En el anterior resumen confirmábamos que Celia y Cata están juntas y Benito lo sabe y chantajeaba a la costurera… ¿Qué habrá pasado esta semana? Pues vamos a verlo.

Cata está preocupada porque lleva días abriendo la tienda tarde. Es normal, muchas de esas veces era porque por la noche estaba entretenida con Celia en la cama, más que comprensible (jijiji) pero me da la sensación, que esta última noche no ha podido pegar ojo por la amenaza de Benito, ya que “hoy” es cuando han quedado en la habitación de ella para cumplir los “deseos” del bebé. A todo esto, Cata no se lo quiere contar a Celia, pero ésta no es tonta y sabe que algo le pasa a su compañera.

Al final Cata le cuenta una medio verdad a Celia; le dice que su casera le ha llamado la atención y que es mejor que se busquen otro lugar para sus encuentros, por lo que pueda pasar. Celia lo entiende y la tranquiliza, ella se encargará de buscar otro sitio. La maestra quiere comer con ella, estar en un sitio tranquilas y solas, aunque no puedan dar rienda suelta a la pasión, se conforma con pasar el tiempo con ella. La costurera le da largas, Celia insiste, si no es a comer, a cenar, pero Cata sigue con la negativa, Úrsula quiere hacer inventario y no sabe cuándo acabará. Celia no es tonta y sabe que hay algo que no le quiere contar. Al final Cata le da un beso y le dice que se verán al día siguiente. La maestra parece que se queda contenta.

Celia está con Velasco tomando un café en el Continental. El inspector le está contando las últimas andaduras del bebé y Celia tiene la cabeza en otra parte, más concretamente, en la Villa de París. Velasco se da cuenta y le pregunta si le pasa algo. Ella le dice que no puede parar de pensar en la costurera, siente que se está enamorando, pero es un amor distinto al que sintió con Aurora, más maduro y pausado. Ella le da las gracias porque sin su ayuda no habría podido dar el paso definitivo a dejarse llevar y dar rienda suelta a sus sentimientos, y también por darle la idea de escribir la novela de su amor con Aurora, le hace bien a ella y la motiva a seguir adelante. Federico echaba de menos ver así de bien a su amiga.

Mientras Celia está tranquilamente con Federico, Cata está en su habitación esperando la llegada de Benito. El bebé se ha convertido en un auténtico cabronaco. Se ha instalado en la misma casa de huéspedes para tenerla controlada. Cata intenta zafarse de él, pero le es imposible. Benito tiene las ideas muy claras y va a lo que va. El muy CERDO le da a elegir entre él o ir a la cárcel, por lo que ella no tiene más remedio que “quedarse” con él. (Guionistas, ¿una ballesta para cargármelo? Gracias).

Después de que Benito se saliera con la suya, vemos a Cata cómo intenta huir de su propia habitación, pero el bebé la detiene. Ella insiste en que no puede ausentarse por más tiempo de la tienda, necesita el trabajo, pero Benito vuelve a amenazarla. Le dice que no querrá que su jefa reciba una carta contándole su oscuro secreto. La costurera piensa que con someterse a él una vez es suficiente, pero el CERDO tiene la última palabra y es quien decide cuándo termina su silencio.

Al final, Cata llega a la Villa de París. Su jefa le echa la bronca pero se le pasa en un suspiro, está sufriendo un aborto y, ahora mismo, Cata es la única que la puede ayudar. Una vez la ha asistido, le dice que no se lo puede decir a nadie, recordemos que estaba en la calle porque estaba embarazada y por eso le concedieron el indulto. Si se enteran que ha perdido la criatura, vuelve de cabeza a prisión.

Celia recoge a Cata de su “casa” antes de que ésta acuda a la tienda para empezar la jornada. La maestra está contenta y le propone ir a desayunar, Cata declina la oferta, el día anterior no tuvo un buen día y está algo cansada. Celia, para motivarla, le da una gran noticia. Blanca está buscando vestido para su fiesta de compromiso con Tristán y no encuentra nada que le guste, Celia, sabedora de los diseños de su novia, le enseña a su hermana el que le regaló y a ésta le gustó. La sorpresa es que han quedado por la tarde en el Club Social con ella para que le muestre más diseños. A Cata le hace mucha ilusión y Celia se alegra por ello, al menos la ve sonreír, y eso le agrada y la deja más tranquila.

