La semana pasada en Seis Hermanas lo dejábamos con los métodos de Gabriel para que publicaran el artículo de Celia en prensa sobre Úrsula.

Empieza la semana con Gabriel y Celia en el Ambigú. Él está leyendo el artículo de Celia en el periódico y la maestra se interesa por saber su opinión; el lechugas piensa que el artículo está muy bien pero que no es suficiente, necesita que la cosa vaya más rápida, y piensa en sobornar al juez. Celia está absolutamente en contra y acaba convenciéndolo para que no lo haga.

Bruna (¡cuánto tiempo sin verte el geto!) se encuentra con Celia en el Continental, ella se está informando de cómo está el país por la prensa. Sin invitación ni nada, coge la tipa y se sienta con la maestra. Ésta, no quiere saber nada de la canaria después de cómo se comportó con ella y la cantidad de barbaridades que le dijo la última vez que se vieron. Celia está esperando a Cata, cosa que a Bruna le importa un mojón y ella sigue a lo suyo. Su objetivo es que Celia le cuente TODA LA VERDAD sobre su marido, sospecha que es diferente a los demás (muy desencaminada no va, no). Como no consigue lo que quiere, “amenaza” a Celia con NO IRSE hasta que se lo cuente todo. La maestra le dice que no quiere montar un escándalo y le ruega que se vaya. La canaria “descubre” lo de Velasco atando cabos con el pasado de su historia en común con Celia, el “intento” de boda que tuvieron… En eso que llega Cata y le “salva el culo” a Celia, ya que, amablemente, echa a Bruna.

Celia acude al despacho de Federico y le advierte que a Bruna sólo le queda confirmar sus sospechas sobre la verdad que éste oculta. Le dice que la ha interrogado, pero ella ha esquivado con agilidad las diferentes preguntas, pero que no va a parar hasta descubrirlo. A Federico «se le ponen de corbata”, ¡su mujer NO se puede enterar de NADA! Celia le aconseja, que lo mejor que puede hacer, es confesárselo.

Celia: ¿Y qué pretendes, seguir así, para siempre?
Velasco: No tengo otra opción. Si Bruna se entera de la verdad, se avergonzaría de estar casada con alguien como yo.
Celia: A veces, cuando hablas así, me da la sensación de que eres tú el que se avergüenza de ti mismo.
Velasco: Viviendo en este mundo, a veces sí, no lo voy a negar.
Celia: Ni en un millón de años, Bruna encontraría a alguien mejor que tú.
Velasco: eso es lo que tú piensas, pero no creo que ella estuviera tan de acuerdo.
Celia: Yo entiendo que no le quieras hacer daño, Federico… Pero NO PUEDES SEGUIR ASÍ PARA SIEMPRE. Temiendo que se sepa la verdad.
Velasco: Sí, sí puedo. Porque si Bruna se entera, será mi final; pero no el de mi  matrimonio, el de MI CARRERA. ¡Qué sería de mí si no tuviera esto! (mirando el despacho) Me lo arrebatarían, Celia. Si se hace público que me gustan los hombres, ¡SE ACABÓ!
Celia: Te diría que no es verdad, pero yo también he pasado por eso.

Con la excusa de “defender” a Úrsula, ésta y Celia se han hecho amigüitas y están en el Ambigú. La maestra le cuenta lo ocurrido con Bruna y lo que le ha dicho a Federico. Celia opina que lo mejor es actuar con normalidad y ser escuetas en palabras y actos para que la canaria no sospeche más. La maestra le propone que la siga manteniendo en su inocencia hasta que Federico se arme de valor y “confiese”. Ahora a lo importante, al tema que las une, el juicio de la usurpadora. Celia ha hablado con el Presidente del Tribunal que la va a juzgar y no trae buenas noticias. Úrsula está cansada de las buenas palabras de Celia y, así, en caliente, la manda a freír espárragos.

Celia y Cata en el Club Social (¡Cuánto tiempo!) La maestra ya no sabe qué más hacer para poder ayudar a la usurpadora, y la costurera tampoco. Su jefa ya ni acude a la tienda a trabajar por culpa de algunos clientes. Cata le chismosea a Celia que Benito ha ido a la tienda y la ha invitado a algo. La maestra le dice que tenga cuidadín, que Benito todavía es un bebé y ¡¡alaaaaaaaa!! ¡¡Le suelta una jartá piropos a la niña!! :O Celia da por hecho que Cata le ha dicho que NO ha aceptado la invitación y se sorprende al descubrir su error. Le vuelve a aconsejar que tenga cuidado.

Cena familiar en casa Silva. Salvador, Diana, Blanca, Tristán y Celia. Diana se interesa por la vida de su nuevo cuñado, hablan de dónde ha estudiado y vivido (Granada y Tetuán, respectivamente) y las diferentes culturas que allí residen. Luego hablan sobre el negocio de Salvador. El pobre bigotes no ha cenado nada de nada, ni la sopa, ni el asado de cerdo y, para colmo, de postre, mantecados. Ya en el salón con los postres, la conversación se centra en la maestra. Sale a relucir el tema sufragista y el juicio de Úrsula, lo que crea controversia entre Diana y Celia.

