No voy a mentirles lesbicanarias, este año no he sentido tanto el parón de Anatomía de Grey. Si es que como decía Xena, una vez que has tirado una piedra al lago, las aguas pueden volver a estar quietas, pero el lago jamás volverá a ser el mismo. Y eso me pasa con esta serie. Aún así, este episodio me ha recordado todo lo que siempre me ha gustado de la serie. Y lo mejor de todo es que ha estado protagonizado por Arizona, así que doble placer. Eso sí, no esperen nada lesbicanario porque por desgracia no lo van a encontrar. ¡Vamos allá!
Nuestro episodio empieza con Arizona, Jo y Bailey dirigiéndose a una cárcel de máxima seguridad a tratar a una paciente de 16 años que está embarazada y tiene un gemelo acardio. Que en palabras menos rimbomantes significa que la madre tiene dos fetos, pero uno está malformado y no tiene corazón, así que su hermano/a bombea sangre para los dos porque están conectados. Mal asunto porque el feto acardio no tiene posibilidades de sobrevivir y al mismo tiempo está matando al otro feto que está estresado por tener que trabajar por dos.
En fin que esa es la premisa, hay que ir a la cárcel a tratar a la paciente porque esta no puede salir y todas se lo toman de manera diferente. Jo encuentra que es una excelente distracción para su cabeza (que como todos está esperando a ver que pasa con Alex), Arizona piensa que es otra paciente sin más y Bailey está simplemente cabreada porque no le hace ninguna ilusión tener que ir a una prisión a curar a una mala malota. Y es que para la jefaza: «Las cosas no te pasan a ti, tú le pasas a las cosas».
Las cosas son diferentes desde el principio porque para empezar las hacen alinearse en la pared para revisarlas. Bailey tiene miedo porque no sabe que va a pasar. Jo le recuerda que este es el momento en el que les hacían una revisión desnudas en OITNB y casi le da un ataque cardíaco para nuestra diversión. Pero no, ellas son doctoras, así que en eso llega la abogada que tiene mucha experiencia en esas cosas y las pasa, eso sí previa revisión que incluye la pierna prostética de arizona.
Por el pasillo Bailey sufre porque piensa que si se le pierde su credencial se quedará encerrada para siempre y no le creerán que es doctora y cumplirá pena de cárcel por el resto de sus días. Una vez dentro, la doctora a cargo les dice que hay reglas. La primera es que la presa no puede ni debe tocarlas, la segunda que cualquier cosa médica se la deben decir a ella, no a la presa porque pierde los papeles y es peligras y la última que, en caso de que la cosa se complique y el bebé nazca, solo tendrá 24 horas para estar con el bebé y luego vuelve a su celda.
Por fin llegan a la celda en cuestión y la médico a cargo le recuerda a la chica presa que se tiene que comportar. La verdad da un poco de miedo la celda porque tiene cuatrocientos carteles en plan «Peligrosa para la vida». Arizona apoquina y al acercarse se lleva una sorpresa, porque claro no hay nadie ahí en plan «máscarada de Hannibal» sino una chica de 16 años embarazada que al parecer tiene hambre. La doctora le recuerda que hay reglas, que ya comió lo que tenía que comer y ajo y agua. La chica pide más, le dicen que no, Arizona pregunta si no se puede hacer una excepción y pan con lo mismo.
Pasado ese momento las chicas entran en la celda para revisar a Kristen (la presa) esta se lanza en plan vampiro a por la doctora y le rompe un dedo.
Obviamente nuestras chicas se asustan porque ellas de violencia saben más bien poco, (bueno Jo un poco más), pero eso no quita que se quede en shock igual y que les entren dudillas, porque no quieren salir sin dedos del lugar. Igual no saben ni como actuar porque las guardias le ponen esposas en las manos y los pies a Kirsten y ¿eso es legal? Pues parece que sí. La calma la impone la abogada que sabe como relajarla y la deja como la seda, al menos momentáneamente.
Arizona le hace una ecografía y descubren que efectivamente, se puede confirmar el diagnóstico y hay que operarla para separar los fetos. Kristen está feliz porque cree que eso significa que tendrá el bebé y pronto podrá ver a su madre, pues le han dicho que durante el parto le estaré permitido entrar a sostenerle la mano. Pero no, la operación solo es para separarlos así que no existe esa posibilidad y vuelve a perder los papeles. La abogada la calma de nuevo, pero la mandan llamar por otro cliente y se tiene que marchar así que trauma de la vida.
Bailey quiere salir corriendo, pero Arizona insiste en que hay que tratarla y Jo también cree que deberían hacerlo. De hecho, la rubia se sorprende muchísimo por la actitud antagonista de Bailey porque no entiende que no separe su deber como médico de su moralidad.
Al final Arizona intenta mover al bebé manualmente, pero el proceso es complicado y doloroso, así que Kristen no está de buen humor y hace que todo sea mucho más difícil. Entre que todo el mundo está nervioso porque le entre un momento violento y que está esposada las cosas no van bien. Arizona, siempre positiva, intenta conectar con ella contándole que ella tampoco puede ver a su hija siempre. Kristen duda, pero Jo le confirma que la patinadora cuenta la verdad y por ahí se tranquiliza un poco. Eso sí, luego mandan a hablar a la patinadora y se quedan Kristen y Jo solas y hacen migas.
