La semana pasada las cosas se complicaron entre las Celia y Aurora. Y es que el marido de Aurora que es una mosca cojonera y lo tiene todo el día metido en casa. La tensión hará que las chicas tengan algunos roces porque no se ponen de acuerdo en la idea de buscar soluciones. Aurora es de las que se hubiera ido nada más aparecer el pesado en escena, pero Celia es más de razonar las cosas y sabe que no se pueden ir sin al menos ella obtener el traslado. En fin, los guionistas, ya que se les da tan bien acabar con gente, podrían echarle el ojo al este señor y que lo atropelle, no sé, un tranvía, no es tan descabellado… En fin, mejor vamos a ello.
La Silva se levanta a las cinco de la mañana para poder ir a casa de sus hermanas y desayunar con Adela sobre su marido (que por una trampa de su ex andan separados), ella intenta que su hermana entre en razón pero la otra está demasiado ofuscada para pensar con claridad sobre ese tema y no escucha a su hermana que realmente cree al cuñado con el tema pero al final pues mira, termina sembrándole la duda.
Va haciendo la ronda de hermana a hermana así que después va a ver a Francisca, que se va a Italia con su marido, no le queda otra, vamos que la obliga a ir. La maestra se presenta allí para despedirse y le regala un libro sobre el país. La pelirroja se desahoga con Celia sobre el bicho en que se ha convertido su marido y que todo eso lo hace para alejarla de Gabriel. Así que las mejores amigas se despiden con un triste abrazo.
En Arganzuela el pesado del marido vuelve a visitar a Aurora y le empieza a hablar tan normal. Pero este hombre en que mundo vive… Le dice que ha pensado que lo mejor es que esperen para viajar al pueblo ya que Celia le metió el miedo en el cuerpo con lo de que el embarazo es un poco de riesgo. Eso sí, el señor le dice que el tiempo que vivan en Madrid, se irán a vivir los tres juntos y en ese ecuación la tercera no es Celia. Un drama.
Cuando su amor vuelve a casa más tarde, la enfermera le cuenta todo lo que le ha dicho su marido y solo se le ocurre una cosa: escaparse en ese mismo momento juntas. Pero claro, en plan de huida tendrá que esperar porque Blanca está muy grave y la tienen que operar, la Silva obviamente se va para estar junto a sus demás hermanas en esos momentos, pero le dice que no dejará que nadie las separe. Cuando se pone así es muy sexy.
Más tarde vuelve el pesado de la vida con unos dulces en la mano pero ella los rechaza diciendo que ya ha desayunado, si si, con su amor. Así que el hombre le pide que se ponga el abrigo porque ha concertado varias citas para que vean casas de alquiler- Ella le engaña diciéndole que hoy se ha levantado muy indispuesta pero al final es tan pesado que no le queda otra que ir. Que fastidio de señor por favor. Mientras, en el hospital las Silvas, incluida Celia, le desean mucha suerte a Blanca con su operación, las pobres están en un sinvivir.
Mientras, Aurora y su marido vuelven de ver casa y la mujer le pone pegas a cada una de las que ha visto. Que si no quiere casas con escaleras, que si tienen humedades, que sino tiene agua corriente. Justo en ese mismo momento llama Celia para decirle que se quedará con sus hermanas esa noche y la enfermera intenta animarla, situación incómoda porque el ojo buitre de su marido está al lado. Al colgar rápidamente le pregunta quien era, y al enterarse de que no va a dormir la chica, el le propone quedarse a dormir. Que listo… Le recuerda que es su esposo, pero la otra se altera y el hombre termina diciéndole que no la va a presionar más. Eso sí, le roba un beso al salir. Puaggg, me gustaba más la foto de arriba.
Mientras Celia está en unos de sus peores momentos, ya que a su hermana le han extirpado el tumor pero parece que ha habido complicaciones, ha sufrido una hemorragia la cual puede acabar con su vida pero al final supera la noche y se termina encontrando fuera de peligro. Mientras esperan para verla, Celia le dice a Diana que irá al ministerio para pedir el traslado y le cuenta todo lo que está pasando, incluido el marcharse. Su hermana entiende la situación, como no podía ser de otra manera con mi segunda Silva favorita.
Al día siguiente el laposo vuelve a ver a Aurora y le dice que como sabe en el estado que se encuentra, el mismo ha seleccionado tres para que ella elija una de ellas, éstas cumplen los requisitos que la chica pedía. Ella le responde que no puede porque tiene que ir a supervisar la nueva casa de socorro que se está haciendo. El marido se enfada porque para eso sí que se encuentra bien y al final, es tan pesado que termina acompañándola a ver las obras. Dios que lapa más insoportable. Guionistas, ya que se os da tan bien el matar a gente, espero que afinéis la puntería con este.
Cuando las chicas se encuentran ya en su casa del amor, Aurora le tiene preparada tremenda cena. Mientras se ponen al día la una de la otra. Aurora le cuenta la verdad, que el señor va metiendo sus narices en todo. A Celia solo le cambia el semblante cuando se entera que la noche anterior intentó quedarse en la casa. La Silva le cuenta que deben estar preparadas para cuando le den el traslado salir pitando, pero que mientras debe ser amable con él para que no sospeche nada. Aurora solo espera que puedan fugarse pronto porque tiene un mal presentimiento… Dímelo a mí.