Cata está retocando su diseños cuando hace su aparición por la tienda el CERDO. Le exige que se vean esa misma tarde en su habitación, la costurera le dice que no puede, tiene una reunión muy importante con las hermanas Silva. Al bebé le hierve la sangre al escucharlo y le EXIGE que deje de ver a Celia para todo lo que le queda de vida. Él acudirá al encuentro, y si ella no está, cumplirá su amenaza de contarle a sus padres la clase de vida que lleva en la capital. (¿Este personaje por qué sigue existiendo?)

Celia llega a la Villa de París para acompañar a Cata a su reunión con Blanca. Al entrar, va derechita a darle un beso en la mejilla a su novia, la cara de Cata es de poco amigos. La costurera le echa en cara que haya acudido tan pronto, Celia lo único que quería era estar un tiempo a solas antes de la reunión. La maestra ve los papeles arrugados en la mesa y le pregunta qué ha pasado, a Cata no le gustaban los bocetos y los ha desechado. Celia lo atribuye a los nervios, ella también ha descartado muchos artículos antes de escribir el bueno. Al final, Cata le dice que no quiere ir a la reunión, que no quiere que la juzguen y también le pide que dejen de verse.

Celia no está para nada de acuerdo con lo que ha dicho Cata. Ésta quiere vivir una VIDA NORMAL. Celia le hace ver que lo que sienten es NORMAL y que también tiene miedo por lo que pueda pasar, y le dice que los miedos están para superarlos. La maestra le coge de la mano y la costurera le pide que no la vuelva a tocar NUNCA MÁS. Celia no quiere hacerse a la idea de que esto es el fin, por lo que le pregunta si todo lo que le ha dicho en el pasado sobre sus sentimientos es mentira, si es así, agacha las orejas y la deja escapar. Cata se lo confirma, con una cara de que no se lo cree ni ella. Celia “lo acepta”, recoge sus cosas y se despide con un “HASTA SIEMPRE”. En ese momento, Cata hace pucheritos.

Más tarde, Cata llega tarde a trabajar por culpa del CERDO y le cae una reprimenda de su jefa. Le dice que no le va a dar más horas libres. Úrsula sigue encontrándose mal debido al aborto. La costurera cree que la va a despedir. La usurpadora sólo lo hará si se va de la lengua.

Al final del día vemos a Celia en el despacho de Velasco. Ésta le ha contado lo que le ha pasado con Cata y no sabe cómo actuar. El inspector le aconseja que le de unos días de tregua y verá como Cata ha cambiado de opinión. Ella no lo cree, la vio muy convencida y segura de todo. Le confiesa que para ella el AMOR siempre ha sido complicado. Pocos momentos de rayos de luz para tanto tormento a su alrededor. No está segura de nada.

A la mañana siguiente, Blanca sale de la casa familiar cuando se encuentra con su hermana Celia. La rubia le dice que va a misa, que si le acompaña (como si no tuviese otra cosa que hacer, ¡no te digo!). La maestra le dice que no puede, que va a escribir, de echo viene de comprar papel. Blanca le pregunta que si pasó algo la tarde anterior, ya que las estuvo esperando para ver los diseños de Cata. Celia le da una excusa, problemas en la tienda. Para Blanca, esa reunión también era una excusa para conocer un poco mejor a la amiga de su hermana. Parece ser que de verdad ha cambiado y quiere ver a Celia feliz. Se ha dado cuenta que habla mucho de ella, como cuando empezó su relación con Aurora. La maestra le hace un resumen de la situación y la rubia le aconseja que hable con ella y averigüe qué es lo que ha ocurrido para su cambio de actitud.