Así descubrimos que Kristen nació en un entorno privilegiado, con una madre que se lo daba todo y era básicamente rica, hasta que metió la pata. Pero ahora espera que su hija Ellie no pase por lo mismo. Mientras tanto Bailey se topa con otra enferma que necesita ayuda y aprovecha para tratarla y toparse de frente con lo que es la falta de medicamentos y recursos que tienen las presas.
Arizona por su parte habla con la madre de Kristen que fue la que le pidió hablar. La patinadora se pone super contenta porque sabe que Kristen quiere hablar con ella y de inmediato le informa que todo el mundo está bien, tanto la bebé como su hija y le pregunta si quiere que le de algún mensaje. Pero la madre no quiere que sepa que está ahí, de hecho no quiere verla para nada. Solo está ahí por la bebé porque piensa recogerla y llevársela para nunca más volver.
Arizona está en shock cuando vuelve y le cuenta todo a Bailey y Jo. Ninguna de las tres puede creer lo que está pasando, pero deciden no decirle nada a Kristen porque temen que se desmadre la cosa. El tratamiento empieza y la cosa es que Kristen se tiene que quedar quietísima, así que Arizona hace todo lo posible por irle explicando todo lo que está haciendo para que le quede claro y esté tranquila.
Kristen empieza a hablar sobre que no quiere decirle a la peque cuando sea pequeña que tenía una hermana vampiro y demás y las caras de la gente son un poema, sobre todo la de Arizona así que la presa registra que hay algo mal y se pone nerviosa y se arma la de las diosas porque se mueve y al final la bebé va a nacer y ya no hay nada que pueda detenerla.
Arizona sube a informarle a la madre de Kristen que está a punto de tener el bebé. Le dice que está preguntando por ella y que podría entrar a acompañarla durante el parto pero ella se niega en redondo. La patinadora le recuerda que es su hija y la necesita porque está de parto. La mujer solo responde que Kristen se ha convertido en un persona que ella ya no conoce y que la bebé hará mejor en no conocerla.
Kristen se va poniendo cada vez más nerviosa porque no entiende que su madre no esté con ella, encima se auto lastima con las esposas y tiene contracciones y la cosa se complica. Jo no puede más con su alma y le cuenta la verdad, que su madre está ahí abajo pero no quiere verla ni estar con ella.
Kristen no lo entiende y empieza a llorar, primero quiere creer que es mentira, que están impidiendo que su madre entre y la cosa se va complicando a medida que pasa el momento. Y a mí se me encoje el corazón hasta límites inexplicables cuando dice: «No hay ninguna mamá que no venga a darte la mano cuando nace tu bebé» y es todo super triste.
Bailey entra en acción y le da la mano y le dice que todas están con ella, luego le pide a la encargada que por favor le quite las esposas un momento porque ya le sale sangre por las manos y con algo de reticencia pero al final lo consigue.
Al final todo sale bien y la bebé está a salvo. Arizona le dedica una sonrisa super mágica de las de ella para que la suerte le sonría y vemos unas escenas super duras y tristes en las que Kristen se despide de su hija pidiéndole que se acuerde de ella.
Yo lloré mucho cuando Jo la abraza y la intenta consolar contándole la vida genial que va a tener su bebé en esa casa grande, en la escuela de chicas, con dinero, amigos, coches y extrañándola toda la vida pero bien.
Al salir, las chicas le pregunta a la guarda que pasará con Kristen ahora y ella les cuenta que, pasados uno o dos días volverá a su celda de seguridad a cumplir su sentencia de por lo menos otros 20 años de cárcel. Bailey sufre porque tiene apenas 16 años y su sentencia es más larga que lo que ha vivido hasta el momento. Vamos que esperanza poca para ella.
La guarda se las queda mirando y le pregunta si quiere saber lo que hizo para terminar ahí. Pero Bailey responde que no, prefiere no saberlo y se van.
Al final vemos a Arizona presentarle los hechos a la madre de Kristen mientras le echa miradas asesinas. La mujer no puede más y al final le pregunta si tiene algo más que añadir y Arizona no se corta un pelo al preguntarle: «¿Si esta comete un error la vas a abandonar también?
Y todo es triste y oscuro cuando las tres vuelven al coche. Bailey le dice a Jo que tenía razón, que hay veces en que la vida sí que te pega y de paso les cuenta que Alex va a llegar a un acuerdo y entrar en la cárcel y la cosa va a peor y así señoras terminamos el episodio de Grey.
Yo como les conté lo disfruté mucho, y eso que lloré como tres veces, pero me gustan estos episodios en los que no te pones a pensar y a comerte la cabeza. ¿Y si fuera tú hijo? ¿Qué harías? ¿Cuando es normal no querer saber nada de tu propio hijo? ¿Qué tendría que hacer un hijo tuyo para que hicieras algo así? ¿Tiene razón la madre? ¿Tiene razón Arizona? Todas estas las he mascado yo este fin de semana. ¿Y ustedes? ¿Qué pensaron del episodio?