Al día siguiente la Silva llama a Clemente mientras su amor no está en casa para hablar con él a solas. Le dice que si prohíbe a la enfermera trabajar en la casa de socorro eso hará que se abra una brecha aún más grande entre ellos. Pero él solo piensa en el niño y en su salud. Celia pierde los nervios y le recuerda la razón por la que Aurora se marchó de Cáceres, la enfermera no se sentía realizada y como le quite la casa de socorro hará que pase igual, mientras que si le da un poco de libertad pues la otra verá que las cosas han cambiado. Así que más tarde, el señor vuelve para ver a su esposa y le dice que ha hablado con Celia y le ha hecho ver lo importante que es la casa de socorro para ella, así que quiere disculparse y le dice que no le impedirá que siga adelante con ello. Que lista que es mi Celia… Pero a cambio, le pide que vaya con él a ver una casa. No hace nada por nada este hombre. ¡¡Que cansino por favor!!
Por la noche, cuando le cuenta todo a su amor, ésta opina que debe ir a ver la casa porque es raro que no quiera ir a ver nunca ninguna. Le dice que vaya y le ponga un millón de pegas, que solo es para ganar tiempo. Aquí las chicas casi discuten porque Aurora piensa que la que está lidiando con todo es ella (chica tu nos metiste en este lio) y le repite que está harta, que se vayan ya de ahí, pero la Silva sabe que no tendrían con que vivir. Hay que esperar el traslado si o si ya que lo acaba de solicitar y tiene que tener más paciencia y la otra al fin entra en razón. Al final se dan cuenta que lo importante es que están juntas. Aishhhhh ¡que bonito!
Así que al día siguiente, el matrimonio (si, asumamos la vida) viene de ver la casa. El hombre está encantado pero ella, le encuentra mil pegas a todo. Clemente le viene a decir que pareciera como si no quisiera vivir con el. Su coeficiente intelectual parece que no está al mínimo después de todo. Ella inmediatamente recula y le dice que el embarazo la tiene loca y le promete que cuando salgan a ver otra casa lo hará con otros ojos. EL señor le vuelve a dar otro beso. Puaggg x100.
Más tarde, cuando Celia vuelve de trabajar se encuentra ahí al maridísimo. Aurora estaba muy cansada y se fue a dormir, pero el tipo la estaba esperando a ella. Es genial porque la Silva se ha convertido en con quien Clemente de desahoga y le dice que ya no sabe que más hacer para contentar a su mujer. Recuerda los primeros meses de matrimonio lo felices que fueron, ante la mirada incomoda de la Silva. Le pide a su amiga que hable con ella para incitarle a que vuelva con él y eso le promete que hará en cuanto despierte. Celia es su única esperanza para recuperarla. ¡JA JA JA! ¡Vamos Celia, tu puedes! A la que sale por la puerta, Aurora se levanta con un “por fin se ha ido”. Pero su amor se pone muy seria y la sienta:
Celia: Lo primero que quiero que sepas es que te quiero mucho y que estoy de tu parte.
Aurora: ¿A qué te refieres?
Celia: A que deberías seguirle el juego a tu marido. Clemente ha hablado conmigo para que intente convencerte de que vuelvas a vivir con él. Cree que somos amigas y la única persona capaz de convencerte y… creo que deberíamos separarnos temporalmente.
Aurora: ¿Te has vuelto loca?
Celia: Piénsalo Aurora, si Clemente continua sospechando solo es cuestión de tiempo que sepa la verdad. Sería solo hasta que des a luz y puedes ponerle cualquier excusa para no dormir con él. Sería como vivir con un familiar, con un primo lejano.
Aurora: No me lo puedo creer, ¿me estás lanzando a sus brazos?
Celia: ¡No! A sus brazos no Aurora, a su casa y solo temporalmente.
Aurora: ¡Jamás! ¡Jamás te haría yo algo así! Yo te protegería, te mantendría junto a mí. ¿Para qué tantas noches en vela temiendo que aparezca y nos separe? Si a la primera de cambio nos rendimos.
Celia: Aurora, sería solo hasta que des a luz. Tenemos que ganar un poco de tiempo.
Aurora: Antes me voy sola a la calle que volver con ese hombre al que no amo.
Celia: No, está bien, lo siento. No sé en que pensaba.
Aurora: Mandarme a vivir con él, es que no…
Aunque Celia intenta disculparse, la otra corre la cortina en sus narices a falta de una puerta. Aishh entiendo que a Aurora le parezca mal lo que le ha propuesto su esposa pero claro, están un unos días en que el estrés les está haciendo mella y hemos podido ver algún que otro roce. No sé como acabará esto, pero a este paso el marido se saldrá con la suya. No pienso que Celia lo haya propuesto a mala fe, es simplemente que no ve demasiadas salidas. Sufro mucho porque creo que es la primera vez que se enfadan más seriamente.
Y hasta aquí el resumen, ¿pensáis que es tan descabellada la idea de Celia? ¿Veis salida a esta situación? Yo empiezo a verlo todo muy pero que muy negro. Además ¿no os da el marido un mal rollo tremendo? Va de paciente y bueno pero para mí que nos terminará mostrando otra cara. ¡Nos leemos!