El lado más lesbicanario de OT 2017

Lesbicanarias, preparaos porque llegó el momento de que hablemos de OT. Si vivís en España y no sabéis de qué estoy hablando supongo que viviréis debajo de las piedras porque el programa es ya todo un éxito de audiencia y TT diario en Twitter casi desde el primer día de su emisión. ¡Muy loco! Para quienes no, os cuento: Operación Triunfo es un programa musical en el que un grupo de concursantes es seleccionado para entrar en una academia en la que reciben clases de canto, interpretación, baile… y ensayan diferentes canciones para defender el día de la gala semanal, donde se juegan su continuidad en el concurso. OT fue recuperado este año por TVE después de que el formato fuese quemado y destrozado por Telecinco hace unos años y lo ha hecho convertido en un nuevo fenómeno social que creo que no se veía desde aquella primera edición de los Bisbal, Rosa, Bustamante o Chenoa.

¿Y cuáles son las causas de este éxito? Pues un casting de chicos y chicas muy jóvenes, con talento, naturalidad y que representan valores e ideas con las que la generación más joven se suele identificar. En general, un rejuvenecimiento del formato que choca con la idea más rancia y conservadora de TVE, casi hasta parecer una isla en medio del discurso ideológico que muestra la cadena pública española. Algo en lo que también tiene mucho que ver la elección del profesorado, como en el caso de los Javis, encargados de las tareas de interpretación. Y así es como surgen fantasías como estas:

Cuando en clase de improvisación los concursantes dejados a su libre albedrío deciden representar besos entre personas del mismo género o relaciones abiertas sin darle más vueltas porque sale así y punto. En el primer caso un besazo de Aitana con Ana Guerra (rebautizada como Ana War, quedaos con este nombre y, sobre todo, con esta cara) y en el segundo entre Amaia (reina de España) y la actriz Anna Castillo, que acudió de invitada a la clase junto a Brays Efe para acompañar, ayudar y dar consejos a los chicos. La clase entera no tiene desperdicio y ES UN PREMIO PARA LOS OJOS. Si queréis ir directamente a las historias lesbicanarias id al minuto 1:20:00. La primera más mamarracha y cómica con Miriam como reina absoluta, la segunda mucho más emotiva y bien interpretada con un besazo de varios segundos de esto que piensas DAMN, GIRL, ojalá Anna Castillo nos besase así a todas. QUEREMOS LA SERIE ENTERA YA.

Yo ya shippeo #Annaia. Dadme una temporada de 20 capítulos sobre esto POR EL AMOR DE DIOS.

Pero OT no es sólo una clase de interpretación y a lo largo del concurso nos han dejado muchos detalles como los picos amistosos entre Ana y Aitana y la naturalidad de los concursantes para hablar de estos temas o para corregir a sus propios compañeros. Ejemplos claros cuando nuestra idolatrada Ana War afeó a Cepeda un comentario homófobo o cuando dijo que ella no cambiaba jamás la letra de una canción de amor al masculino, que una mujer puede dedicar una canción de amor a otra mujer, que qué va a ser esto. O cuando Marina (con su pulserita de la bandera arcoiris durante toda su estancia en el concurso) explicó tranquilamente que ella de hetero no tenía un pelo y que su novio es un chico trans, regalándonos un reencuentro y besazo no normativo en el prime time de la televisión pública que es ya un momento histórico.

Representación queer y trans en TVE. Pedid un deseo. RÁPIDO.

¡Te queremos Marina! Próxima pregonera del Orgullo PERO YA.