He mencionado los platos de la cena porque Tristán es JUDÍO y claro, no come cerdo. ¡¡¡VERÁS CUANDO SE ENTERE BLANCA!!! (Si es que no lo sabe ya, que no creo).

Celia visita a Cristóbal en su despacho, al parecer, va a desearle suerte. ¿Para qué? No lo sé, pero por algo relacionado con las empleadas de la relojería y su manipulación del Radio. Celia compara la lucha del médico con la suya propia y acaba diciéndole el himno sufragista al médico: “Marchemos. Desfilemos como fuésemos una. Hombro con hombro. Amiga con amiga”.

La maestra va a ver a Cata a la Villa de París. Ésta se sorprende al verla, la hacía en el Teatro real con Benito y se interesa por la “cita” con el bebé. Resulta que han ido a comer a un restaurante de lujo y a Cata no le ha molado nada. Da por hecho que no van a volver a salir.

Celia: A parte del restorant, ¿qué tal con Benito?
Cata: No lo sé. No lo sé, estaba más pendiente de… de los camareros y del resto de comensales.
Celia: ¡Vamos, que no te gusta!
Cata: No lo sé. Es que es la primera vez que salgo con alguien.
Celia: Ya.
Cata: Digo yo que eso será algo que se aprende a reconocer con el tiempo, ¿no?
Celia: (suspiro) No lo sé, Cata. No creo que se aprenda con el tiempo, creo que o lo sabes, o no lo sabes.
Cata: ¿Y eso cómo se sabe?
Celia: ¡Pues lo sabes! ¡Y lo sabes desde la primera vez! Cuando lo sabes es obvio, y cuando no lo sientes lo peor que puedes hacer es forzar las cosas.
Cata: Pero yo no quiero forzar las cosas.
Celia: Lo que te quiero decir Cata es que, cuando alguien te gusta la atracción que sientes es tan intensa que… ¡que se te olvidan los camareros. Los nombres de los vinos se te confunden y da igual si estás comiendo caviar que gachas!
Cata: Eso yo no lo siento por Benito.
Celia: No importa. Si no es Benito ya aparecerá alguien que… que te absorba y con el que te olvides de todo.
Cata: Ojalá.

Al final del día, Celia se reúne con Úrsula en el Ambigú. Por lo que parece, la madre de Damián ha soltado perlitas por su bocaza y han sido publicadas en la prensa. Úrsula está súper mosqueada y le pide ayuda a Celia. Ésta le aconseja que no haga nada, ya que se pueden invertir las tornas y perjudicarla todavía más. Se ha de centrar en su defensa. Al decirle esto, la usurpadora se cabrea y se pira dejando a la maestra más sola que la una.

Al día siguiente, Celia vuelve al Ambigú, pero esta vez está acompañada por Gabriel. Resulta que el lechugas ha ido a sobornar al juez para que incluyera mujeres en el jurado, pero no ha colao. Celia se indigna y le hace ver que ha obrado mal, que espera que el juez no lo publique, ya que añadirían más cargo contra la usurpadora. Al final, Gabriel acaba dándole las gracias a la maestra y reconociendo que se ha equivocado.

Velasco está desolado, su mujer POR FIN SE HA ENTERADO de su secreto. Celia acude para consolarlo, como BUENA AMIGA que es. La maestra le dice que hable con Bruna, pero ésta ha tardado cero coma en hacer la maleta y desaparecer. Celia siempre saca el lado positivo de las cosas y le dice a Velasco que ya NO tiene que FINGIR más y se ofrece para ayudarlo en lo que necesite.

Celia está tomando café tranquilamente en el Ambigú (pasa más horas ahí que en su casa) cuando entra Gabriel. Bruna se ha vuelto para las islas. Gabriel pasa como de comer mierda de Federico porque lo que realmente le preocupa es el juicio de su mujer, que va a ser en tres días. Al final, el jurado será íntegramente de hombres y con gran perfil conservador. Pero Celia no se rinde y seguirá luchando hasta el final.

Celia en casa ¡¡POR  FIN!! Está leyendo un libro cuando entra Salvador más contento que unas castañuelas. Resulta que es su aniversario de bodas y le ha comprado un regalito a Diana y “preparado” una súper cena. Pero Celia, en su línea, le chafa la fiesta porque ha invitado a unas cuantas compis sufragistas a merendar en casa. Hablan sobre el motivo de la reunión, el juicio de Úrsula, y acaba discutiendo con su cuñado para después largarse.

Pues esto ha sido todo esta semana, queda pendiente saber qué pasará al final con el juicio de la usurpadora y si Cata va a volver a tener una “cita” con el bebé, digooooo… Benito. La trama de Celia es de las más aburridas que he visto en mucho tiempo, pero aquí estamos al pie del cañón para no perdernos nada de nuestra querida maestra. ¡Hasta pronto!