¿Alguna vez han tenido la sensación de que todo el mundo a tu alrededor entiende un chiste local que captan todos menos tú? Pues esta es la mañana de Maia Rindell, solo que el chiste local es ella misma. Todos a su alrededor parecen saber algo sobre ella, pero la pobre pelirroja no se entera muy bien de qué hablan hasta que Marissa resuelve sus dudas: Maia es la nueva sensación del internet. No, no tiene un video en donde es interrumpida por sus chiquillos a media entrevista, más bien un perfil de twitter falso que está haciendo de las suyas. Pero  ¿Qué clase de Millenial respetable eres si no te has vuelto viral en internet? Bienvenidas, Lesbicanarias, a un episodio más de su serie favorita The Good Fight.

Maia confundida

Aquí una dosis de realidad, ser famoso no es necesariamente el sueño de toda abogada en ascenso y para Maia su doppelgänger virtual está resultando más bien un dolor de cabeza que twittea sobre velas aromáticas y “hacérselo a su novia”. Momento, ¿El perfil falso de Maia Rindell es Lexa de The 100?

Maia sugiere que la mejor manera de atacar a tus trolls virtuales es plantarles cara, o más bien coquetear con ellos para ver si consigues una cita, y de paso descubres su identidad. Maia no es que le entienda mucho a las redes porque es uno de esos extraños y rarísimos casos de Millenials que no tienen ni idea sobre redes sociales. ¿En serio hay gente así en el mundo?

Diane y Barbara están con el caso de la semana. Su representada es Laura Salano, una millonaria clienta del bufete que quiere recuperar los óvulos que vendió años atrás cuando era una pobre chica con sueños, ilusiones, pocos billetes y ovarios saludables. El caso es un mero asunto de trámite puesto que el contrato le da la potestad sobre sus embriones u óvulos, pero Diane está más interesada en el visitante que acaba de cruzar las puertas de la firma porque es nada más y nada menos que Mike Kresteva.

Kresteva y Diane hablando

No se dejen engañar, Kresteva podrá tener rostro de ser uno de esos amigos con los que te puedes sentar horas a tomar café frente al Central Park y bailar en fuentes mientras sostienes sombrillas de colores, pero en realidad es un abogado desleal que gana sus casos inventando prácticamente cada palabra que sale de su boca y atacando a todo lo que tiene una yugular que pueda morder. Y, desgraciadamente para Diane y compañía, su nueva víctima es Bosseman, Kolstad y Abogados.

Kresteva no pierde la oportunidad de entrevistarse con Diane quien le conoce bien de los días cuando nuestro amado Chandler le hizo la vida de cuadritos a Alicia y Peter Florrick, pero Lockhart es bastante cautelosa como para no creer en nada de lo que el hombre dice, hasta que utiliza la carta del “hijo muerto” para dejar a Diane sintiéndose miserable por dudar de sus buenas intenciones.

Por su parte, Maia y Marissa descubren que sí se puede ligar por DM’s en Twitter, o eso me han contado, y al puro estilo Grindr de “envíame tu foto y yo te envío la mía”, Maia descubre que la cuenta no solo tiene su nombre, sino su cuerpo; las fotos son reales y solo pueden provenir de una persona. Si dijeron “Déjame adivinar, seguramente es el ex novio vengativo que no supera que Maia lo haya dejado por una mujer” ganaron 100 puntos del “Adivina el estereotipo sobre lesbianas que utilizamos esta semana en TV”.

A Diane y Lucca no les va tan bien con su caso. No solo los óvulos de su clienta fueron donados para la ciencia, solo sobrevive uno que ya fue fertilizado y está listo para ser insertado en el útero de otra mujer. ¿No aman el romanticismo de hacer bebés en estos días? Hablando de romance, Maia y Marissa visitan a Ted, el ex, para exigirle que desactive la cuenta falsa, pero como buen novio homofóbico y vengativo, Ted no solo se niega, sino que aprovecha para soltar el comentario ridículo de la semana porque, dado que no vemos a Amy por ningún lado, nos tienen que recordar cada 15 minutos que Maia tiene novia, por si acaso se nos olvida. Como a Rindell los tropos baratos en la narrativa no le hacen mucha gracia, descarga su ira en una gloriosa cachetada. Maia Rindell, luchando contra los estereotipos en TV una cachetada a la vez.

