ya y no entra en razón con lo de retrasar todo. Petra se emociona al abrir el regalo y ver que es un sombrero que un día vio paseando la pareja y a ella le encantó. Celia piensa que es una manera de decirle que está comprometido con la causa pero Petra no puede evitar pensar en su padre y en como le afectaría todo. Celia le dice que si no se va puede que se arrepienta toda su vida y así deja a su amiga más pensativa y más echa un lio que nunca.

En fin, siguen pasando los días y Celia le pregunta a Rosalía sino sabe nada de Aurora, ya que desde que se pelearon y se fue para el pueblo no ha habido noticias de la chica. Pero la ama de llaves le trae una noticia más dolorosa que la no información de “su amiga” enfermera. Y es que a Petra la ha atropellado un tranvía. Sí, lo digo así sin paños caliente, porque es como me ha dicho mi psiquiatra que hable, con naturalidad. Rápidamente la Silva se pone el abrigo con mil nervios encima para ir en su busca a un hospital pero Rosalía le dice que no está en ningún sitio porque falleció. La verdad es que nos partió el alma ver a nuestra Celia llorar desconsoladamente.

Las hermanas de nuestra chica está muy preocupadas por ella así que piensan que igual deberían volver a llamar al doctor Uribe. Pero rápidamente Diana les responde que no hace falta llegar a eso extremos ( la rubia es la única que sabe de las terapias duras y que su hermana es lesbicanaria con pareja estable). Al final hacen lo que es lo mejor, apoyar a su hermana y darle todo el cariño que necesita en esos momentos. Después la chica va a ver al padre de la difunta para darle el pésame y ya sabemos de sobra que ellos son las personas que más la querían.

Cuando se muere alguien allegado ya se sabe que no hay consuelo posible, al menos al principio y por eso, sus hermanas, sobre todo Diana, la cuida. La vuelve a ver por la mañana hecha polvo y es que según Celia soñó con su amiga:

Diana: Así es como ella querría que la recordases, sonriendo. ¿No crees? Si Petra te viera así te diría que parases y sonrieses, que la recordaras con alegría.
Celia: Si lo intento. Pero pensar que no la voy a volver a ver salvo en sueños…duele mucho.
Diana: Si te entiendo, pero tienes que ser fuerte.
Celia: No sé si pueda.
Diana: Sí que puedes. Celia, piensa en todas las cosas que tienes: la escuela de maestras, a nosotras, a Aurora…

Me encanta su hermana. Porque a pesar de la época es capaz de dejar los prejuicios a un lado y hasta hablar de la novia, que grande que es. Diana termina diciéndole que tiene que recuperarse porque cuando vuelva Aurora no va a que querer verla así. Al final consigue que su hermana sonría, que escena más bonita…

Celia es tan grande que a pesar de su dolor es capaz de consolar tanto a Bernardo, diciéndole que Petra fue muy feliz en ese último tiempo, como a Benjamín el padre de su amiga, yendo a su casa y hasta prestándose a calentarle la comida y estar ahí para él, que es el que más destruido está por la situación. Este tipo de escenas son las que se ve que la Silva tiene un corazón que no le cabe en el pecho y por eso nos tiene a todas enamoradas. Muy grande la actuación de Candela Serrat estos días.

Y de repente, un día casi sin esperarlo se presenta la hija prodiga de vuelta. Aurora llega a casa de las Silvas para ver a su novia (remarco novia porque no sé hasta cuando podré decirlo). Celia la recibe con increpaciones porque estaba muy preocupada ya que la otra ha estado más días de la cuenta en Cáceres. Después la Silva le dice que la ha echado mucho de menos y le pide perdón por increparla pero sufría que le hubiera pasado algo malo como lo de Petra. Sin mediar palabra nuestra prota se abalanza para abrazarla y poder al fin desahogarse abiertamente con lo de su difunta amiga.

Pero su novia ve un poco raro que esté tan afectada y aquí empieza algo que no nos hubiéramos ni imaginado en sueños y Aurora le suelta lo siguiente: Perdóname, pero cuando te escucho hablar así no puedo evitar pensar que sigues enamorada de Petra. Y ya se sabe que quien calla, otorga. Y eso mismo es lo que hace Celia, se queda callada y no es capaz de responderle. Así que Aurora, dolida decide marcharse de la habitación sin hablar nada más. Que la diosa lesbicanarias no pille confesadas porque esto puede ser el final de muchas cosas, pero bueno, aún nos queda escuchar a la Silva. Y no tardará mucho, porque poco después se ven en la habitación de hotel donde tantas alegrías hemos tenido:

