La última vez que hablamos sobre Batwoman, Kate había conseguido aceptar y conectar con su lado oscuro para vencer al espantapájaros. El único problema es que no hay descanso en la vida de la heroína. Apenas terminó con uno se encontró y con una nota de Safiyah diciéndole que si quiere salvar a su hermana tiene que volver a casa.

Nuestro cómic comienza con Batwoman volviendo al barco para descubrir que Julia ha desaparecido. Algo que la cabrea de sobre manera porque se siente culpable por haberse enredado con lo de Safiyah y no estar ahí cuando su compañera de aventuras la necesitaba. Mirando las pistas en el barco, Kate es capaz de descubrir que Julia luchó a muerte por que no se la llevaran, hay sangre y una especie de trozo de cerámica que le sirve para empezar a investigar.

Mientras tanto en Giza, vemos que un grupo de hombres disfrazados con unas máscaras de cerámica secuestran a un joven que estaba haciendo turismo y se lo llevan a una especie de fábrica abandonada donde nos encontramos con un villano horrorosamente conocido. ¡Es el Profesor Pyg! Un asesino en serie cuya misión vital es pillar a gente, lobotomizarla y crear «muñecas» así que les pega una cara de cerámica y los convierte en «Dollis» que están a sus ordenes porque no tienen voluntad propia.

¡Este cerdo tiene atrapada a Julia! (Nunca mejor dicho lo de cerdo) y pretende convertirla en uno de sus acólitos. ¿Y cómo ha dado con ella se preguntarán ustedes? Pues es que Julia lleva meses investigando las desapariciones de turistas y por fin había descubierto quién estaba detrás, así que Pyg mandó a sus Dollis a atraparla.

Kate consigue llegar a esta conclusión después de analizar la cerámica que encontró en el barco y descubrir que está mezclada con huesos humanos. ¡Miedo! El caso es que gracias a eso decide vigilar por las noches y encuentra a los dollis que la llevan hasta donde está el Profesor Pyg. Y ¡menos mal! porque estaba justo por ponerle una nueva cara a Julia y la de ella ya es perfecta, no necesita retoque alguno.

A nivel físico, el profesor Pyg no tiene ninguna oportunidad contra Kate que al momento lo tiene controlado, pero un villano de este tipo siempre tiene más ases bajo la manga. Así que para sacarla de quicio le dice que ha oído mucho de ella porque su amiga Alice (la hermana de Kate) le contó que siempre llega un poco tarde a todo y nunca puede salvar a todo el mundo.

Kate se distrae lo suficiente como para que Pyg le encaje un garfio y salga corriendo. Y a pesar de que Batwoman le lanza tres mini batarangs que le dan por la espalda, el profesor alcanza a escapar y encima cuando Julia le pregunta por los otros prisioneros se da cuenta de que, Pyg jugó con su mente para entretenerla en lo que acababa con los demás. Una vez más ha llegado demasiado tarde.

El peso de esa realidad es como una loza de cemento para Kate, que como ya sabemos tiene problemitas psicológicos y siente que jamás es suficiente. Julia le intenta consolar diciéndole que si bien no salvó a todo el mundo, hizo todo lo que pudo y consiguió salvara a un montón, pero Kate está cansada de fallar o de no conseguir tener éxito completo en sus misiones, la justicia como ella la imparte no está funcionando y está dispuesta a cambiarla.

Me ha gustado ver a Kate afectada porque cuando llevas tanto tiempo mezclándote con lo peor de los villanos del mundo, es normal que te toquen del cerebro. Además, sabemos que Kate es perfectamente capaz de lidiar con su lado oscuro. Así que en vez de entrar en depresión total decide que seguirá el consejo de Safiyah y volverá al lugar donde empezó todo para reconstruirse a sí misma.

Y hasta aquí nos quedamos en Batwoman 11. Este número está desconectado de la serie en general porque es una especie de «descanso» de la historia. De hecho, no está escrito por Marguerite Bennett sino por Kate Perkins y se nota un montón el cambio de estilo. Igual me ha gustado como «filler», pero ¡quiero volver ya a la historia principal!