En México tenemos tacos, tamales, enchiladas, gastronomía sinfín; pueblos mágicos, cultura y religión… Sí, somos una sociedad que venera a sus vírgenes y santos, doblemoralista por supuesto, pero basada en un sistema católico y derechista, por eso las marchas por la familia «natural» y gobernadores como el Potro del estado de Nuevo León que dicen «yo tengo amigos gays, no soy homofóbico, pero si van a casarse que lo hagan en Saltillo (Coahuila) y no aquí» noticia real.
No queremos generalizar, pero es muy pesado encontrarse con noticias así en nuestro país todos los días. Ahora, una película infantil es la «manda» en los rezos de los conservadores.
Cigüeñas es una producción de Warner Bros. que después de Lego Movie (donde cantaban Tegan and Sara, lesbicanarias) decidieron lanzarse al mercado de la animación y hacer una historia original sobre el origen de los bebés y llena de diversidad. El escándalo se descontroló cuando (spoiler alert) se entregan bebés a familias homoparentales y lesbomaternales, en ese momento hicieron sonar su alerta homofóbica y catalogaron a la película como entretenimiento «no apto para niños».
El detalle es que los conservadores no vieron cosas aún más interesantes, había bebés diversos, literal, de todos colores y sabores; que la «fábrica» de bebés no es natural puesto que son cigüeñas (es una película infantil, por dios), había familias de madres solteras, y lo más bonito y natural, que una manada de lobos machos querían quedarse con la bebé Dulcinea, quien a su vez fue parcialmente criada por una mujer humana llamada Tulip y una cigüeña de nombre Junior… ah, y la bebé también tuvo los cuidados de una bandada pingüinos/niñeros machos.
Y es que la homo-lesbo-bi-transfobia se escuda en la «naturalidad» y «orígenes» de la vida para fomentar el odio y la discriminación, sin darse cuenta que la homosexualidad es épica, legendaria e histórica, está en los animales y en los humanos. La comunidad LGBTI es parte de nuestra evolución como sociedad. Es necesario que aprendan a ver sin la venda de la religión y observen la pureza del amor. La mentalidad de un niño es clara y transparente, ellos tienen la capacidad de entender el mundo bajo sus propios ojos pues no se han creado prejuicios en sus tiernas cabecitas.
Si hiciéramos la prueba con una encuesta o entrevista a niños al salir de la película ellos entenderían que los bebés fueron entregados a esas familias porque los pidieron con amor y compromiso, no por el color del piel u orientación sexual; cosa que la película fomenta de principio a fin. El film es bueno, entretenido, incluyente y tiene un gran mensaje de amor y te deja una sensación de familia, te hace sentir bien. Esperemos puedan verla en su cine preferido o hay que esperarla en Netflix, merece la pena echarle un vistazo, al menos, para callarle la boca a esos conservadores.