Si bien la semana pasada en Orange Is The New Black nos quedamos boquiabiertas con el squad de Taystee encargándose de las peticiones para las reclusas de Litchfield y Vauseman perfeccionando el camuflaje de la tipeja esa exnovia de Caputo (se llama Linda pero me cae mal), este capítulo viene cargado de más diversión.
Como ya les comentaba, Caputo frustra un posible ataque contra sus secuestradoras al encontrarse Linda, su ex, y como era de esperarse los demás guardias se molestan con él pues tenían una gran oportunidad para largarse de ahí y controlar la situación.
Leanne y Angie siguen haciendo de las suyas bajando los pantalones de las demás y al llegar con las latinas, eligen a Gloria como su víctima. Pero algo que no tomaron en cuenta es que la pistola por la cual comenzó todo este motín está en su posesión, Con un gran alboroto el arma cae al piso y en el arrebato, termina bajo en control de estas locas bromistas. Lo de locas es solo un decir porque ahora son las jefas de Litchfield.
La protagonista de este episodio es Alison Abdullah de la cual sabíamos poco a pesar de estar presente desde la temporada anterior, al ser aliada de Taystee, Cindy y Watson ha tomado mayor importancia. Ella toma el teléfono para hablar con su hija Farah con poco éxito cuando se topa con las supremacistas blancas, Yoga y DeMarco. Las mujeres estaban molestando a Judy King y esta, intenta convencerla de ayudarle a librarse de su captoras, obvio la manda por un tubo y de ahí partimos con su historia.
Alison tiene un esposo (Hassan) y una hija, tenía un matrimonio monógamo y tradicional hasta que se le ocurrió invitar a Sahar, una segunda esposa para Hassan y madre para su hija. En aras de hacer de Farah una niña fuerte y empoderada comienzan las discusiones con Hassan y la invitada pues ellos desean llamarle princesa, perforarle las orejas o dejarla seguir los estereotipos del género femenino, además comienza a sentirse celosa por su familia.
Sin embargo, a pesar de ser intencionado el trabajo de los guionistas y darnos a entender que quizá ese despecho es la razón por la cual Abdullah está en prisión, a lo largo de los cincuenta minutos no nos dan nada y nos dejan con la incógnita, como suelen hacerlo, incluso siendo un recurso típico para mantenernos atentas de vez en cuando sí deberían darnos más información de las reclusas, tan como pasó con el trasfondo de Black Cindy.
Judy King se las verá muy feas en este capítulo pues justo como a Jesucristo me la crucificaron, aunque no me cae bien, esa idea de que un grupo de neonazis te pongan en tal apuro merece toda mi empatía, Yoga y DeMarco siguen pensando que tiene un escondite secreto lo cual es mentira y le siguen el juego a Brandy, Helen y Kasey.
Suzanne, Maureen y Soso siguen en el espacio donde Poussey falleció y según mi Ojos Locos es posible que su espíritu siga ahí al escuchar al CO Coates en el ducto de ventilación. Lo más genial es que hacen un pentagrama en el piso y Taystee, Watson y Cindy se unen a su ritual por mera curiosidad. Todo se va a descontrolar, pues al estar T. y Soso siempre hay debate, la mejor amiga y la novia no suelen llevarse bien.
Poco se ha sabido de Sofía, pero en este capítulo se decide a buscar a la hermana Ingalls, lo más lógico era salirse de la prisión y lo hizo sin obstáculos, al escapar fue enviada a máxima seguridad donde supo de la posible liberación de su gran amiga.
Las meth-adictas tienen la gran y divertida idea de hacer un show de talentos, ya que tienen el poder y los protagonistas serán los rehenes, Josh, Caputo, Luschek, Stratman, Dixon, Davis y McCullough; nuestras jueces, Leanne, Angie, María y la zorra de Connecticut y la presentadora Big Boo. Todos hicieron un show muy pobre, Caputo terminó en un baño portátil por perdedor, pero Stratman hizo de chippendale y todas las chicas se volvieron locas con su presentación, hasta yo que soy lesbicanaria le pondría un diez. Esta es una parte que no debes perderte.
Dejé lo bueno para el final, puesto que Alex sin intención de ser la líder de la rebelión antimotín al estar fuera de las instalaciones se convirtió en una especie de Dalai Lama de Litchfield. Su deseo de estar fuera de todo el alboroto y su expresión tan pacífica inspiró a muchas, entre ellas Dayanara de alejarse de la zona de conflicto. Piper está muy fuera en este episodio, pues solo se le observa en algunas escenas con Vause planeando su futuro fuera de la cárcel.
El final es tanto escandaloso como cómico pues un acercamiento de la prensa en prisión captura unas imágenes de Judy King siendo agredida por las supremacistas cubiertas con yihabs lo cual es ultra ofensivo. Esperen el recap del capítulo 5 y dejen sus comentarios ¿Qué le deparará a Vauseman? ¿Les quitarán la pistola a Leanne y Angie?
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