La elección de temas ha ayudado también a hacer galas muy muy gays (escuchadme bien, MUY GAYS) con temas como la “Revolución sexual” o “A quién le importa” de apertura grupal de las galas y dúos de amor entre chicas (Amaia y Ana con “Todas las flores”) y entre chicos (Raoul y Agoney con “Manos Vacías” y beso final incluido en la propia interpretación). Aunque quiero apuntar que creo que las galas han ido totalmente a rebufo del ambiente visto en la Academia en el canal 24 horas de Youtube y han tenido que ir ajustándose conforme pasaban las semanas. Lo rancio y heteronormativo de TVE se notaba más en ellas, algo que parecen haber ido atenuando con el tiempo. Porque cuando enciendes el 24 horas y ves a Aitana y Amaia deseando que les pongan una interpretación bollera en su canción y diciendo que al final lo importante es de quien te enamores y no el género de la persona, a los Javis hablándoles en clase de cómo el PP votó en contra de la ley del matrimonio igualitario, cuando les da igual besarse con quien sea por el bien de las clases o la interpretación de la canción y ves que los concursantes ya no temen compartir su identidad no heteronormativa en público como sí pasaba en otras ediciones, compruebas cómo cada vez más las nuevas generaciones están más abiertas a la diversidad de una forma natural e incuestionable. Y por eso hay que brindar.

Quizás el concursante que más descoloca en medio de todo esto sea Cepeda, un arquetipo de cantante más cercano a la masculinidad tradicional y que concentra en redes a la audiencia más heteronormativa del programa. Pero mejor no hablemos de Cepeda y su fandom porque tiene mucha telita el tema y corro el riesgo de encenderme.

Yendo un pasito más allá de las canciones, podemos entrar en el tema reality y descubrir el maravilloso #Warmi, el ship más popular entre las lesbianas y bisexuales que siguen el programa. Está formado por Ana War y Mimi, dos de las concursantes que han demostrado una amistad más estrecha a pesar de que Mimi fue la primera expulsada de la edición. Warmi es mucho Warmi y, más allá de la naturaleza de su relación, por favor, si vais a shippear, shippead con respeto, ya que Ana War tiene novio fuera y no hay signos de nada que implique una relación romántica. Hay, eso sí, una química muy bonita, un apoyo mutuo y cariño muy profundo entre ambas que nos ha dejado cosas tan heavys como la actuación de Lady Marmalade en la gala especial de Navidad.

Mucho magreo y mucha tensión sexual, como corresponde a una actuación de estas características + una amistad ya bastante íntima y consolidada = chispas y desmayos colectivos. Os lo dejo por aquí for science reasons.

Sí, ya lo sé, amigas. Welcome to warmi. Sentaos, tenemos refrigerios y abrazos para todas.

Podríamos especular sobre la orientación sexual de unas o de otros y rumores varios (el de que Ana War pone en su Facebook “interesada en chicos y chicas” se ha probado real, pero una ya no sabe a qué atenerse cuando hay chicas hetero que bromean con estas cosas), pero creo que no es nuestro papel como audiencia y deberíamos centrarnos en apoyarlas si nos gusta su participación en el concurso y, en todo caso, shippear sanamente relaciones bonitas sin faltas de respeto a parejas ni montarse películas de Hollywood. ¡Siguen siendo shippeos, no os vengáis abajo!

De una u otra manera seguro que si veis Operación Triunfo ya estáis en el equipo Ana War, porque no hay mujer más sexy, más guapa, más buena persona, con más rollazo en ese programa que nuestra Bikina, patrona y diva de todos los gays y todas las lesbianas y bisexuales del país. Amén.

Ojalá me pisase la cara

Que además es, de lejos, la que más ha evolucionado de toda la Academia. De tapada y cuando muchos no daban un duro por ella (me incluyo, ya que yo siempre la vi entre las primeras expulsadas) a convertirse con el paso de las semanas en una de las más queridas por el público, comerse el escenario y crear actuaciones memorables convertidas ya en himnos.

Todo por trabajo, por actitud y porque se lo ha currado como la que más. Y es una cosota. ¿Por qué tan bella? Además de carne de cañón para todo tipo de memes.

No pasa nada si no sois de Ana War, hay muchas chicas talentosas, majas y guapas. Igual sois más de Mimi. O de Miriam (ojalá Miram me pegase una hostia tbh). O igual os molan profes como Laura Andrés (no sois las únicas, creedme). Eso es lo de menos. Lo importante es que podéis shippearlas a todas con todas. Y podéis disfrutar de todas sus actuaciones porque las tenéis toditas en el Youtube oficial del programa. Mujeres apoyando a mujeres, ¿qué hay más bonito? ¡Viva el amor! ¡Viva OT!