Celia: Hay algo que no puedo callar más. Lo que me dijiste sobre Petra… tienes razón y entiendo que te enfades y eso lo hace todavía peor porque tú no te mereces esto.
Aurora: ¿Sigues enamorada de Petra?
Celia: Sinceramente no lo sé. No sé si algún día podré olvidarla. Pero te ruego que tengas paciencia, solo necesito tiempo, no se cuanto…
Aurora: Si es que algún día logras olvidarla.
Celia: El tiempo todo lo cura o eso dicen. Petra fue mi primer amor, el primer amor es difícil de olvidar.
Aurora: Es gratificante saber que por fin eres sincera contigo y que mis celos no eran infundados y que veía cosas donde no las había.
Celia: Me negué admitir que amaba Petra porque sabía que ella nunca me correspondería. Aurora no quiero que pienses que quiero dejar de verte porque no es así. Yo te he echado de menos, mucho, y sé que con un poco de paciencia conseguiré…
Aurora: Celia, Celia, mucho me temo que no voy a ser yo la persona que te haga olvidar a Petra porque no voy a poder acompañarte en ese proceso.

Yo tengo que cortar aquí el dialogo porque corro riesgo de que me dé una ulcera con todo lo que se están diciendo. Tengo que decir que me ha impactado escuchar de la misma boca de Celia que aún sigue enamorada de Petra, cosa que yo siempre lo dije, y muchas me tiraron piedras cuando comenté que yo a la Silva le veía más gratitud que otra cosa. Pero bueno, la muerte de su amiga creo ha abierto algo en ella y se ha dado cuenta que sentía de más, porque creo que tampoco era muy consciente hasta ahora. Por otra parte, no estoy de acuerdo con Aurora cuando le dice que sus celos no eran infundados, cuando para mí, la Silva no ha dado muestras de que pusiera a su amiga antes que a ella (si quitamos la escena de la cocina, en que prefirió quedarse con Petra antes de irse con la enfermera), pero esa no es razón de peso real.

Vamos que Aurora tenía razón en sí pero creo que más por intuición que por actos de su novia. Seguimos con la conversación:

Celia: ¿Estás enfadada?
Aurora: No tiene nada que ver con eso. Sino por algo que me ha pasado estos días en el pueblo.
Celia: Has conocido a alguien, es eso. Has vuelto a ver a tu primer amor, por eso no me llamaste ningún día.
Aurora: No hay ninguna otra mujer.
Celia: ¿Entonces?
Aurora: Celia, voy a casarme… Quiero que sepas que pese a todo, pese a tus dudas, pese a mis celos, pese a todo, yo te amo y te voy a amar siempre. Mi familia está en la ruina, va a perder la casa y la única forma de evitarlo es que yo me case con ese hombre.
Celia: ¿Casándote con un hombre con posibles vas a evitar la ruina de tu familia? No puedo creer que hayas aceptado algo así, no me lo creo.
Aurora: Ya está decidido Celia. Me caso en dos semanas pero tengo que irme ya para empezar con los preparativos…
Celia: De verdad me cuesta creer que vas a renunciar a todo lo que eres, a tus ideales, así sin más. ¿Tú te das cuenta de todo lo que vas a sacrificar? Al final yo soy lo de menos Aurora, vas a dejar de ayudar a gente que pasa por la terapia inhumada del doctor Uribe, vas a dejar el sufragismo y lo que es peor, vas a dejar de ser tu misma.

La conversación para mí es un poco surrealista, en el sentido que Celia le acaba de confesar que está enamorada de Petra pero por otra parte la medio increpa cuando se piensa que en el pueblo ha visto a un antiguo amor, como si estuviera celosa. Lo que pasa que ya después se descubre el pastel y es para pegarnos contra la pared todas. Nuestra enfermera se casa porque su familia está arruinada. Por una parte ya hemos podido comprobar la importancia de la familia para Aurora pero todas pensamos que va a ser el mayor error de su vida, Celia la primera. Pero la otra está empecinada en eso y solo le pide a su novia (será la última vez que use esta palabra) que la entienda, pero la Silva no concibe que no luche y aunque Aurora le dice que las dos tienen sus demonios, Celia marca la diferencia diciéndole que al menos quiere luchar por ellas, como ella misma dice: en pocos días he perdido a las dos mujeres de mi vida Y por mucho que Aurora se deshaga en lágrimas y nos haga llorar a todas, no puede evitar detener que Celia se vaya de la habitación muy enfada.

Y sí, el capítulo de hoy ha sido más que intenso, porque creo que se está rompiendo la relación pero de manera muy seria y sufro de que Aurora termine dejando la serie porque de eso sí que no me recupero. Tengo esperanza en que nuestra enfermera favorita entre en razón y se dé cuenta de todo lo que puede perder y de un paso atrás y una vez que se solucione eso, ya pensamos en el siguiente inconveniente que se tienen que enfrentar, y no es otro que el fantasma de Petra esté revoloteando entre ellas. ¿Cómo habéis vivido estos días de duelo por Petra? ¿Habéis llorado tanto como yo? ¿Veis solución a todo lo que se le viene encima a la pareja? Ahora somos más Aurelia que nunca y solo nos queda esperar que la pareja no termine rompiendo porque como sea así me empiezo a dar a la bebida. ¡Hasta la próxima!