lesbicanarias

Cuando sé es una lesbiana o bisexual empoderada de su sexualidad, orgullosa y plena de vivirlo, es para sentirse bien y vivir en tranquilidad, hay una gran paz en salir del clóset con tu familia y amigos. Lo interesante viene cuando lo tienes que hacer una y otra, y otra, y otra vez.

A las personas no les es suficiente que salgas una vez y pareciera que les mueve el morbo y la curiosidad; lo sacan en las reuniones familiares o incluso está en los chismes de oficina, no los malentiendas, no todos lo harán por mala onda, solo es «la novedad» y la comunidad LGBTI ha sido convertida en un punto de atención en los últimos años, algunos solo quieren conocer más del tema y otros ser los innovadores del chismorreo, nada contra ti.

Lo difícil de nuestra vida como LGBTI es ese gran miedo de salir del armario, algunas lo sufrieron y hay excepciones donde ni siquiera existió tal armario, aunque hubo esa confesión «me gustan las mujeres» o «soy lesbiana». Salir continuamente de él puede no ser muy placentero, propongo tres simples perspectivas de verlo:

1. Te fastidia

Sí, estás harta, muy harta de tener que decirlo, no estás avergonzada ni nada, solo que no lo consideras importante y estás en lo correcto, como diría Juan Gabriel «lo que se ve no se pregunta», y obvio, no se tiene que estar repitiendo hasta el cansancio. Tú ya saliste de Narnia triunfante, con algún raspón, pero estás bien con las personas importantes e indicadas para ti.

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2. Te da lo mismo

Si te preguntan contestas, si no te preguntan te vale. Equis, podrían hablar a tus espaldas y no te causa mal rollo, al fin y al cabo eres feliz con tu orientación sexual.

3. ¡Qué viva el orgullo!

**- Oye ¿Qué eres lesbiana? – Sostén mi bandera… (Saluda a la bandera y se pone a cantar) Nada tienen de especial, dos mujeres que se dan la mano… **

Respondes con gusto, es más lo dices como dato curioso, eso del clóset no va contigo.

Todo tiene su orden y su estado de ser, podemos tomarlo como etapas; primero fastidia, luego da lo mismo y finalmente vistes la bandera del orgullo.

Respondamos a la pregunta inicial ¿Cuántas veces tenemos que salir del clóset? ¡Las veces que se nos pegue la gana! Viniste a este mundo a gozar y vivir intensamente, grita a los cuatro vientos que amas a tu novia o a tu gato (porque las solas existimos), sé dueña de tus decisiones y disfruta de la vida.