Tras “Respira, ya estás fuera”, que tuvimos la oportunidad de reseñar aquí, nos encontramos frente a la segunda novela de Noelia Blanco. “Salida 6” sigue en cierta manera los pasos de la obra anterior, en el sentido de que se expresa con un estilo muy similar, fresco, directo y entretenido.

La trama de esta segunda novela se encuadra en Barcelona. Lia es una chica muy independiente, de profesión ligada al mundo de las artes: se dedica a diseñar tatuajes y llevarlos a la práctica en una tienda propiedad de su madre. Los diseños de Lia son absolutamente espectaculares, creativos, llenos de magia y de vida. Poco se imagina lo útil que le serán en un futuro cercano sus conocimientos sobre los símbolos y emblemas que mucha gente lleva para siempre marcada en su piel.

Todos los días desayuna en un bar cercano. La camarera, Ana, ejerce sobre ella una especie de magnetismo que no puede ignorar, por ser más que evidente. Simplemente, le gusta Ana. Le gusta muchísimo.

Lia no está demasiado acostumbrada a este tipo de sensaciones y sentimientos. Ciertamente, ha conocido a varias chicas, con las que ha intimado más o menos. Pero, aparte de sexo y algún devaneo emocional, no siente que haya vivido nunca nada serio.

Lo de Ana es distinto por completo: literalmente espera el momento en que le sirve el café. Es un café reconstituyente, energizante, estimulante…rico de verdad. Pero lo mejor del café es, sin lugar a dudas, que se lo sirve Ana todas las mañanas. Eso es lo que lo hace especial, lo que lo convierte en el café perfecto.

Lia no se atreve a dar el primer paso. Su madre, que apoya a Lia de forma absoluta, se encuentra siempre al quite y trabaja eficazmente en la tarea de que su hija se decida de una puñetera vez a entrarle a la muchacha que ocupa su corazón. Las dudas de Lia se centran en si Ana entiende o no entiende. Si entiende, estupendo, porque se le pueden tirar los tejos sin problemas; si no entiende… puede que salga disparada tras el lanzamiento del primer tejo.

La mamá de Lia procura tranquilizar a su dubitativa hija. En realidad, razona, no pierde nada, porque si Ana no recibe bien las propuestas amorosas, tampoco es para tanto. Pero sí sería para tanto perder la ocasión de que corresponda al sentimiento tan diáfano y potente que embarga a Lia.

Vamos, que por no atreverse, quizás pase la oportunidad de encontrar a su media naranja.

Tras estas vicisitudes tan propias de un cortejo entre chicas, Ana entra en la vida de Lia y lo hace con buen pie. Ana, al contrario que su recién estrenada novia, no cuenta con una familia abierta. Más bien todo lo opuesto: en concreto su padre es furibundamente contrario a la orientación afectiva y sexual de su hija. No soporta, ni comprende, ni acepta, ni tampoco respeta el hecho invariable y cierto de que Ana es lesbiana. Esto provoca, como es natural, tremendos disgustos en la interesada y algún efecto colateral en sus relaciones amorosas. Ana, por supuesto, está en el armario, tanto en el trabajo como en el ámbito familiar. Y todas sabemos qué significa eso.

El miedo es una sensación que, por desgracia nos acompaña a lo largo de nuestra vida. El miedo es una sensación tan personal, que cada uno de nosotros la sentimos de manera distinta, es tan peculiar que a cada uno le afecta de una manera, siendo cada una tan válida como cualquiera. El miedo es una putada.

Como la situación de Lia es absolutamente distinta, porque ella está arropada por su madre, el resto de la familia, las amistades…en fin, por todo su entorno, lógicamente, esta diferencia en el estado vital de ambas puede provocar algún que otro roce. Nada grave que no pueda dirimirse con comprensión por una parte y esfuerzo por la otra.

El esfuerzo de Ana resulta evidente, llegando un momento en que integra a Lia en su familia (excluyendo a su padre, claro está, porque éste es un caso perdido).

Pero, como de preocupaciones está llena la vida, cuando más tranquilas, felices y centradas en su relación estaban nuestras chicas, algo grave viene a perturbarlas.

— ¿Lia? —preguntó una voz que aunque quería resultarme familiar, su grado de nerviosismo hizo que no la identificara. — ¿Lia? Tienes que venir al hospital…

A partir de ese instante, Lia vivirá una auténtica aventura en la que, para salvar a Ana, no dudará en colaborar con una investigación policial y en correr toda clase de peligros. Y en esa búsqueda, jugará un importante papel la salida 6 de una autopista. “Salida 6” tiene los ingredientes propios de una historia romántica bien trabada, pero que además cuenta con el aliciente de que una parte del argumento se encuentre enfocada al riesgo, la emoción y la intriga.

La trama amorosa es agradable, con conflictos cercanos y reales, que dan autenticidad a la relación que establecen las dos protagonistas. El sexo también está presente, con dosis generosas, pero equilibradas dentro del cuerpo de la narración. En cuanto a la parte de la aventura, ocupa también un espectro importante de la extensión total de la novela y, como decía anteriormente, es un buen incentivo que impulsa a leer hasta el final.

Por todo ello, resulta una buena opción de lectura si lo que buscáis es una narración ágil, entretenida y de trama romántica con un componente de novela policíaca. Que la disfrutéis, si os apetece.

Edición que cito: Blanco, N. Salida 6. Ebook. Edición Kindle. 2017.