Voy a hacerte el amor

Voy a hacerte el amor a besos. No sé si te acuerdas de cuando julio dio a luz a esto que no deseamos “etiquetar”.

¿Alguna vez has hecho el amor al sol?

Tu espalda es poesía para mí. Y cada lunar compone estribillos en los que yo, encantada y dichosa, me enredaría. Cada peca de tus mejillas dibuja la ruta que yo elegiría para perderme en ti.

Tú hablas cuatro idiomas:

El idioma Invernal, en el que deseas dormir “cucharita” escuchando la Lluvia recitar para acabar haciendo el Amor.

El idioma Veraniego, en el que las mayúsculas apuntan al cielo de madrugada, recostadas sobre la cima de una Montaña, haciendo el Amor.

El idioma Otoñal, en el que lo que más nos abriga es caminar de la mano por el manto del Bosque con sigilo, para no despertar a esas hojas que descansan, y tendernos sobre ellas para hacer el Amor.

El idioma Primaveral, en el que lo único que importa es caminar abrazadas y descalzas por alguna Pradera de colores dulces, masajeando nuestros pies con suavidad para así, enlazadas siempre, hacer el Amor.

Y en cada caricia besada llenarnos de pasión y complicidad, como solo dos mujeres saben hacerlo, como solo nosotras nos atrevemos a cumplir. Y saborear el gozo de nuestros intensos orgasmos viéndonos dentro de los ojos. Eso es lo que quiero cuando te haga (el) Amor.

Yo hablo un único idioma, el de los versos, que se adapta a cualquier estación. Voy a hacerte el Amor a versos.

Cuál es tu libro preferido

Esta noche tú eres mi libro preferido. Quiero pasar mis dedos por tus hojas una y otra vez. Olerte, como hago con los libros. Sobre todo, aquellos que ya tienen historia, que no vienen “empaquetados”, que cuentan con algunas cicatrices entre sus hojas.

Quiero que seas ese libro, cuyas páginas, párrafos, oraciones, frases y letras, me revelen un mundo nuevo todos los días. Y después de leerlo, y leerlo y volverlo a leer, seguir descubriendo algo diferente en él. Ese libro que no me canso de apreciar…

Ese único libro que me acompaña todas las noches. Ese libro que me hace dormir pero no de aburrimiento ni mucho menos, sino que exprime tanto en mí que todos mis sentidos están centrados en él, que me quita las fuerzas y caigo rendida. Ese libro que se queda sobre mis pechos mientras yo, sin darme cuenta, me duermo soñando con él. Ese libro que, con tan solo mirarlo, me calma.

Ese libro que quiero proteger del paso del tiempo y al que no quiero que se le arruguen las hojas con el paso de la vida. Eres tú, mi Corazón lo sabe.

¿Y tú? ¿Cuál es tu libro preferido?

No solo las palabras se las lleva el viento

Hay quien es un árbol incrustado en la tierra; hay quien es una hoja acunada por el viento. Ella es una hoja de arce que viaja sin ataduras ni fronteras, feliz. Yo nací sauce, el árbol más melancólico que existe. Anclada en lo seguro, meciéndome por la ventisca sin dejar de estar en el mismo lugar, lo que más ansiaba era vivir y flotar. Envidié la libertad de las hojas, hasta que una de arce me explicó que somos compañeras aunque nos llamemos diferente. La vida nos unió por varias razones; esos motivos se alojan en nuestros corazones.

Si algún día el viento se vuelve huracán y nos separa, recuerda que tus hojas siempre serán parte de mis ramas.