Por otra parte, Cata va caminando tranquilamente por la calle cuando Benito la increpa. Ha ido a la habitación y no estaba, ella le dice que tiene que ir a la tienda a colocar unas telas nuevas que han recibido, él parece que lo acepta. Se acerca a darle un beso y Cata lo rechaza. Benito se lo toma mal, pero “pasa”. Le ha comprado un obsequio y se lo da. Es una cadenita. Hace el intento de ponérsela y Cata se niega. Le increpa en su actitud. No puede pretender tratarla como si fueran novios y luego forzarla. Al bebé no le ha sentado nada bien y hace el amago de levantarle la mano. Cata le da alas, le dice que si es hombre que la pegue en la calle. Por fin le planta cara como es debido. ¡¡¡OLE CATA!!! (plas, plas, plas)

Celia hace caso al consejo de su hermana Blanca y acude a la Villa de París para pedirle una explicación a Cata. Ésta se encuentra en la trastienda y cuando ve a la maestra le recrimina qué hace ahí, le dijo que no la quería ver NUNCA MÁS. La maestra, lo primero, le echa en cara el desplante que tuvo hacia su hermana, la estuvo esperando y no se presentó. Debido al cambio de actitud de la costurera, a Celia no le ha quedado más remedio que contárselo a su hermana. Y, por último, le vuelve ha pedir una explicación del por qué ese cambio tan repentino, si hay algo que le oculta, que se lo cuente, seguro que la pueda ayudar. Cata se mantiene en sus trece, no suelta prenda del chantaje a la que le tiene sometida Benito. Celia le exige que la mire a los ojos diciéndole que no la quiere ver más, le coge la cara y se la gira para que la mire y, justo en ese momento, entra la maliciosa de Marina. Debido a la interrupción, Celia decide abandonar la estancia sin poder hablar con Cata.

Por la noche, vemos a Cata dormir tranquilamente en su cama cuando, de repente, Benito entra echo un basilisco apestando a alcohol y echándole en cara a la costurera que ha visto a Celia. (¡¡Tiene un ostión bien grande!!) Para colmo, la obliga a asearse y ser cariñosa con él después de amenazarla con “como la vuelvas a ver, no lo cuentas” ¿¿¿Peeeeeeeeeeeeeeeerdona??? ¿Pero tú quién te crees que eres? De verdad, de verdad, DE VERDAD… ¡¡¡Qué ganas de cargármelo!!!

Celia acude toda preocupada a desahogarse con Velasco a su despacho. Le comenta que en vez de darle respuestas, sólo esquivaba sus preguntas. La maestra tiene la sensación de que Cata le oculta algo (no vas para nada desencaminada). Federico le aconseja que no vuelva a hablar con ella, cree que no es bueno atosigarla, pero Celia no quiere, piensa que la costurera pueda tener problemas y pueda necesitar su ayuda. La maestra le pide a su buen amigo que si puede seguirla, a lo que él se niega rotundamente, por lo que decide ser ella misma quien la siga. (Esto va a parecer una peli de detectives privados, jijiji). Celia está decidida, ¡manos a la obra!

Cata llega a su habitación y, ¿a que no sabéis quién la está esperandooooo? Pues sí, EL CERDO. Le pregunta qué tal le ha ido el día, que se lo tiene que contar como NOVIO suyo que es… (¿¿Me he perdido algo?? Porque que YO sepa, este “algo” es un VIOLADOR Y MALTRATADOR, NO su NOVIO) (Me hierve la sangre). La costurera le deja clarinete que NO son ni NOVIOS ni AMIGOS, que está ahí porque la obliga. Ahora resulta que el guarro este quiere que “sus citas” sean más románticas, ¡que es un sentimental, dice! El chaval empieza a besar a Cata cuando… CELIA ABRE LA PUERTA Y ¡ZAS!

Ésta queda ojiplática. Le dice a Cata que se lo podría haber dicho. Benito la echa y la maestra se va. (¡¡¡Pero no te vayas!!! ¡¡¡Que la va a seguir maltratando!!!) Cata llora y el bebé se mosquea…

Celia está en el salón de su casa escribiendo como una loca. Llega Diana y le comenta que le han dicho que lleva ahí sentada toda la tarde, le dice que no ha tenido un buen día. Pregunta por su hermana Elisa, resulta que está con fiebre. Diana quiere saber qué le pasa a su hermana, sabe por su cara que algo sucede, no tiene su cara de felicidad de cuando escribe. Celia le cuenta que ha seguido a Cata, que ha entrado en su habitación y la ha visto besarse con él. No acaba de entender la situación; la costurera tomó la decisión de dejarlo, buscarla a ella y ahora esto… Sabe que algo más pasa y necesita saber qué es.

