Sexo, Paracetamol y una imbécil libros lésbicos

Cate Maynes es detective y además una sentimental incurable del amor, porque está enamoradísima. Eso está pero que muy bien cuando compartes tu vida con la mujer que amas; más bien podría decirse que es perfecto (con sus 8 letras). Pero cuando no es así, cuando tu amada no quiere saber nada de ti, resulta una mierda con todas las mayúsculas.

Pegarle un tiro a tu cuñado puede generar en tu pareja cierta sensación de desconcierto, abatimiento e, inclusive, rechazo hacia ti. Que el fulano en cuestión hubiera comprado todas las papeletas del sorteo de la bala no quita para que tu novia se tome el suceso de muy mala manera. Porque, hay que reconocerlo, por muy malísimo que fuera el tipo, no dejaba de ser su hermano y para ella tiene que ser harto difícil pensar en ti sin que se le represente el momento en que le levantaste la tapa de los sesos. Helena cortó con la pobre Cate; no lo pudo evitar (debido a tan luctuoso suceso). Pero en ese mismo instante Cate murió para convertirse en otra Cate: una que bebe y que folla sin más medida que lo que le dicta su desesperación. Podría decirse que Helena, dejando a Cate, firmó una sentencia que la propia condenada se encarga de ejecutar día tras día.

Aunque lo sepa. Aunque sepa que esos polvos con desconocidas, en realidad, no son más que un pobrísimo sustituto del éxtasis de la piel amada. Como conocer el mar a través del agua vertida en un cubo. Es mar, sí. Pero no lo es.

Desde que conocemos a Cate Maynes («El primer caso de Cate Maynes«, «Los Hilos del Destino«) sabemos que su vida sentimental está marcada por ese recuerdo. Hemos asistido a sus hazañas como detective privada, tenemos información de sus líos amorosos y hasta nos hemos enterado de quiénes son sus amigos de verdad y la gente que importa en su vida. Pero nunca, jamás como en este libro, habíamos tenido un acceso tan indiscreto a lo más profundo de su intimidad emocional.

Porque a través de este conjunto de relatos vamos a bucear en lo recóndito del espíritu de Cate. Sus investigaciones son importantes, divertidas, interesantes, con suspense… pero, ¿qué hay de conocer el interior de la detective? Pues aquí está.

Y por si a alguien le supiera a poco, echara de menos el detectivismo, la investigación policíaca, los misterios de la noche y del día… que no se corte, porque también los va a encontrar. El máximo exponente de todo esto es “El camino de su piel. Versión extendida”, una mini-novela que no defraudará a las seguidoras de la intriga y la novela negra.

Ahora bien, debo confesar que lo que más me gusta de este libro es, precisamente, lo que decía al principio: que entramos en el alma de Cate. La acción y los crímenes quedan en un segundo plano en la inmensa mayoría de los relatos para acercarnos a la vida de la protagonista.

Si en las anteriores entregas Cate ya pertenecía a un género especial de personas, si ya logró generar simpatía y despertar nuestro cariño, en esta ocasión todo el campo emocional se despliega para que ella se descubra ante su público como absoluta protagonista.

No deja de ser una confesión (entre personaje y lectoras, pero confesión al cabo). Y la comprendes por eso: porque te hace confidencias como una amiga de toda la vida. Y como la pobre está tan desmantelada…pues a mí me da ternura, o complejo maternal, cualquiera sabe qué. Coño, Cate, no bebas tanto, que te jodes el hígado fijo, que no todo el mundo tiene el de Chavela Vargas (hasta ella se hacía de cruces con el aguante del suyo).

De verdad, qué difícil es ser una ruina humana con gente que se preocupa por ti, joder.

Mi relato preferido es: «Siempre no es siempre siempre», una oportunidad única de ver a Cate de forma diferente, de cuando su vida no estaba desmantelada ni su corazón descalabrado. Una pequeña narración muy tierna, de cuando nuestra detective sabía lo que era la felicidad.

Ahí es cuando doy vía libre a mis escalofríos, que echan a correr sobre mi piel como tortuguitas recién nacidas en busca del mar.

Recomiendo sin un átomo de duda la lectura de este conjunto de relatos, que os harán pasar momentos de intriga, de emotividad y también muy divertidos (porque Cate tiene un sentido del humor muy peculiar que seguro que os arranca más de una carcajada).

Y una vez dicho lo que tenía que decir del libro, por primera vez voy a hacer algo que no había hecho antes en ninguna reseña: hablar de algo externo a la obra en sí. Pero la noticia lo merece, la autora acaba de publicar que no habrá más entregas de Cate Maynes. La razón es muy lógica: está harta de que le roben su trabajo.

Porque esto es la piratería: robar. Lo digo con todas las letras y si alguien se ofende, cuánto lo siento, pero con estas actitudes finalmente se llega a situaciones como esta. Clara Asunción García llevaba ya bastante tiempo expresando lo dolida que estaba por el poco respeto que algunas personas han demostrado con su obra, plagiando, descargándose gratis total, difundiendo copias, etc. Así que era de esperar que finalmente terminara tomando la determinación de no publicar más.

Debo decir que lo siento mucho, muchísimo. Es una verdadera pena que no tengamos más posibilidades de disfrutar con las aventuras y desventuras de Cate. Pero también he de manifestar que entiendo a la autora. Tiene que ser muy duro poner toda tu ilusión en lo que escribes y trabajar mucho (los libros no se escriben solos, escribir cuesta un esfuerzo notable), para encontrarte con que hay gente que no lo aprecia.

Porque piratear libros es no apreciarlos. Es no tener respeto por el trabajo de los demás. Y que nadie venga diciendo que está mal de dinero y que no puede comprarse la novela porque yo he visto libros de Clara en Amazon a precios ridículos (lo que cuesta tomarse un par de cañas). Eso son excusas y justificaciones para tranquilizar la conciencia, pero nada más.

Gracias a las «hazañas» de algunas, tendremos que pagar los platos que muchas no hemos roto. Siento utilizar un tono poco conciliador, pero quiero que sea firme y no deje lugar a dudas sobre mi postura en ese tema. A quien todavía crea que la piratería no es algo tan malo, etc., etc., le pido que reflexione, que lo piense un par de veces antes de descargarse los libros, que medite sobre las consecuencias que puede tener.

Os lo pido por favor. Al paso que vamos, esta no va a ser la última escritora que nos deje. Seamos buenas lectoras y pongamos nuestro granito de arena para que la literatura lésbica no desaparezca. ¿Os imagináis un mundo sin libros? Pues puede suceder.

Este que hoy os recomiendo está a la venta. Quien lo quiera leer, ya sabe cuál es el camino correcto. Que lo disfrutéis, si os apetece.

Edición que cito: García, Clara Asunción. Sexo, Paracetamol y una imbécil. Ebook versión Kindle. 2015.