Marina acaba de salir de un matrimonio desdichado: su marido la ha traicionado, poniéndole los cuernos a base de bien. Ella ha tenido que reinventarse a sí misma, ha conseguido trabajo y también ha conseguido encaminar su vida por derroteros más orientados a la felicidad. En los momentos más bajos, tuvo la suerte de encontrar una amiga en un foro literario de internet. Se llama Montse y, como ambas estaban en situaciones tristes (Montse acababa de perder a su madre), se apoyaron mutuamente y esta ayuda recíproca fortaleció su amistad.

Montse vive en un pueblo costero de la provincia de Alicante llamado Guarda Río. Tras una escapada a Madrid para conocer personalmente a Marina, decide corresponder y la invita a disfrutar de unas vacaciones en su casa. Como pasa el tiempo trabajando en el bar de su padre, la vivienda quedará a disposición plena de Marina, a quien acompañará su hija Ana en la segunda quincena del mes de vacaciones.

Guarda Río resulta ser un pueblo encantador, como encantadora es también la gente de Montse. Tanto su padre, como la totalidad de sus amigos, forman un grupo muy agradable y óptimo para la compañía. Marina comienza a sentir que necesita soltarse, volver a vivir libre, dejando atrás su divorcio y sus modos de “maruja durmiente”, como ella misma se autodefine.

En seguida conoce a Noelia, gran amiga de Montse, simpática, atractiva, fotógrafa y…lesbiana.

Noe pronto llega a interesarla. Marina no se pregunta en ningún momento por qué ella, anteriormente hetero oficial, tiene sentimientos importantes por Noelia. Simplemente se deja llevar por lo que siente, sin poner nombres o comerse la cabeza con conflictos infructuosos. Noelia lo tiene igualmente claro, le gusta Marina. Y poco a poco, sin forzar la marcha, ambas terminan avanzando en lo que podría ser una relación interesante.

Pero, sea lo que sea aquello hacia lo que quieren caminar, existe un importante obstáculo: la distancia. Noe no se va a mover de Guarda Río, porque allí está su profesión, su vida y su creatividad. En Madrid también tiene Marina muchas cuestiones que no desea abandonar: su madre, el trabajo que tanto le costó conseguir y la resistencia lógica a cambiar a su hija Ana de colegio y de amigas.

El tema central de «Sigo tus huellas» quizás es cómo funciona una relación a distancia (y cómo no funciona cuando no funciona). Sus características principales suelen ser: sufrimiento por la lejanía de la persona amada, ansiedad por el encuentro, continuas visitas para aminorar el efecto de la ausencia, comunicaciones constantes por otros medios (con el mismo objetivo) y ciertos conflictos originados por el proyecto –siempre latente- de estar juntas.

En la novela se desarrollan también otras situaciones, referidas principalmente al grupo de amigos de Montse, que pronto lo son también de Marina. Como ya habíamos anticipado, es una pandilla variada y heterogénea, que da mucho juego en la narración. Si tuviera que destacar algún episodio, podría decantarme por subrayar lo interesante de incluir la problemática de una pareja heterosexual, con dudas sobre cuál es el tipo de relación que quieren mantener. Esta situación resulta un tanto especular respecto a la situación que viven Marina y Noe, y genera una perspectiva infrecuente y sugestiva.

En suma, “Sigo tus huellas” es una novela de tipo romántico que se ambienta principalmente en un hermoso pueblo de la costa mediterránea, cuya lectura es por completo recomendable si lo que buscáis es una historia de amor con altibajos, desarrollada paso a paso y con sorpresa final.

Que la disfrutéis, si os apetece.