A la mañana siguiente, Cata está esperando a Celia en la puerta de su casa. La maestra sale, la costurera quiere darle una explicación de lo que vio ayer, pero Celia ya sabe qué es lo que pasa. Cata insiste, no es lo que ella imagina. Celia le dice que le podía haber dicho que había vuelto con el bebé, no pasa nada, es su vida, así que le dice que lo mejor es que no se vean más. Se da media vuelta para irse cuando Cata explota: “¡¡Benito me está chantajeando!!”. Celia flipa. Cata, ya que se lo ha dicho, lo suelta todo de corrillo: las sorprendió sin ellas darse cuenta; amenaza con airearlo y contárselo a los padres de la costurera… La pobre creía que con ceder una vez era suficiente, pero no es así, el CERDO no se cansa nunca y Cata no sabe cómo pararle los pies. Celia ata cabos, fue Benito quien la prohibió que siguieran viéndose y le echa en cara que no se lo contara en su momento. La maestra se ofrece en ayudarla en todo lo que pueda, pero nada más. Con lo que le costó dar el paso, ahora no se siente preparada, sobre todo porque la costurera no ha confiado en ella.

Celia acude a pedir ayuda a su más que fiel amigo, Federico. Éste le dice que Benito ha cometido un delito pero no puede hacer nada si no es la misma Cata quien lo denuncia. Celia sabe que no lo hará, no quiere que su familia se entere de sus “inclinaciones”. Le propone al inspector que hable con él, después de todo, es el único que le puede cortar las alas. Esperemos que le haga entrar en razón y deje en paz a Cata. Federico le pregunta a Celia si, ahora que sabe lo que pasaba, han solucionado las cosas entre ellas y vuelven a estar juntas, a lo que Celia le contesta que no. No le tiene confianza y además, cree que va a estar toda su vida ocultándose, y ella no quiere ser una cangrejito y volver hacia atrás.

Velasco: Así que ayer estabas ilusionada con la idea de empezar algo con Cata y hoy no quieres volver con ella… Muy lógico todo.

Celia: ¿Tanto te cuesta entender que desconfíe de ella?

Velasco: Simplemente digo que tu reacción es un poco desmedida.

Celia: Ayudaré a Cata en todo lo que sea necesario, pero eso no significa que quiera volver con ella.

Velasco: ¿Por qué? Sigue gustándote, eso… eso no ha cambiado de un día para otro. Además, tú también pasaste por ese pánico.

Celia: Y me enfrenté a ello. Y ya pasó. No quiero vivir lo mismo una y otra vez. Así que no sigas.

Velasco: Celia, si le das la espalda ahora, seguramente Cata no supere sus miedos; se sentirá sola, desamparada. ¿Qué habría sido de mi sin tu ayuda? ¿O de ti, sin la ayuda de Aurora? Sé comprensiva con ella. Ponle las cosas más fáciles.

¡¡Toma YA!! En estos momentos, ¿qué sería de Celia sin la ayuda de Federico?

Cata está en la trastienda arreglándola un poco cuando entre Celia. La maestra le cuenta que Velasco ha hablado con Benito y le ha dicho lo qué le pasará si no deja de chantajearla, así que la costurera ya no tiene que preocuparse por ese tema. Ésta siente un gran alivio. Celia, además, le pide perdón por su comportamiento de la mañana. Le hace un micro resumen de lo que ella vivió, cuando tenía miedo a perderlo todo, y se presta, si la costurera quiere, a ayudarla en ese trance con su ayuda y compañía. Se prometen que a partir de ahora, no va a haber más mentiras y se dan un abrazo.

Bueno, pues esto ha sido todo…. La verdad es que ha pasado de todo, parece ser que a Benito al final se le ha acabado el chollo del chantaje, pero miedo me da lo que se le pueda pasar por la cabeza de ahora en adelante. ¿Qué os ha parecido a vosotras esta situación? Estaría bien que les dieran un poco de tregua y tranquilidad a las chicas, ¿no? Ahora sólo queda esperar al próximo resumen para ver qué pasa.