Eslovenia-matrimonio-homosexual

Hoy me he dado cuenta de lo mal acostumbrada que estoy a dar buenas noticias. Llevábamos muchas batallas ganadas cuando hablamos del matrimonio homosexual porque prácticamente en todos los países en los que se estaban llevando a cabo votaciones votaban positivamente y los derechos LGBT en el mundo parecían imparables. Pero este domingo los eslovenos han votado no a los matrimonios entre personas del mismo sexo.

El revés es especialmente duro porque Eslovenia fue el primer país de Europa del Este que había aprobado tanto el matrimonio homosexual como la adopción para las parejas del mismo sexo. Pero los números le han dado la victoria a la opción que pedía que se eliminara este derecho. Los ultraconservadores necesitaban que más del 20% de la población votara y una victoria por mayoría simple y han conseguido ambas cosas. El 36% de la población fue a votar y un 63,36% de ellos lo ha hecho para votar en contra del matrimonio homosexual.

La ministra de trabajo Martina Vuk se ha mostrado afligida por el resultado:

Ha triunfado un miedo que se ha creado artificialmente. El resultado es una muestra de que los derechos humanos no valen todavía para todos en Eslovenia.

Una vez más nos toca pasar por un momento triste, especialmente para la comunidad LGBT eslovena a quien han arrebatado estos derechos. Sobre todo si nos ponemos a pensar que la bandera del movimiento contra el matrimonio homosexual era «Por los niños». Y hasta hace unas semanas, esa frase quizá no me hubiera afectado, pero la semana pasada, estaba hablando con un compañero mi clan de Destiny (un videojuego) y me sorprendí sinceramente cuando me comentó que no tenía claro lo de la adopción de las parejas homosexuales por el tema de los niños. Es una persona con la que he jugado en incontables ocasiones, y es lo que decía arriba, a veces estoy tan acostumbrada a el bienestar que vivo, que ya no me acuerdo de cuando esa sensación que sentí cuando me lo dijo era la norma. Y sinceramente me sentí mal cuando me lo dijo. Me sentó mal que una persona con la que me he reído tantas veces y he pasado horas jugando me haya dicho que no tiene claro si soy una buena madre.

Por eso creo y espero que aunque hoy sea un día triste para los gays y lesbianas eslovenos, mañana sea un día de trabajar el doble de duro para revertir esta situación. Porque ya hemos sufrido reveses en otras partes y eso solo ha servido para aumentar nuestra determinación de luchar por nuestros derechos.