La celebración, sin embargo, no dura mucho y es que Mike Kresteva ha decidido demandar a toda la firma para presionarlos porque, ahora que es el asesor de la fiscalía sobre casos de brutalidad policiaca, Kresteva ha decidido que la mejor manera de reducir las demandas por violencia policiaca es evitar que existan.

Lucca decide que es tiempo de utilizar su arma secreta, así que acude con Colin para pedirle que le ayude. El apuesto abogado de la fiscalía acepta siempre y cuando ella acepte una cita con él porque no hay nada más dulce que una malteada de chocolate, si saben a lo que me refiero.

Maia continúa aprendiendo sobre las maravillas del internet, como el que una vez alcanzas la fama en redes sociales es prácticamente imposible detener la avalancha de artículos y notas falsas que la gente publicará sobre ti. En medio del caos, Maia recuerda que, de hecho, es una ABOGADA trabajando en un bufete de ABOGADOS y al fin decide utilizar estrategias legales contra su ex para evitar que continúe con el bullying, pero es poco lo que se puede hacer una vez has alcanzado el estatus de Meme de la semana. A quienes tampoco les va muy bien que digamos es a Diane y Lucca, quienes no logran evitar que el juez falle en contra de su clienta en el caso sobre el embrión.

Maia ha agotado todas sus armas para combatir a su ex, así que aplica la máxima de “Si no puedes contra el enemigo, hazle un perfil falso y comienza a trollearlo también”, y con ayuda de Marissa se dedica a contraatacar con su propia oleada de #FAKENEWS. A Ted no le hace mucha gracia desbancar a nuestra abogada como el chiste de la semana, así que acude a amenazarla a su oficina, pero Adrian Bosseman aparece al rescate y le asegura a Maia que, en su firma, los abogados se cuidan las espaldas entre si.

Prueba de que en medio de la tormenta siempre hay calma, Diane y Barbara comparten un raro momento de tranquilidad mientras reflexionan sobre el caso que perdieron. Las mujeres hablan sobre las cosas que dejaron ir por sus carreras, como la oportunidad de tener una familia, y por eso es que necesitamos el feminismo, porque esta clase de conversaciones nunca ocurrirían en una serie donde los protagonistas fueran abogados y no abogadas.

Diane tiene un momento de iluminación, producto de las tres botellas de vino que ya se bebió y logra encontrar un artilugio legal para revertir la decisión del juez y ganar el caso. Porque nada dice “protejamos a la familia natural” como discutir en la corte quien tiene derecho y potestad sobre un grupo de células que quizá algún día sean un niño rico de Chicago.

Hablando de niños ricos de Chicago, a pesar de que Maia ganó la batalla contra su ex, ha perdido la guerra contra el internet. Resulta que todo lo que publicas en la red no solo permanece ahí, sino que se multiplica (Apunten esto, chicas). Marissa le dice que lo mejor que puede hacer es dejarlo ser. Quien no lo va a dejar ser es Mike Kresteva porque el hombre está más que decidido a destruir la firma Bosseman, Kolstad y Asociados, un abogado a la vez y ya tiene a su primera víctima: Maia Rindell.

¡Y eso ha sido todo en esta nueva entrega de The Good Fight! ¿Qué le espera a Maia ahora que tiene un nuevo archienemigo? ¿Será que Diane y Barbara al fin encuentren puntos en común y conquisten al mundo? ¿Alguien sabe si Amy todavía existe? No olviden dejar sus comentarios debajo.