En el resumen anterior dejábamos a Celia metida entre rejas sin saber muy bien el porqué. La verdad es que la señorita pasa poco tiempo ahí y se obceca por llevar a cabo una misión que no sabemos muy bien cómo va a salir, pero no voy a desvelar más cosas. Veamos qué ha ocurrido con nuestra maestra favorita.

Celia en la cárcel

Celia está en la cárcel. Velasco va a verla y a interesarse por ella. El inspector le pregunta que por qué se ha unido a las demás para cometer semejante barbaridad y ella le dice que no tiene nada que ver, que ella no sabía lo que iba a pasar, que es inocente. Velasco no es tonto y sabe que la está mintiendo, de ahí su cabreo. Además, le hace saber que sus hermanas están muy cabreadas con su actitud, pero que van a hacer todo lo posible para sacarla de ahí. También le comenta que el juez que lleva su causa es progresista y que la puede dejar libre a cambio de una multa y si pide perdón por escrito. Eso no le gusta a la maestra y le hace saber al inspector que no se arrepiente de lo ocurrido.

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Cata acude a la comisaría para ver a Celia. Velasco la envía para convencer a Celia para que firme la declaración. Celia le dice que si simplemente ha ido a eso, que se puede dar media vuelta y largarse. La costurera juega una última baza, las hermanas, pero sigue sin colar. Celia no quiere que ellas sufran por su culpa pero pide que respeten sus ideales. Cata le dice que la necesitan fuera; “nuestra causa NO necesita MÁRTIRES, sino LUCHADORAS”. Al final acaba dándole su apoyo.

A la mañana siguiente, Celia ya está en casa Silva. Salvador está con ella en el comedor, se disponen a desayunar. La maestra al ver la mesa con los alimentos, se da cuenta de que está hambrienta. Antes de hincarle el diente al bizcocho de Elpidia, se preocupa por el estado de salud de sus sobrinas, recordemos que habían vuelto a recaer. También les da las GRACIAS, tanto a él como a sus hermanas, por apoyarla a pesar de haberlas mentido. Benito se alegra de ver a la señorita Celia y le planta un súper abrazo que no ve venir. El chaval le dice que sin ella, los estudios no son lo mismo, por lo que Celia saca su vena maestra e intenta que se pongan manos a la obra para no perder más tiempo, pero Benito prefiere desayunar primero.

Celia acude a la Villa de París para ver a su amiga Cata, ésta se alegra de que esté libre y la maestra le da las gracias, si no hubiese ido a verla y convencerla para que pidiera perdón, todavía estaría encerrada. La costurera aprovecha la visita de su amiga para ponerla al día, la usurpadora también ha estado en la cárcel por haber matado a su marido y la prensa se ceba con ella, la condenan antes de tiempo. Celia cree que es una injusticia lo que están haciendo con ella y le hace ver a su amiga que las personas que la van a juzgar son HOMBRES, los cuales, no van a sentir lástima por ella. Por eso se le ocurre que la mejor forma de poder ayudar a Úrsula es que en el jurado se incluyan a mujeres; la va a convertir en una “causa sufragista”.

Cata llama a Úrsula para que acuda a la tienda; cuando entra y ve a Celia no le hace ninguna gracia. La maestra le brinda su apoyo; le da una posible solución; le explica que se puede convertir en la abanderada de las sufragistas; tienen que hablar con la prensa, hacer manifestaciones y hacer que el máximo número posible de personas se entere de la causa. La verdad es que es una buena idea, pero la usurpadora no está por la labor.

Celia acude a casa de los Lechugas (Gabriel y Úrsula). La usurpadora le pide disculpas por la actitud que tuvo la última vez que se vieron. La cuestión es, después de hablar con su marido, se ha pensado la propuesta de Celia y acepta, pero le deja bien clarinete que ella NO QUIERE SER ABANDERADA DE NADA NI NADIE, lo hace porque no quiere morir.

Maestra y alumno están merendando en el Continental. Benito le quiere decir algo importante a Celia, es decir, que está hasta las trancas por ella, y como las palabras no le salen, decide pasar a la acción e intenta plantarle un morreo a Celia, ésta, que tiene unos reflejos que más de un@ quisiéramos, lo para a tiempo. ¿Qué esperabas, chaval? ¿Llegar y besar el santo? (nunca mejor dicho) Pues NO. ¡Esos labios sólo tienen una dueña y se llama AURORA ALARCÓN! Frente a la negativa de la maestra, el chaval le echa en cara que sólo piensa en la causa sufragista y coge y se pira todo indignado (A ver, elemento, pues claro que Celia piensa en eso, ¿no ves que es ahí donde están las mujeres? ¡Que CELIA es BOLLITO! ¡Es donde puede ligar!)

A la mañana siguiente, Celia baja a desayunar y está Benito. El crío sigue cabreado, Celia insiste en seguir implantándole clase, pero éste no quiere. Ahora no quiere ser ni su amigo ni nada.

En Villa de París, Cata y Celia están hablando con uno de los cuñados de ésta última (sigue siendo su cuñado, ¿no? A todo esto, ¿Celia lo sabe?) que me distraigo… están contándole lo que quieren hacer con el juicio de Úrsula, al abogado le parece una buena idea, pero les dice que es muy difícil que se pueda llevar a cabo, ya que para ser jurado se han de cumplir una serie de requisitos y , por desgracia, ninguna mujer los cumple, por lo que les recomienda que lo mejor que pueden hacer es que intenten que tenga una buena opinión pública.

Por lo que la maestra se enfila a casa de los Lechugas, su intención es escribir un artículo en el que se cuente lo ocurrido en el asesinato de Damián, que la gente se de cuenta de lo que ha tenido que pasar para llegar al extremo que llegó y vean que es una víctima y no una asesina. Al final, Úrsula accede y se lo cuenta todo.

Al día siguiente, Celia vuelve a casa de Gabriel y Úrsula para hablar con ellos, ella no está, cosa que Celia agradece, porque lo que ha ido a contarles prefiere que por el momento no se entere. Le dice a Gabriel que el periódico se niega a publicar el artículo. Éste aluciflipa, pero opta por acudir él mismo al medio para que la entrevista sea publicada.

Las amigas han quedado en el Ambigú para ponerse al corriente. La costurera está preocupara por su jefa, dice que ha cambiado. Todavía no sabe que no se va a publicar la entrevista. A Cata le gusta que Gabriel luche con uñas y dientes para conseguir que el periódico le haga caso: “Los sacrificios que hace uno por amor”. De repente aparece el lechugas y les da las buenas nuevas, al final el artículo va a ser publicado. Celia se alegra, pero enseguida le desagrada la forma en que ha sido conseguido, y es que Gabriel ha sobornado al periodista. Al final se alegra porque el texto se va a publicar íntegro.

Salvador está que se le llevan los demonios, está súper cabreado con Benito. Por lo que dicen, el chaval le ha reventado un coche y su posterior venta, claro está. Celia intenta defenderlo y Diana la apoya, ambas creen que Benito es un buen chico, pero ¡FLIPAD! ¡ESTÁ EN LA CÁRCEL! Le están sacando más partido en estos días que en dos años de emisión.

Pues así acaban las cosas. Benito en la cárcel y Celia un tanto mosca con Diana porque apoya a su marido en la idea de echar a Benito de casa. ¿Qué os está pareciendo que Celia esté defendiendo a Úrsula? Yo creo que se les están yendo la trama de las manos, pero bueno, esperemos que para lo poco que queda sepan encauzarlo correctamente.